Con el invierno en fuga de olvido, la primavera abre sus días con un conjuro de pájaros que no olvidan los poderes del fuego. El buen tiempo llegó. Canta la media luna para poner en jaque a todas las madrugadas del invierno. Mis manos solo buscan el lóbulo carnoso de la primavera, la tenue suavidad de la piel y la carne conmovida. Podría ser que la lluvia lamiera nuestros ojos y hundidos en la niebla todo nos pareciera noche, donde calles, estaciones y pájaros serían el cantar sin alma de tantas primaveras enmohecidas. Cada primavera, lo he dicho y pintado en las paredes, trato de reinventarme, de mostrar mi perfecto y natural origen al universo.Es la estación del año más carnosa, la primavera es redonda e ingenua, atolondrada y lúbrica, su destino es posarse en el punto lascivo de la carne.
Así y todo, incluso las flores saben cuándo la primavera acaba.
Análisis. Javier Amable En el poema "El punto más lascivo de la carne" del poeta español Alonso de Molina, el hablante poético se concentra en la belleza y la suavidad de la primavera, buscando el "lóbulo carnoso" y la "carne conmovida". Sin embargo, también se plantea la posibilidad de que la lluvia y la niebla confundan los sentidos y hagan que todo parezca una noche sin alma.El poema también muestra una reflexión sobre la renovación personal que la primavera puede inspirar, el autor se pinta en las paredes y se reinventa a sí mismo. Además, se resalta la idea de que la primavera es una estación carnosa, redonda e ingenua, destinada a posarse en el punto más lascivo de la carne.Finalmente, el poema sugiere que incluso las flores, que simbolizan la belleza y la vida, saben que la primavera tiene un fin.
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