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domingo, mayo 07, 2023

Tomar del alba el fósforo y la mano de niña de mi madre. Feliz Día a Todas las Madres del Mundo




Tomar del alba el fósforo y la mano de niña de mi madre, con sus tintes sardónicos dormitando a la sombra de una constelación de cosmos, fueron, sí, nueve astros durmientes aguardando galaxias venideras en años.




Fragmento de La Posesión del Ágata

Recorrido Poético por el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar

 

Análisis: Javier Amable. 

La estrofa elegida por el autor de La Posesión del Ágata para felicitar a "todas las madres del mundo", en sí misma es una hermosa meditación sobre la vida y el paso del tiempo, en ella el autor utiliza imágenes poéticas y simbólicas para evocar la infancia y el despertar a la vida. La imagen central del fósforo del alba podría indicar que el poeta está listo para comenzar una nueva etapa en su vida, mientras que las referencias a la mano de niña de su madre y la constelación de cosmos sugieren que siempre habrá una conexión con el universo y una comprensión más profunda del lugar del poeta en él.

Los nueve astros durmientes aguardando galaxias venideras en años es una imagen muy hermosa, que podría sugerir un período de espera o de gestación o incluso la idea de que la vida es un proceso constante de crecimiento y transformación. Cada uno de los astros representa una etapa en la vida del poeta, y cada una de las galaxias venideras representa una nueva etapa en su vida que aún está por venir; no obstante también podría sugerir, incluso afirmar, que el autor y sus hermanos son los nueve astros o estrellas que conforman la constelación de cosmos. "Astros durmientes" puede implicar que los niños ya mostraban un potencial latente y esperaban con ilusión  el futuro, muy diferente al presente que vivían. 



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lunes, marzo 20, 2023

Primavera: el punto más lascivo de la carne. Alonso de Molina




Con el invierno en fuga de olvido, la primavera abre sus días con un conjuro de pájaros que no olvidan los poderes del fuego. El buen tiempo  llegó. Canta la media luna para poner en jaque a todas las madrugadas del invierno.

Mis manos solo buscan el lóbulo carnoso de la primavera, la tenue suavidad de la piel  y la carne conmovida.

Podría ser que la lluvia lamiera nuestros ojos
y hundidos en la niebla todo nos pareciera
noche, donde calles, estaciones y pájaros
serían el cantar sin alma
de tantas primaveras enmohecidas.

Cada primavera,
lo he dicho y pintado en las paredes,
trato de reinventarme,
de mostrar mi perfecto
y natural origen al universo.

Es la estación del año más carnosa, la primavera es redonda e ingenua, atolondrada y lúbrica, su destino es posarse en el punto lascivo de la carne. 

Así y todo, incluso las flores saben cuándo la primavera acaba. 

 


Texto: Alonso de Molina. (España)
Imagen: David Underland. (Amsterdam)


Análisis. Javier Amable
En el poema "El punto más lascivo de la carne" del poeta español Alonso de Molina,  el hablante poético se concentra en la belleza y la suavidad de la primavera, buscando el "lóbulo carnoso" y la "carne conmovida". Sin embargo, también se plantea la posibilidad de que la lluvia y la niebla confundan los sentidos y hagan que todo parezca una noche sin alma.
El poema también muestra una reflexión sobre la renovación personal que la primavera puede inspirar, el autor se pinta en las paredes y se reinventa a sí mismo. Además, se resalta la idea de que la primavera es una estación carnosa, redonda e ingenua, destinada a posarse en el punto más lascivo de la carne.
Finalmente, el poema sugiere que incluso las flores, que simbolizan la belleza y la vida, saben que la primavera tiene un fin.



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sábado, marzo 19, 2022

EL HOMBRE OLVIDADO



Yo soy el hombre olvidado. Suelo pasear cada tarde cercano al curso de río Dniéper. Acostumbro a caminar desde la Estatua de Berehynia, en la concurrida Plaza de la Independencia, hasta la Estatua de la Madre Patria, no sin al paso, echar un rato de acomodo saboreando un café bien cargado en un sugerente café-librería cercano al Monasterio de las Cuevas; y no sé por qué razón eludo acercarme a la rivera a contemplar las aguas.

Mi cabeza es un círculo vicioso, un entramado mental que no logra encontrar la salida para escapar de este frío mármol que me enquista. Es cierto, mi memoria a veces me abandona llevo un número grabado en el brazo izquierdo, justo debajo del tryzub tatuado, eso me recuerda quien soy.

Las tardes de primavera como esta que ahora comienza es normal ver el deambular de la gente, los niños corriendo tal como su condición de niño les dicta; los padres sentados leyendo o charlando entre ellos, pero sin quitar un ojo de encima a la chiquillería. Apoyada en uno de los carros de combate expuestos en la extensa explanada que da acceso al Museo de la Gran Guerra Patria, una muchacha, demasiado flaca a mi parecer, jugueteaba aburridamente con su rubia melena, enroscándose y desenroscándose el flequillo alrededor del índice y medio de la mano derecha; muy cerca, animados grupos de gente y en especial un chico bien parecido que se la estaba comiendo con los ojos. En esa controversia, en este emblemático lugar donde se representa y rememora el pasado violento de la raza humana y, en buena fe, se honra la memoria de los miles de víctimas, como husmeando desde alguno de mis muchos abismos, yo me preguntaba si de verdad han valido la pena los años vividos.

La flaca muchacha ahora está acompañada por otra muchacha, algo mayor que ella y no tan flacucha. El chico bonito se me acercó a que le invitara a un cigarrillo. A estas alturas de la tarde no viene mal una charla con algún desconocido. Dando una calada al cigarrillo que había encendido segundos antes de que el chico bonito se me aproximara, sin dejar de mirarle le pregunté: ¿qué tal las chicas, son amigas tuyas? Respondió, al acabar una larga exhalación llena de humo, que no las conocía; vi cómo mirabas a la flacucha, argumenté. Es una forma de empezar a conocerla, dijo, mirarla y hacerle ver que la estoy mirando.

Sonrió y me echó amigablemente el brazo por encima del hombro. Yo me dejé hacer y nos encaminamos a conversar con las chicas que seguían apoyadas en el mismo carro de combate. El chico bonito, exhibiendo su mejor sonrisa y cierta maestría en romper el hielo, sin más preámbulo y mirándolas directamente, espetó a ambas mujeres: vemos que habéis conectado bien con los tanques; ¿y las relaciones humanas? ¿qué tal las lleváis? Ellas rieron nerviosas, y yo mismo, mirándolas a la cara, me aventuré a decir, ¿qué tal si conectamos delante de una buena cerveza? Creo que mis palabras, tal vez el enunciado “cerveza” obró el milagro. Ambas mujeres se apartaron del artefacto bélico y tomándonos a cada uno de un brazo empezamos a caminar en silencio alejándonos de la gran plaza y por ende de la monumental escultura bélica.

Ni siquiera la luna resplandece como tu sonrisa, insinúo, cerveza en mano, sin dejar de mirar fijamente a los ojos de la amiga de la flacucha. Estuve en la guerra, afirma ella manteniéndome la mirada. ¿Qué tal un poco de hachís para desinhibirnos? propone el chico bonito; estupendo, largó dando saltitos la flacucha con manifiesta avidez. Yo también estuve en la guerra, respondo a la amiga de la flacucha, porfiando con indisimulada lujuria y poniendo en su mano mi mechero para que hiciera arder el hachís.

No habíamos aprendido nada en la vida, no sabíamos fórmulas para crear vida, ni respetar las leyes de la naturaleza; menos aun las que ponen orden y paz en el universo. No sabíamos nada y todo nos importaba un comino. En la niñez todo es un cuento feliz donde nos avivan a formarnos, a esforzarnos, a tener proyectos y plantearnos qué hacer para ser útil a nuestra sociedad, pero nadie nos explica qué hacer para ser felices toda la vida.

Cierto, la vida es un teorema difícil de resolver, somos memoria y olvido incapaces de aprender de las experiencias, nadie nos ha preparado para entender ni afrontar la vida con garantías de éxito. Todo lo que ven mis ojos cada tarde en mis paseos, son remembranzas de batallas, de guerras, de supremacías del hombre sobre el hombre; la avidez del hombre por controlar al hombre, por controlar las situaciones y por imponerse a la naturaleza de las cosas no tiene límites; es parte de la sinrazón en que vivimos, de nuestra imperfección. Estamos rodeados de falsedades e hipocresía, cómo entender la guerra, cómo entender la supremacía de unos sobre otros, cómo entender el mal, la falsedad. Para comprender la verdad es necesario interpretar más allá de las palabras que se leen o se oyen.

Abramos nuestra mente, vivamos el momento presente, persistí incapaz de contener mis lujuriosos deseos; le hubiera hecho el amor a la vista de todos a la amiga de la flacucha, cuando todos los ojos se posaron en los míos. En ese instante perdí su rostro, en la vidriera tampoco se reflejaba el mío; un atisbo de desnudez colmó el angosto espacio que compartíamos.

Al salir del bar nos topamos con una patrulla militar en su ronda diaria. Firmes y ceremoniosos van refiriendo nombres y la correspondiente numeración tal como figura en la placa de mármol expuesta en el museo. Yo no puedo contener mi emoción al escuchar el número 11600, a la vez que miro en mi brazo el número tatuado debajo del tryzub*.

Y la guerra, la guerra, que es lo que más se rememora, nos convierte en nadie. Sólo muertos tirados en las calles y un número total en el recuento.

 *Imagen en forma de tridente de color dorado que figura sobre el fondo azul del escudo de Ukrania.

Texto: Alonso de Molina


Comentario. Javier Amable

Monólogo interno en que el protagonista reflexiona sobre su propia existencia y experiencias. Describe su rutina diaria de pasear cerca del río Dniéper y observar a la gente en un lugar conmemorativo de la guerra. A medida que interactúa con un joven y dos mujeres, se adentra en reflexiones sobre la vida, la memoria, la guerra y la búsqueda de la felicidad.

El texto aborda temas como la memoria, la identidad, la guerra y la insatisfacción personal. El personaje se siente olvidado y atrapado en un ciclo mental sin salida. Observa a las personas alrededor suyo, cuestionando la validez de los años vividos y la importancia de las relaciones humanas. Las descripciones de los personajes y las acciones son detalladas, aunque también se encuentran momentos de desinhibición y lujuria.

El relato culmina con la aparición de una patrulla militar y el protagonista identificándose con un número, aludiendo a su participación en la guerra y el sentimiento de deshumanización que esta conlleva.

La narración puede resultar intrigante para algunos lectores debido a varios aspectos del relato. En primer lugar, el protagonista es un personaje enigmático que no revela completamente su identidad ni sus circunstancias. Su estado mental y emocional no están claramente definidos, lo que puede generar curiosidad en los lectores sobre quién es y qué lo ha llevado a ese estado de sentirse olvidado.

Por otro lado, el relato presenta una serie de reflexiones filosóficas y existenciales que pueden plantear preguntas y provocar distintas interpretaciones. Temas como la memoria, la guerra, la búsqueda de la felicidad y la naturaleza humana se entrelazan en el monólogo del personaje, lo que puede generar discusión y suscitar el debate entre los lectores.

La ambigüedad en ciertos pasajes y las acciones inesperadas de los personajes también pueden generar intriga.


LO CONTRARIO DE LA GUERRA (DESTRUCCIÓN) ES POESÍA (CREACIÓN)

#нетвойне #Noalaguerra #Poesía #Paz





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domingo, diciembre 05, 2021

Es el día gritándole al interior de círculo



.

Nosotros levantamos el fuego
lanzando piedras a la oscuridad del bosque.

Comprendíamos las razones del sol y de la luna,
tal vez nuestras sandalias profanando la grava
forjaron su abandono negando a nuestros dioses.

Mientras el hombre danza con su sombra
para librar al cuerpo del poder de la mente,
los cuatro puntos cardinales le observan
e impasibles ocupan los círculos
que encierran sus palabras.
No es la ausencia de voz
perdida en su inventario de dicciones:
es el día gritándole al interior del círculo

crecido en el silencio
donde arden las llamas

prendidas al misterio del fuego.




Reseña: Javier Amable

Resumen

Este poema evoca la creación de luz en la oscuridad mediante el acto de levantar fuego con piedras en el bosque. La lucha contra la ignorancia. La danza del hombre con su sombra sugiere una conexión con lo primitivo para liberarse del control mental, observado por los puntos cardinales como presencias cósmicas. Las llamas en el misterio del fuego simbolizan la búsqueda de conocimiento más allá de las palabras. La ausencia de voz y el grito del día en el círculo enfatizan la importancia del silencio y la meditación para escuchar la voz interior y universal. 

La imagen de levantar el fuego arrojando piedras a la oscuridad del bosque, acto de crear luz en la oscuridad, sugiere una búsqueda de conocimiento y una lucha contra la ignorancia y la falta de comprensión. El poema sugiere que los protagonistas son capaces de comprender las razones del sol y la luna, y que sus acciones, como caminar sobre la grava, han llevado a la negación de los dioses tradicionales.

La segunda estrofa describe al hombre danzando con su sombra, lo que podría ser interpretado como un intento de conectarse con su lado más oscuro y primitivo para liberarse del control de la mente. Los cuatro puntos cardinales observándolo podrían representar una especie de presencia divina o cósmica que rodea al hombre en su intento de liberarse. Las llamas que arden en el misterio del fuego simbolizan la búsqueda del conocimiento y la comprensión más allá de las palabras. 

La última estrofa es quizás la más enigmática, ya que habla de la ausencia de voz y de un día gritando en el interior del círculo, donde arden las llamas. Esto podría ser interpretado como una referencia a la importancia del silencio y la meditación para poder escuchar la voz del universo o del yo interior. El círculo podría representar la totalidad de la experiencia humana, y las llamas podrían ser una metáfora del fuego sagrado que simboliza la búsqueda espiritual. 

El poema tiene una gran riqueza de imágenes y metáforas que pueden ser interpretadas de diferentes maneras. La primera imagen que se presenta es la de un grupo de personas levantando fuego lanzando piedras a la oscuridad del bosque. Esta acción podría ser vista como un intento de controlar la naturaleza y la oscuridad mediante la luz del fuego. Además, la imagen de las sandalias profanando la grava podría sugerir una falta de respeto hacia la naturaleza y los dioses que la habitan.




Fragmento del libro Un humano cualquiera

Imagen
Tatranska Magistrala (Slovakia)




©texto e imagen Alonso de Molina




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jueves, septiembre 16, 2021

Donde tú vayas será también tu patria. Del poemario La Posesión del Ágata. Alonso de Molina



En señal de respeto mejor estar callado. 


Pero el estar callado no me impide pensar, que suele ser peor que hablar. Tendría que sustituir la lógica por las sensaciones, dejar las referencias a un lado y desnudar, de una vez por todas, el cuerpo y el alma de razones. No justifiques nada y cumple tus deseos porque es la pura esencia de quien eres, la única metafísica en la que creo:

ser uno mismo y entregar el oro que llevas dentro a la raíz del arte cuya obra mayor eres tú –con tus verrugas y arrugas del corazón y el alma–.

Y eso hacían los viejos del lugar. Eran Ágata puro en su esplendor más puro, creciéndose hacia el cielo desde el mar.

Yo mismo vi crecer la mar a la par que crecían también mis sueños:

sentado en arrecifes contemplaba hipnótico los círculos del agua formando ondas que se alejaban en todas direcciones. Ansiosos nos mirábamos tasando nuestros dones.

Inmerso en turbulencias el mar crecía en sus voces que menguaban al llegar al rompiente con un lastimero estertor de herido, mientras yo pretendía la espada, la odisea; quería proteger mi reino de vientos y mareas, del estrépito despecho de otros dioses menores, de sus ásperos dardos directos al cerebro.

Y el mar, burlonamente, me revolcaba en sus arenas; y de rabia, a menudo, morbosamente me sangraba el desánimo.

El mar y mi rostro tenían la virtud de mirarse de frente y decirse las cosas con palabras directas. 

Yo, atado a la tierra como un olivo, pretendía el mar. El mar por momentos venía y me arrancaba el olivo y alguna flor; en respuesta era yo que juntaba las manos para adentrarme en él a ofrecerle más tierra y más olivos. Ese era el don que nos unía. Ese es el único misterio: la entrega y el afán de crear y crearnos, y volar como pájaros.

Todos los misterios caben en un soplo. No existiría el camino si no lo transitaras, hay un hilo invisible que trasciende lo real del tiempo y del espacio.

El subconsciente es un torbellino que parpadea en ti pretendiendo la virtud de tus sueños, pero no ordena a tus sueños que asuman la noche o la tarde o alguna virtud que puedas alcanzar sentado sin un pájaro ansioso que te haga ir al camino. 

Pero, sobre todo, que te haga comprender que tu camino va más allá de tus ojos.

Tu camino está allá donde tú vayas y esa será también tu patria. 


La Posesión del Ágata (disponible en tapa blanda y digital)

 https://www.amazon.es/dp/B08GLMNHFK


Análisis: Javier Amable

El presente poema "Donde tú vayas será también tu patria", del poeta español Alonso de Molina, es una reflexión sobre la vida y la identidad personal. El poema comienza con una afirmación sobre la importancia del respeto y la reflexión antes de hablar. El poeta sugiere que la reflexión es más importante que las palabras que puedan ser pronunciadas.

El poema también explora la idea de ser uno mismo y vivir sin justificaciones y anima al lector a despojarse de las referencias externas y a entregarse a su verdadera esencia. Este "oro interior" es la raíz del arte, y el poeta sugiere que el acto de crear es la mayor obra de arte en la que uno puede participar.

El poema se mueve a continuación hacia la imagen del mar, que es una constante en la obra de Alonso de Molina. El poema describe el mar creciente, y cómo el poeta lo observa y sueña con él. El mar es un elemento poderoso y tumultuoso, que representa los desafíos que uno enfrenta en la vida.

El poema también sugiere que la entrega y el afán de crear son los únicos misterios importantes en la vida. Y, por otro lado, el poeta afirma que todos los misterios caben en un soplo, y que el camino de uno sólo existe si se avanza en él y, por otro lado, sugiere que el camino de uno no se limita a lo que se ve, sino que está más allá de los ojos, y que la verdadera patria de uno está allá donde uno va.

En general es un poema introspectivo, en la más pura línea de Molina,  que explora la identidad personal y la idea de ser uno mismo. A través de la metáfora del mar, el poeta sugiere que la vida es un desafío, pero que la entrega y la creatividad son los únicos misterios importantes, y desde estos versos, se anima al lector a ser auténtico y a encontrar su verdadera patria en cualquier lugar donde se encuentre. 

De alguna manera, “La Posesión del Ágata: Recorrido Poético por el Parque Natural Cabo de Gata - Níjar”, nos lleva a un viaje poético a través de los paisajes y las emociones del Parque Natural Cabo de Gata en Almería, España. Alonso de Molina, el autor, nos invita a explorar la belleza y la dureza de esta tierra volcánica y agradecida. Su poesía es una reivindicación del presente eterno y una mirada profunda a la infancia y la existencia humana.

 

 






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viernes, mayo 15, 2020

Ante qué dios me reclinaré hoy?















En frágil equilibrio me destapo
mientras espinas florecen en mis sienes
mis letras conceden a la gramática
filamentos reclinados en el olvido;

mi voz no se oye
y los tiempos
transcurren sin esperanza ni perdón.


Sumerjo mis verdades en lágrimas reprimidas.
Mis credos guardo en dolores ajenos,
a un cielo sin entrada elevo mis plegarias;
construyo mi indolencia sobre cultos imposibles.

Así pues
Ante qué dios me reclinaré hoy?




Reseña: Javier Amable

El poema "Ante qué dios me reclinaré hoy", del poeta español, Alonso de Molina, presenta una visión introspectiva y reflexiva sobre la vida y la religión. El hablante lírico parece sentirse desorientado y desamparado en su búsqueda de la verdad y la fe. Las "espinas" que "florecen en sus sienes" pueden simbolizar los obstáculos y las dificultades que encuentra en su camino.

El uso de la metáfora de las "letras" que conceden "filamentos reclinados en el olvido" sugiere que el hablante lírico encuentra cierta comodidad y consuelo en su escritura, aunque a menudo se sienta ignorado y olvidado.

El poema también presenta un contraste entre la falta de esperanza y la necesidad de fe y oración, ya que el hablante lírico eleva sus plegarias a un "cielo sin entrada". Finalmente, la última pregunta "Ante qué dios me reclinaré hoy?" sugiere una incertidumbre y una búsqueda constante de significado y propósito. 

 

jueves, enero 09, 2020

Entiendo que la lluvia siga cayendo indiferente sobre mi cabeza



Al poco de conocerme me reflejé en mi rostro. Quiero decir, me inventé a mi antojo. Mi mundo es un espacio cerrado en el que yo soy el dios (demiurgo menor, diría Platón) y reinvento lo creado en mi forma y medida. *

Nací en un mes de enero parecido a este donde el frío bajaba hasta el color de la esperanza, nací puro, supongo, como una almendra fresca que florece en la hierba. Después fui parte del paisaje azul donde el cielo y el mar reafirman sus colores mezclándolos con blancos y suaves calamochas. En aquel tiempo mi espalda soportaba los lunares y mis manos se asían a las tapias para trepar por ellas en busca de cualquier altura.
Pronto mi corazón empezó a sentir hambre, fui hurgando por los filos de la nada mientras el tiempo era un torrente que buscaba mis cejas, y brillaban mis ojos mirando al infinito. Pero no supe ver entonces los cimientos del vértigo. Me crecieron cabellos y apetitos en aquella ciudad de huesos retorcidos donde yo hurgaba el corazón del hombre buscando espejos donde afianzar mi destino, pero yacían los pájaros que inclinaban su aliento confiados en el devenir de los días. Me advirtieron, de buena fe, que no me dejara crecer las alas, que los pies deben caminar en línea recta y que el ADN de mi sangre debería apoyarse en acatamiento y mansedumbre.
Transitados los años, muchos años, creí entender que podría aliviarme añorando el pasado, pero hoy sé que el hombre es carne y olvido. Que con alas de cera no se puede cruzar el fuego y que son los espejos los que deben mirar hacia adentro; por eso me consuelo al pensar que en los últimos años por todo oficio busco sentarme frente al fuego, encender unas velas y beberme la savia y la memoria y otra vez renacerme al mundo.
El fuego es un oficio honesto, una forma directa de hacerme preguntas sencillas de difícil respuesta: –estoy orgulloso de mi? –qué he aprendido en estos años? –a quien tendría que pedir perdón? –a quién tendría que perdonar yo?
Pero sigo teniendo sed. Y tengo miedo de que el cielo siga enfermo bajando sobre mí y se asfixien las fuentes de luz que pueblan mi cabeza. Ya no se oyen los ecos silbando en la montaña. Ya no se ven los claros de luna allende el horizonte. Ya no descifro más enigmas. Pues algo así como un vendedor de promesas es lo que soy. Tan solo un vendedor con la mirada puesta en las hogueras esperando un incendio antes de urdir la senda que me hará caminar desnudo entre las aguas.
Hoy que la música podría ser cantada en todos los idiomas, caigo en la cuenta de que no soy nada, de que nunca fui nada y de que mucho menos podré llegar a ser nada. En el fondo yo soy la NADA.
Entiendo que la lluvia siga cayendo indiferente sobre mi cabeza.


 *Intro a Capítulo X LHMDLL del mismo autor
.La insaciable verdad de la verdad. Fragmento.
.Imagen by Libertad G. Tocado masculino de Maria De Gador Villegas Villegas


Reseña: Javier Amable
El poema es una reflexión sobre la vida y el paso del tiempo. Se presenta como un relato introspectivo del autor sobre su propia vida y su relación con el mundo. El autor describe su nacimiento y juventud como un período de inocencia y exploración, pero más adelante reconocer que el tiempo pasa rápido y que la vida es frágil. El poeta se cuestiona sobre su propia existencia y la de los demás, buscando respuestas a través de la contemplación de su propia vida. A medida que ve pasar el tiempo, busca respuestas a preguntas profundas y se enfrenta a la idea de que su vida podría no tener un propósito o significado definido. La metáfora del fuego es utilizada para explorar estas preguntas y para encontrar consuelo en medio de la incertidumbre. Al final, el autor acepta la realidad de su existencia efímera y la aparente indiferencia del mundo hacia los demás. El poema podría ser una meditación sobre la vida y la muerte, el pasado y el presente, la esperanza y el miedo.



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