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miércoles, noviembre 12, 2025

Análisis-Reseña del poema: TODAS LAS VENTANAS PRONUNCIANDO TU NOMBRE - La Dueña de Aquel Diciembre



TODAS LAS VENTANAS PRONUNCIANDO TU NOMBRE

Número de versos: 51

Libro: (La dueña de aquel diciembre).

ISBN: 979-8608843778) 1987, publicado en 2020

 

No sucedía nada.

Sin tu mano en mi hombro,

sin tu aliento en mi pelo,

no sucedía nada.

 

Y el tiempo no pasaba.

Las sábanas dormían

en una escena triste

sin pretender dormir.

Imagino que llegas.

 

Tu falda y tu cintura,

un beso y un botón

desabrochado, roto.

 

Tu forma blanca y firme,

tan masturbada en flores

que el mapa de tu cuerpo

irrumpe en mi cerebro

cargado de estaciones.

 

En esta habitación,

donde sobran desiertos

en tu cuerpo y en el mío,

las delgadas arterias

de tu piel y del aire

desbaratan sus lienzos

con la rabia de un dios

tan sobrado de amor

que desviste a la espiga

balanceada en sus vetas.

 

Alguien me está mirando.

La habitación es blanca

y tus piernas avanzan

deshojando la atmósfera.

Tu boca sin pudor

arrastra hasta mis muslos

los restos de un brasier

tirado por el suelo.

 

Aquí llegan cerezas

con la vida flotando

directa a mis verdades

y todo su cabello

con signos de desorden.

 

Y tus manos se escurren

al silo de mi pecho,

con todas sus vigilias

esperando tu aliento,

con todas las ventanas

pronunciando tu nombre.

 

La media noche cruje.

Soy causa de su amor.

Ya no me siento solo.

Me ama.

Estoy saciado.

 

Análisis centrado en la personificación de las ventanas y su impacto en el significado del poema:

Análisis de la Personificación

1. La Voz de la Obsesión

La frase "Todas las ventanas pronunciando tu nombre" no es solo una decoración, sino un reflejo del estado mental del yo lírico.

Personificación: Las ventanas, objetos inanimados, adquieren la cualidad humana de "pronunciar" o hablar.

La Casa como Mente: La casa (y sus ventanas) actúa como una extensión de la mente del poeta. Si él está obsesionado con el nombre de la amada, entonces todo lo que lo rodea repite ese nombre. El deseo es tan grande que satura el ambiente.

El Eco de la Soledad: Inicialmente, al principio del poema, este pronunciamiento es un eco de la soledad. Las ventanas gritan el nombre, pero la persona no está, lo que subraya la frustración y la espera vacía ("No sucedía nada").

2. La Estructura de Anillo (Ring Structure)

Lo más interesante es cómo el poeta utiliza esta imagen al principio y al final del poema, creando una estructura circular o de anillo:

Inicio "Todas las ventanas pronunciando tu nombre

No sucedía nada.

Sin tu mano en mi hombro,

sin tu aliento en mi pelo,

no sucedía nada.

 

Angustia. El nombre es un lamento, una súplica que no recibe respuesta.

Final "...con todas las ventanas pronunciando tu nombre". Plenitud. Después del éxtasis, el nombre es un cántico, la confirmación de que la presencia amada ha llegado y ha saturado el universo del poeta, disipando la soledad.

Al repetirse al final, la frase demuestra que el nombre de la persona amada es el eje central y el motor de toda la experiencia narrada, transformando la realidad: lo que empezó como un síntoma de ausencia se convierte en una celebración de la presencia. En resumen, figurativamente las ventanas son el termómetro de la pasión del poeta.

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viernes, octubre 04, 2024

No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas.- Análisis del poema, por Javier Amable

 


No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas

Autor: Alonso de Molina

 

     No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas. Ni siquiera es preciso que haya nacido un viernes, pero sería oportuno que ella tenga la risa de un día como el jueves, pues bien pudiera ser que le crecieran pétalos y germine en sus flores hasta hilvanar los círculos de un bosque donde aguarda el helecho para abrir paso a los solsticios y descoser el karma y sus escamas, renaciendo otra vez, de entre los tiempos, única.

Tampoco es necesario que trepe por los muros para contradecir las hormas de la geometría pretendiendo alcanzar los alfas y omegas de la divinidad, pues si de amar se trata, ella ama a sus plantas y a sus gatas, ama su consabido mate y ama sus ojos, (y quizá los míos), y ama caminar como un rayo inviernos, primaveras, otoños y veranos, creciéndoles las huellas desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas.

     Por poner un reparo, tendría que decir que la prefiero fresca, como recién cogida de un campo de cerezas y buscara mis párpados para perderse en busca de un pecado. Que prendida en el vientre de la música rompiera los tambores y afirmara que sí, que existe un mundo desbordado de yerbas y de aromas que crecen día tras día entre sus huesos.

     En verano buscamos los racimos huyendo hacia la luna. A veces me parece un sueño que llega hasta el invierno. Ella borra bostezos a la noche, esquivando las dudas de su cuerpo, mientras caen rendidos por su cuello, mis dientes uno a uno muy despacio.

     Podría ser aurora proclamada, y no lo es. Es tan solo un retazo de un mar que un día cambió de tierra buscando hundir los besos donde sus pies naufraguen junto a mí. Hay que amarla cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida. No es difícil amar, ya digo, a una mujer que riega sus macetas.

 

Análisis del poema por Javier Amable

 1. Estructura y métrica:

El poema no sigue una métrica fija ni está sujeto a un esquema de rima formal. Es un poema escrito en verso libre, lo que da al autor más libertad para jugar con la musicalidad del lenguaje y las imágenes, sin la restricción de las reglas métricas tradicionales. La falta de rima y métrica específica no afecta su fluidez, ya que el ritmo está guiado por la cadencia interna de las palabras y los encabalgamientos. Este uso del verso libre es coherente con la temática de la naturaleza, la libertad y el fluir del tiempo que se exploran en el poema.

 2. Lenguaje y estilo:

El estilo es poético y reflexivo, con un uso de imágenes detalladas y sensoriales que evocan la naturaleza y el tiempo. El lenguaje está cargado de sutileza y lirismo, presentando un discurso que se mueve entre lo cotidiano (regar las macetas) y lo metafísico o espiritual (el crecimiento, los ciclos, el karma, los solsticios).

El tono es intimista y, al mismo tiempo, algo contemplativo. Hay una constante reflexión sobre lo que es amar a la mujer que riega sus macetas, no desde lo grandioso ni lo épico, sino desde lo sencillo, lo cotidiano, lo esencial. Esto refuerza la idea de que amar no es un acto complicado, sino que se manifiesta en los pequeños gestos de la vida diaria.

El poema está salpicado de frases largas, con pausas internas, que favorecen un flujo pausado y meditativo, como si el poeta se tomara su tiempo para contemplar y saborear las sensaciones y pensamientos que evoca la mujer. Al no ser un poema formalmente rimado o sujeto a métricas rígidas, este uso del ritmo refleja una sensación de libertad, coherente con el carácter libre de la mujer y su relación con la naturaleza.

 3. Imágenes:

El poema está cargado de imágenes ricas y simbólicas, que contribuyen a crear un ambiente sensorial. Algunas de las imágenes más destacadas son:

- “Mujer que riega sus macetas”: La acción de regar macetas evoca un acto de cuidado y conexión con la vida. Las plantas son símbolo de crecimiento, renovación y fertilidad, y, al ser cuidadas por la mujer, reflejan su capacidad de nutrir y crear belleza.

- “Le crecieran pétalos y germine en sus flores”: Una metáfora que asocia a la mujer con las plantas que cuida, como si ambas estuvieran entrelazadas en un ciclo natural de crecimiento y vida. La mujer no solo cuida la naturaleza, sino que es parte de ella.

- “Renaciendo otra vez, de entre los tiempos, única”: Aquí se introduce la idea de renacimiento y unicidad. La mujer es presentada como una figura única, que trasciende el tiempo y las estaciones, pero sin perder su conexión con la naturaleza.

- “Cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida”: La comparación de la mujer con una reina que zurce no solo denota su cuidado y dedicación, sino también su poder, aunque sea en un reino más humilde y personal. Los “cantos sin medida” evocan la naturaleza infinita y libre de su ser.

 4. Palabras clave:

- “Riega sus macetas”: Esta imagen principal sugiere tanto el cuidado como la conexión con la vida y la naturaleza. Las plantas, aquí, representan la capacidad de amar en lo cotidiano.

- “Pétalos”, “flores”, “helecho”: Todas estas palabras relacionadas con la naturaleza sugieren el ciclo de la vida, el crecimiento, la fertilidad y la transformación.

- “Solsticios”, “karma”: Introducen una dimensión cósmica o espiritual, conectando a la mujer con los ciclos del universo y las fuerzas invisibles que gobiernan la vida.

- “Paciencia”: Resalta la naturaleza tranquila y lenta del amor descrito, el cual se manifiesta a través del tiempo y la dedicación.

- “Reina”: Aunque no en el sentido de majestuosidad pública, el uso de esta palabra sugiere que la mujer tiene un poder interno y una dignidad en su forma de existir.

 5. Figuras retóricas:

El poema está repleto de metáforas, símiles y símbolos, elementos que le otorgan profundidad y riqueza. Algunas de las figuras más destacadas son:

- Metáforas:

   - “No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas”: Esta frase funciona como una metáfora extendida en todo el poema, donde la acción de regar macetas se convierte en un símbolo del tipo de amor que se describe: uno simple, natural, y enraizado en el día a día.

   - “Le crecieran pétalos y germine en sus flores”: La mujer es vista como parte del ciclo de vida de las plantas, lo que subraya la idea de conexión con la naturaleza.

   - “Zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida”: La acción de “zurcir” crea una metáfora para el cuidado y el arte de la paciencia, mientras que el “dominio de cantos” evoca una habilidad innata y libre.

- Imágenes sensoriales:

   - “Como recién cogida de un campo de cerezas” introduce una imagen táctil y gustativa, evocando frescura y tentación.

   - “Creciéndoles las huellas desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas” mezcla lo visual con lo táctil, dándole vida a la idea de caminar por las estaciones de la vida.

- Símbolos:

   - “Cerezas” puede simbolizar el placer, la frescura, o incluso lo efímero.

   - “Helecho”, “solsticios” y “karma” son símbolos de ciclos, eternidad y conexiones espirituales que trascienden lo inmediato.

 

 6. Temática:

El poema explora el amor en su forma más sencilla y pura, alejándose de las concepciones grandilocuentes del amor romántico. Aquí, amar es estar en sintonía con la naturaleza, con los ciclos de la vida, y con los pequeños gestos cotidianos que constituyen la existencia. La figura de la mujer es casi una extensión de la naturaleza misma, con su risa, sus plantas y sus gatas.

 

También hay un componente de espiritualidad y transcendencia. Se mencionan conceptos como el “karma”, los “solsticios” y los “ciclos”, lo que sugiere que la mujer no solo es amada por lo que hace o por su presencia física, sino por cómo encarna ciertos ritmos universales más profundos.

 

 Conclusión:

Este poema es una oda al amor cotidiano, a la belleza y al misterio que residen en lo aparentemente simple. Utilizando el verso libre, un lenguaje cargado de imágenes sensoriales y un tono íntimo, el poeta crea una atmósfera de contemplación y reverencia. La mujer que riega sus macetas se convierte en símbolo de una conexión más profunda con la naturaleza, el tiempo y la vida misma, y amarla es entrar en sintonía con esos ciclos.

 

El poema es parte del libro Proclamado en ti, del autor Alonso de Molina, dedicado a su esposa.





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domingo, mayo 07, 2023

Tomar del alba el fósforo y la mano de niña de mi madre. Feliz Día a Todas las Madres del Mundo




Tomar del alba el fósforo y la mano de niña de mi madre, con sus tintes sardónicos dormitando a la sombra de una constelación de cosmos, fueron, sí, nueve astros durmientes aguardando galaxias venideras en años.




Fragmento de La Posesión del Ágata

Recorrido Poético por el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar

 

Análisis: Javier Amable. 

La estrofa elegida por el autor de La Posesión del Ágata para felicitar a "todas las madres del mundo", en sí misma es una hermosa meditación sobre la vida y el paso del tiempo, en ella el autor utiliza imágenes poéticas y simbólicas para evocar la infancia y el despertar a la vida. La imagen central del fósforo del alba podría indicar que el poeta está listo para comenzar una nueva etapa en su vida, mientras que las referencias a la mano de niña de su madre y la constelación de cosmos sugieren que siempre habrá una conexión con el universo y una comprensión más profunda del lugar del poeta en él.

Los nueve astros durmientes aguardando galaxias venideras en años es una imagen muy hermosa, que podría sugerir un período de espera o de gestación o incluso la idea de que la vida es un proceso constante de crecimiento y transformación. Cada uno de los astros representa una etapa en la vida del poeta, y cada una de las galaxias venideras representa una nueva etapa en su vida que aún está por venir; no obstante también podría sugerir, incluso afirmar, que el autor y sus hermanos son los nueve astros o estrellas que conforman la constelación de cosmos. "Astros durmientes" puede implicar que los niños ya mostraban un potencial latente y esperaban con ilusión  el futuro, muy diferente al presente que vivían. 



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lunes, marzo 20, 2023

Primavera: el punto más lascivo de la carne. Alonso de Molina




Con el invierno en fuga de olvido, la primavera abre sus días con un conjuro de pájaros que no olvidan los poderes del fuego. El buen tiempo  llegó. Canta la media luna para poner en jaque a todas las madrugadas del invierno.

Mis manos solo buscan el lóbulo carnoso de la primavera, la tenue suavidad de la piel  y la carne conmovida.

Podría ser que la lluvia lamiera nuestros ojos
y hundidos en la niebla todo nos pareciera
noche, donde calles, estaciones y pájaros
serían el cantar sin alma
de tantas primaveras enmohecidas.

Cada primavera,
lo he dicho y pintado en las paredes,
trato de reinventarme,
de mostrar mi perfecto
y natural origen al universo.

Es la estación del año más carnosa, la primavera es redonda e ingenua, atolondrada y lúbrica, su destino es posarse en el punto lascivo de la carne. 

Así y todo, incluso las flores saben cuándo la primavera acaba. 

 


Texto: Alonso de Molina. (España)
Imagen: David Underland. (Amsterdam)


Análisis. Javier Amable
En el poema "El punto más lascivo de la carne" del poeta español Alonso de Molina,  el hablante poético se concentra en la belleza y la suavidad de la primavera, buscando el "lóbulo carnoso" y la "carne conmovida". Sin embargo, también se plantea la posibilidad de que la lluvia y la niebla confundan los sentidos y hagan que todo parezca una noche sin alma.
El poema también muestra una reflexión sobre la renovación personal que la primavera puede inspirar, el autor se pinta en las paredes y se reinventa a sí mismo. Además, se resalta la idea de que la primavera es una estación carnosa, redonda e ingenua, destinada a posarse en el punto más lascivo de la carne.
Finalmente, el poema sugiere que incluso las flores, que simbolizan la belleza y la vida, saben que la primavera tiene un fin.



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sábado, marzo 19, 2022

EL HOMBRE OLVIDADO



Yo soy el hombre olvidado. Suelo pasear cada tarde cercano al curso de río Dniéper. Acostumbro a caminar desde la Estatua de Berehynia, en la concurrida Plaza de la Independencia, hasta la Estatua de la Madre Patria, no sin al paso, echar un rato de acomodo saboreando un café bien cargado en un sugerente café-librería cercano al Monasterio de las Cuevas; y no sé por qué razón eludo acercarme a la rivera a contemplar las aguas.

Mi cabeza es un círculo vicioso, un entramado mental que no logra encontrar la salida para escapar de este frío mármol que me enquista. Es cierto, mi memoria a veces me abandona llevo un número grabado en el brazo izquierdo, justo debajo del tryzub tatuado, eso me recuerda quien soy.

Las tardes de primavera como esta que ahora comienza es normal ver el deambular de la gente, los niños corriendo tal como su condición de niño les dicta; los padres sentados leyendo o charlando entre ellos, pero sin quitar un ojo de encima a la chiquillería. Apoyada en uno de los carros de combate expuestos en la extensa explanada que da acceso al Museo de la Gran Guerra Patria, una muchacha, demasiado flaca a mi parecer, jugueteaba aburridamente con su rubia melena, enroscándose y desenroscándose el flequillo alrededor del índice y medio de la mano derecha; muy cerca, animados grupos de gente y en especial un chico bien parecido que se la estaba comiendo con los ojos. En esa controversia, en este emblemático lugar donde se representa y rememora el pasado violento de la raza humana y, en buena fe, se honra la memoria de los miles de víctimas, como husmeando desde alguno de mis muchos abismos, yo me preguntaba si de verdad han valido la pena los años vividos.

La flaca muchacha ahora está acompañada por otra muchacha, algo mayor que ella y no tan flacucha. El chico bonito se me acercó a que le invitara a un cigarrillo. A estas alturas de la tarde no viene mal una charla con algún desconocido. Dando una calada al cigarrillo que había encendido segundos antes de que el chico bonito se me aproximara, sin dejar de mirarle le pregunté: ¿qué tal las chicas, son amigas tuyas? Respondió, al acabar una larga exhalación llena de humo, que no las conocía; vi cómo mirabas a la flacucha, argumenté. Es una forma de empezar a conocerla, dijo, mirarla y hacerle ver que la estoy mirando.

Sonrió y me echó amigablemente el brazo por encima del hombro. Yo me dejé hacer y nos encaminamos a conversar con las chicas que seguían apoyadas en el mismo carro de combate. El chico bonito, exhibiendo su mejor sonrisa y cierta maestría en romper el hielo, sin más preámbulo y mirándolas directamente, espetó a ambas mujeres: vemos que habéis conectado bien con los tanques; ¿y las relaciones humanas? ¿qué tal las lleváis? Ellas rieron nerviosas, y yo mismo, mirándolas a la cara, me aventuré a decir, ¿qué tal si conectamos delante de una buena cerveza? Creo que mis palabras, tal vez el enunciado “cerveza” obró el milagro. Ambas mujeres se apartaron del artefacto bélico y tomándonos a cada uno de un brazo empezamos a caminar en silencio alejándonos de la gran plaza y por ende de la monumental escultura bélica.

Ni siquiera la luna resplandece como tu sonrisa, insinúo, cerveza en mano, sin dejar de mirar fijamente a los ojos de la amiga de la flacucha. Estuve en la guerra, afirma ella manteniéndome la mirada. ¿Qué tal un poco de hachís para desinhibirnos? propone el chico bonito; estupendo, largó dando saltitos la flacucha con manifiesta avidez. Yo también estuve en la guerra, respondo a la amiga de la flacucha, porfiando con indisimulada lujuria y poniendo en su mano mi mechero para que hiciera arder el hachís.

No habíamos aprendido nada en la vida, no sabíamos fórmulas para crear vida, ni respetar las leyes de la naturaleza; menos aun las que ponen orden y paz en el universo. No sabíamos nada y todo nos importaba un comino. En la niñez todo es un cuento feliz donde nos avivan a formarnos, a esforzarnos, a tener proyectos y plantearnos qué hacer para ser útil a nuestra sociedad, pero nadie nos explica qué hacer para ser felices toda la vida.

Cierto, la vida es un teorema difícil de resolver, somos memoria y olvido incapaces de aprender de las experiencias, nadie nos ha preparado para entender ni afrontar la vida con garantías de éxito. Todo lo que ven mis ojos cada tarde en mis paseos, son remembranzas de batallas, de guerras, de supremacías del hombre sobre el hombre; la avidez del hombre por controlar al hombre, por controlar las situaciones y por imponerse a la naturaleza de las cosas no tiene límites; es parte de la sinrazón en que vivimos, de nuestra imperfección. Estamos rodeados de falsedades e hipocresía, cómo entender la guerra, cómo entender la supremacía de unos sobre otros, cómo entender el mal, la falsedad. Para comprender la verdad es necesario interpretar más allá de las palabras que se leen o se oyen.

Abramos nuestra mente, vivamos el momento presente, persistí incapaz de contener mis lujuriosos deseos; le hubiera hecho el amor a la vista de todos a la amiga de la flacucha, cuando todos los ojos se posaron en los míos. En ese instante perdí su rostro, en la vidriera tampoco se reflejaba el mío; un atisbo de desnudez colmó el angosto espacio que compartíamos.

Al salir del bar nos topamos con una patrulla militar en su ronda diaria. Firmes y ceremoniosos van refiriendo nombres y la correspondiente numeración tal como figura en la placa de mármol expuesta en el museo. Yo no puedo contener mi emoción al escuchar el número 11600, a la vez que miro en mi brazo el número tatuado debajo del tryzub*.

Y la guerra, la guerra, que es lo que más se rememora, nos convierte en nadie. Sólo muertos tirados en las calles y un número total en el recuento.

 *Imagen en forma de tridente de color dorado que figura sobre el fondo azul del escudo de Ukrania.

Texto: Alonso de Molina


Comentario. Javier Amable

Monólogo interno en que el protagonista reflexiona sobre su propia existencia y experiencias. Describe su rutina diaria de pasear cerca del río Dniéper y observar a la gente en un lugar conmemorativo de la guerra. A medida que interactúa con un joven y dos mujeres, se adentra en reflexiones sobre la vida, la memoria, la guerra y la búsqueda de la felicidad.

El texto aborda temas como la memoria, la identidad, la guerra y la insatisfacción personal. El personaje se siente olvidado y atrapado en un ciclo mental sin salida. Observa a las personas alrededor suyo, cuestionando la validez de los años vividos y la importancia de las relaciones humanas. Las descripciones de los personajes y las acciones son detalladas, aunque también se encuentran momentos de desinhibición y lujuria.

El relato culmina con la aparición de una patrulla militar y el protagonista identificándose con un número, aludiendo a su participación en la guerra y el sentimiento de deshumanización que esta conlleva.

La narración puede resultar intrigante para algunos lectores debido a varios aspectos del relato. En primer lugar, el protagonista es un personaje enigmático que no revela completamente su identidad ni sus circunstancias. Su estado mental y emocional no están claramente definidos, lo que puede generar curiosidad en los lectores sobre quién es y qué lo ha llevado a ese estado de sentirse olvidado.

Por otro lado, el relato presenta una serie de reflexiones filosóficas y existenciales que pueden plantear preguntas y provocar distintas interpretaciones. Temas como la memoria, la guerra, la búsqueda de la felicidad y la naturaleza humana se entrelazan en el monólogo del personaje, lo que puede generar discusión y suscitar el debate entre los lectores.

La ambigüedad en ciertos pasajes y las acciones inesperadas de los personajes también pueden generar intriga.


LO CONTRARIO DE LA GUERRA (DESTRUCCIÓN) ES POESÍA (CREACIÓN)

#нетвойне #Noalaguerra #Poesía #Paz





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domingo, diciembre 05, 2021

Es el día gritándole al interior de círculo



.

Nosotros levantamos el fuego
lanzando piedras a la oscuridad del bosque.

Comprendíamos las razones del sol y de la luna,
tal vez nuestras sandalias profanando la grava
forjaron su abandono negando a nuestros dioses.

Mientras el hombre danza con su sombra
para librar al cuerpo del poder de la mente,
los cuatro puntos cardinales le observan
e impasibles ocupan los círculos
que encierran sus palabras.
No es la ausencia de voz
perdida en su inventario de dicciones:
es el día gritándole al interior del círculo

crecido en el silencio
donde arden las llamas

prendidas al misterio del fuego.




Reseña: Javier Amable

Resumen

Este poema evoca la creación de luz en la oscuridad mediante el acto de levantar fuego con piedras en el bosque. La lucha contra la ignorancia. La danza del hombre con su sombra sugiere una conexión con lo primitivo para liberarse del control mental, observado por los puntos cardinales como presencias cósmicas. Las llamas en el misterio del fuego simbolizan la búsqueda de conocimiento más allá de las palabras. La ausencia de voz y el grito del día en el círculo enfatizan la importancia del silencio y la meditación para escuchar la voz interior y universal. 

La imagen de levantar el fuego arrojando piedras a la oscuridad del bosque, acto de crear luz en la oscuridad, sugiere una búsqueda de conocimiento y una lucha contra la ignorancia y la falta de comprensión. El poema sugiere que los protagonistas son capaces de comprender las razones del sol y la luna, y que sus acciones, como caminar sobre la grava, han llevado a la negación de los dioses tradicionales.

La segunda estrofa describe al hombre danzando con su sombra, lo que podría ser interpretado como un intento de conectarse con su lado más oscuro y primitivo para liberarse del control de la mente. Los cuatro puntos cardinales observándolo podrían representar una especie de presencia divina o cósmica que rodea al hombre en su intento de liberarse. Las llamas que arden en el misterio del fuego simbolizan la búsqueda del conocimiento y la comprensión más allá de las palabras. 

La última estrofa es quizás la más enigmática, ya que habla de la ausencia de voz y de un día gritando en el interior del círculo, donde arden las llamas. Esto podría ser interpretado como una referencia a la importancia del silencio y la meditación para poder escuchar la voz del universo o del yo interior. El círculo podría representar la totalidad de la experiencia humana, y las llamas podrían ser una metáfora del fuego sagrado que simboliza la búsqueda espiritual. 

El poema tiene una gran riqueza de imágenes y metáforas que pueden ser interpretadas de diferentes maneras. La primera imagen que se presenta es la de un grupo de personas levantando fuego lanzando piedras a la oscuridad del bosque. Esta acción podría ser vista como un intento de controlar la naturaleza y la oscuridad mediante la luz del fuego. Además, la imagen de las sandalias profanando la grava podría sugerir una falta de respeto hacia la naturaleza y los dioses que la habitan.




Fragmento del libro Un humano cualquiera

Imagen
Tatranska Magistrala (Slovakia)




©texto e imagen Alonso de Molina




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jueves, septiembre 16, 2021

Donde tú vayas será también tu patria. Del poemario La Posesión del Ágata. Alonso de Molina



En señal de respeto mejor estar callado. 


Pero el estar callado no me impide pensar, que suele ser peor que hablar. Tendría que sustituir la lógica por las sensaciones, dejar las referencias a un lado y desnudar, de una vez por todas, el cuerpo y el alma de razones. No justifiques nada y cumple tus deseos porque es la pura esencia de quien eres, la única metafísica en la que creo:

ser uno mismo y entregar el oro que llevas dentro a la raíz del arte cuya obra mayor eres tú –con tus verrugas y arrugas del corazón y el alma–.

Y eso hacían los viejos del lugar. Eran Ágata puro en su esplendor más puro, creciéndose hacia el cielo desde el mar.

Yo mismo vi crecer la mar a la par que crecían también mis sueños:

sentado en arrecifes contemplaba hipnótico los círculos del agua formando ondas que se alejaban en todas direcciones. Ansiosos nos mirábamos tasando nuestros dones.

Inmerso en turbulencias el mar crecía en sus voces que menguaban al llegar al rompiente con un lastimero estertor de herido, mientras yo pretendía la espada, la odisea; quería proteger mi reino de vientos y mareas, del estrépito despecho de otros dioses menores, de sus ásperos dardos directos al cerebro.

Y el mar, burlonamente, me revolcaba en sus arenas; y de rabia, a menudo, morbosamente me sangraba el desánimo.

El mar y mi rostro tenían la virtud de mirarse de frente y decirse las cosas con palabras directas. 

Yo, atado a la tierra como un olivo, pretendía el mar. El mar por momentos venía y me arrancaba el olivo y alguna flor; en respuesta era yo que juntaba las manos para adentrarme en él a ofrecerle más tierra y más olivos. Ese era el don que nos unía. Ese es el único misterio: la entrega y el afán de crear y crearnos, y volar como pájaros.

Todos los misterios caben en un soplo. No existiría el camino si no lo transitaras, hay un hilo invisible que trasciende lo real del tiempo y del espacio.

El subconsciente es un torbellino que parpadea en ti pretendiendo la virtud de tus sueños, pero no ordena a tus sueños que asuman la noche o la tarde o alguna virtud que puedas alcanzar sentado sin un pájaro ansioso que te haga ir al camino. 

Pero, sobre todo, que te haga comprender que tu camino va más allá de tus ojos.

Tu camino está allá donde tú vayas y esa será también tu patria. 


La Posesión del Ágata (disponible en tapa blanda y digital)

 https://www.amazon.es/dp/B08GLMNHFK


Análisis: Javier Amable

El presente poema "Donde tú vayas será también tu patria", del poeta español Alonso de Molina, es una reflexión sobre la vida y la identidad personal. El poema comienza con una afirmación sobre la importancia del respeto y la reflexión antes de hablar. El poeta sugiere que la reflexión es más importante que las palabras que puedan ser pronunciadas.

El poema también explora la idea de ser uno mismo y vivir sin justificaciones y anima al lector a despojarse de las referencias externas y a entregarse a su verdadera esencia. Este "oro interior" es la raíz del arte, y el poeta sugiere que el acto de crear es la mayor obra de arte en la que uno puede participar.

El poema se mueve a continuación hacia la imagen del mar, que es una constante en la obra de Alonso de Molina. El poema describe el mar creciente, y cómo el poeta lo observa y sueña con él. El mar es un elemento poderoso y tumultuoso, que representa los desafíos que uno enfrenta en la vida.

El poema también sugiere que la entrega y el afán de crear son los únicos misterios importantes en la vida. Y, por otro lado, el poeta afirma que todos los misterios caben en un soplo, y que el camino de uno sólo existe si se avanza en él y, por otro lado, sugiere que el camino de uno no se limita a lo que se ve, sino que está más allá de los ojos, y que la verdadera patria de uno está allá donde uno va.

En general es un poema introspectivo, en la más pura línea de Molina,  que explora la identidad personal y la idea de ser uno mismo. A través de la metáfora del mar, el poeta sugiere que la vida es un desafío, pero que la entrega y la creatividad son los únicos misterios importantes, y desde estos versos, se anima al lector a ser auténtico y a encontrar su verdadera patria en cualquier lugar donde se encuentre. 

De alguna manera, “La Posesión del Ágata: Recorrido Poético por el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar”, nos lleva a un viaje poético a través de los paisajes y las emociones del Parque Natural Cabo de Gata en Almería, España. Alonso de Molina, el autor, nos invita a explorar la belleza y la dureza de esta tierra volcánica y agradecida. Su poesía es una reivindicación del presente eterno y una mirada profunda a la infancia y la existencia humana.

 

 






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miércoles, mayo 19, 2021

VOY A BESAR LA BOCA DE AQUELLOS QUE AÚN NO BESAN - Un humano cualquiera Segunda edición




Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto.
Federico García Lorca



En los altos del día estalla la pureza. Entreabro los párpados y observo que hay ladrillos conjugando la piedra.

No pienso hoy en un mundo a la deriva, el mar de los poetas se estira hasta mis ojos.

La fe es el eslabón perdido de la realidad, un barco que se hundió hace tiempo.

La luz se encuentra en porcelana nueva, en el relámpago del verso que se mira en tus ojos y en las alturas de esa chispa que se aviva a tu lado.

Sólo con luz y piedra se podrían construir habitaciones blancas para que crujan labios urgidos en los labios de aquellos cuyas bocas son espacios humanos sin distancias.

Y sí, convéncete, no hay más territorio que los pasos que andas, tus oídos y ojos, el haz de luz que te acaricia el alma, y tú, la estela que regresa con un pan a su casa.

Un mundo nuevo tiene el color de las caras que bailan y su nombre es oxígeno compartido contigo.

Hemos llegado al límite de los gastados signos del escorpión.

Voy a besar la boca de aquellos que aún no besan.



El poema “Voy a besar la boca de aquellos que aún no besan” del libro “Un humano cualquiera, 2º Edición”, es una obra que explora la pureza, la fe y la luz a través de imágenes evocadoras y una profunda reflexión sobre la realidad y la naturaleza humana.

Desde el inicio, el poema nos sumerge en una atmósfera de claridad y revelación: “En los altos del día estalla la pureza”. Esta línea sugiere un momento de iluminación, donde la verdad y la belleza se hacen evidentes. La mención de “ladrillos conjugando la piedra” puede interpretarse como una metáfora de la construcción de la realidad a partir de elementos básicos y fundamentales.

El poeta nos invita a no pensar en “un mundo a la deriva”, sino a contemplar el “mar de los poetas”, una imagen que evoca la vastedad y la profundidad de la creatividad y la inspiración. La fe, descrita como “el eslabón perdido de la realidad”, se presenta como algo que se ha perdido en el tiempo, un barco que se hundió, sugiriendo una pérdida de conexión con lo trascendental.

La luz, un tema recurrente en el poema, se encuentra en “porcelana nueva” y en “el relámpago del verso”, simbolizando la claridad y la inspiración que se reflejan en los ojos del lector. La construcción de “habitaciones blancas” con luz y piedra sugiere un espacio de pureza y verdad, donde las palabras y los labios se encuentran sin distancias, en una comunión humana profunda.

El poema concluye con una afirmación de la importancia del presente y de la conexión humana: “no hay más territorio que los pasos que andas”. La imagen de “un mundo nuevo” que tiene “el color de las caras que bailan” y su nombre como “oxígeno compartido contigo” resalta la idea de un renacimiento a través de la unión y la solidaridad.

Finalmente, la declaración “Voy a besar la boca de aquellos que aún no besan” es un acto de amor y de esperanza, un deseo de compartir y de conectar con aquellos que aún no han experimentado la plenitud del amor.

JA. Javier Amable 



Un humano cualquiera Segunda edición
Entre los libros de Literatura Comparada
más vendidos de Amazon. Marzo 2020

Imagen: Stefan Keller - Deutschland  Germany



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viernes, mayo 15, 2020

Ante qué dios me reclinaré hoy?















En frágil equilibrio me destapo
mientras espinas florecen en mis sienes
mis letras conceden a la gramática
filamentos reclinados en el olvido;

mi voz no se oye
y los tiempos
transcurren sin esperanza ni perdón.


Sumerjo mis verdades en lágrimas reprimidas.
Mis credos guardo en dolores ajenos,
a un cielo sin entrada elevo mis plegarias;
construyo mi indolencia sobre cultos imposibles.

Así pues
Ante qué dios me reclinaré hoy?




Reseña: Javier Amable

El poema "Ante qué dios me reclinaré hoy", del poeta español, Alonso de Molina, presenta una visión introspectiva y reflexiva sobre la vida y la religión. El hablante lírico parece sentirse desorientado y desamparado en su búsqueda de la verdad y la fe. Las "espinas" que "florecen en sus sienes" pueden simbolizar los obstáculos y las dificultades que encuentra en su camino.

El uso de la metáfora de las "letras" que conceden "filamentos reclinados en el olvido" sugiere que el hablante lírico encuentra cierta comodidad y consuelo en su escritura, aunque a menudo se sienta ignorado y olvidado.

El poema también presenta un contraste entre la falta de esperanza y la necesidad de fe y oración, ya que el hablante lírico eleva sus plegarias a un "cielo sin entrada". Finalmente, la última pregunta "Ante qué dios me reclinaré hoy?" sugiere una incertidumbre y una búsqueda constante de significado y propósito.