Un humano
cualquiera
Alonso de
Molina
Poesía del Siglo XXI
Colección Poetas de Hoy
Segunda Edición
Un humano cualquiera
Alonso de Molina
Poesía del
Siglo XXI
Colección
Poetas de Hoy
Segunda Edición
ID: 7468936
ISBN: 9798623442055
©Textos Alonso de
Molina
©Revisión 1ª
Ed. Laura Camus.
©Maquetación
y diseño: De Sur a Sur Ediciones
©Imágenes de
portada: Alonso de Molina
©Prólogo 1ª
Ed: Carmen Aliaga
©Prólogo 2ª
Ed Jorge Carrol
©Colección: Poetas de hoy
Nota a la edición
Segunda
edición corregida y ampliada. Marzo 2020
LECTURAS - RECITALES -TALLERES
Todos los
derechos reservados. Este libro no podrá ser reproducido total ni parcialmente,
sin previa autorización escrita del autor. Derechos reservados para todo el
mundo
CONTENIDO
PÁGINA CERO
A la presente edición“Soy un ser harapiento que nutre su perezaaislando a las manzanas”Alonso de MolinaObviamente los editores de esta nueva edición de “Un humano cualquiera”, desconocen que al igual que Oliverio Girondo estoy en contra de los prólogos, y como el autor de “Veinte poemas para ser leídos en un tranvía”, intenté por años ser como un guerrillero contra los prólogos.Cuando publicó los “Veinte poemas para ser leídos en un tranvía” en 1922, Girondo lo prologó con una carta a su amigo Evar Méndez*, diciéndole que un libro (y más uno de poesía) se debe explicar por sí mismo, sin prólogos que lo justifiquen o lo defiendan.Desconocen (los editores de esta nueva edición) que creo como Almudena Grandes que los verdaderos prólogos son capítulos o paginas cero.Sin embargo, Girondo escribió un prólogo. Es un texto antes del libro que, de alguna manera, justifica, sino los poemas, al menos el hecho de que carezcan de prólogo. Se podría titular en lugar de Prólogo, a secas, algo así como A manera de prólogo, que es otra categoría que ha atacado a los más extraños, inadecuados, incoherentes o irreverentes prólogos de la historia de la literatura. Por otra parte, ha dado lugar también a grandiosos trabajos, muy adecuados como la antesala del texto cuya lectura desean compartir.Leí una y otra vez, los poemas de “Un humano cualquiera” y me detuve en la “introducción” donde Alonso de Molinaexpone que “…Escribir, de alguna manera, es transmitir a los demás aquello que llevamos dentro, un relámpago, quizá, o, tal vez, un hambre”. Hambre que en mí se despliega noche a noche con la lectura (antes de dormirme) de un poema, que bien pudo ser “Fue así que me parió mi madre” -que a mí también me parió mi madre no una noche de enero, sino un casi mediodía de febrero- o “El mismo hambriento de siempre” o “Ardiendo en el perfume que regala la noche”.Nuevos poemas fueron agregados a esta segunda edición quizá –no lo sé, lo intuyo- para que en la “Mesa de los poetas” (de la que habló Apollinaire- no falte nada, sin “derroches de silencios” […] “ya que palabras que no importan nada”, y en esa curiosidad que me obsesiona me pregunto por la “presencia” de Neruda como llave de muchos poemas de Alonso de Molina. ¿Por qué?... Habitante de esta otra orilla de la Mar Océano de las palabras, asumo que “la mente es un volcán / que trasciende la vida / con la pasión de un abrazo”.Propongo leer “Un humano cualquiera”, precisamente como un humano cualquiera, rodeado de relámpagos y con el corazón hambriento.Propongo, leer noche tras noche un poema antes de dormir, porque “la poesía está en la calle, ha entrado de lleno en nuestras vidas con toda la fuerza del desorden, con todo el inconformismo y todas las decepciones que podemos ser capaces de soportar”.Hambrientos de poesía: ¡la mesa está servida!Jorge CarrolGuatemala, marzo2020*Evar Méndez (1888-1955). Intelectual argentino. Director de la revista Martin Fierro.
PRÓLOGO
A la primera edición
Alonso de Molina nos exhorta a la contemplación de su poesía
sin trocearla, sin analizarla con esa pretensión de hallar el significado
absoluto de cada uno de los versos y, de esa manera, enorgullecernos de haber
comprendido el mensaje final.
No, no es eso lo que nos pide, sino que nos sentemos en la
orilla de las páginas, así como el hambriento de belleza y serenidad fija su
mirada en esa línea divisoria entre el cielo y el mar sin la necesidad de
enumerar la diversidad de tonalidades o medir la altura de las olas.
Como el azul de la bóveda celeste, como el azul marino, el
poema, con su poder alquímico obrará el milagro de conmovernos, de hacernos
temblar entre preguntas y respuestas que quedarán en el aire como cometas
lanzadas desde la infancia.
El autor nos invita a participar del regalo de la Naturaleza,
de esos magnánimos dioses que habitan en lo pequeño: “…hallaríamos a Dios en
una leve brisa, en el piar de un pájaro…”
Y, sin olvidar que la senda que recorre el ser humano es una
constante lucha donde acecha el lobo de la desesperación: “No es difícil
perder, frustrarse ante uno mismo”, él apuesta por la resistencia, señalando al
poema como arma principal: “sin la naturaleza de la poesía nos hallaríamos
desérticos, baldíos y desnudos…”.
En este magnífico poemario, Alonso de Molina se propone y nos propone
percibir el misterio de la Vida y la Muerte (no podemos hallar la una sin la
otra) escuchando con atención el diálogo sagrado del desierto y el agua,
sabiéndonos en manos de múltiples fuerzas poderosas y en continua búsqueda del
equilibrio en esa cuerda floja del camino, desconocedores, muy a nuestro pesar,
de nuestro origen y nuestro destino: “en su origen, el hombre, se sabe
indefinido…y sabe menos aún de a dónde se dirige”.
“El hombre es una duda”. Observemos, pues profundamente en
calma, nuestro interior y lo que nos rodea, con los ojos y las manos abiertas
al extraordinario don de la inocencia: “Me renuncio. No soy persona: ya estoy
en la inocencia”.
Carmen Aliaga
Poeta. Zaragoza. España
Dedicatoria
A ti que me lees:
lo único que importa del poema eres tú
no dejes de sentir que tú eres poesía
Nota del
autor
Separar el grano de la paja
Este poemario, Un humano cualquiera,
se reescribe tres años después de su primera publicación, pero no desde que
fueron escritos los poemas que lo componen que datan desde el año 2000 a las
fechas de este año 2020. Y se reescribe desde la óptica de que un poema nunca
está del todo acabado y es preciso revisarlo, modificarlo, separar el grano de
la paja y, si es preciso, borrarlo.
Por cierto, Jorge, querido y admirado
prologuista de esta edición, como tú mismo y el simpar Oliverio Girondo, y
seguramente muchísimos otros, tampoco soy partidario de prólogos, por aquello
de no mediatizar al lector, pues sabido es que un poema puede tener tantas
lecturas como lectores tenga a bien tener, pero, aún a riesgo de interferir en
la opinión del lector, no me arrepiento de haberlos pedido, –el hombre es un
ser de contradicciones– ni de haberlos escrito cuando me lo han pedido a mí.
Respecto a esa curiosidad que te
obsesiona –no será p’a tanto, digo yo– concerniente a la presencia de Neruda
como “llave” de algunos de mis poemas, quién sabe si, al filo de nuestra media
lengua poética, pudiera ser tan solo un probo intento, una legaña tonta o por
qué no, un soplo de viento o un suspiro que te hace dejar la cabeza en manos de
otro para no perderte del todo en el entramado poético; eso sí, sin obsesiones
ni antojos ni más precepto que la propia imprevisión y, tentando la suerte,
encontrar por azar un tronar de tambores imposibles y, como humanos que somos,
un encomio tal vez afable y a todas luces voluptuoso e impreciso.
¿SOBRE QUÉ ESCRIBEN LOS POETAS?
Sé que la poesía
es indispensable,
pero no sabría
decir para qué.
Jean Cocteau
¿Quién hace el poema, el
poeta o el lector? ¿Hace el poeta al poema o, como decía Paul Valéry, es el
poema el que hace al poeta? Quién sabe, en cualquier caso, la suerte que, cada
uno por su lado, corren poema, poeta y lector.
Percibir el mundo, el
complejo entramado de relaciones entre las personas, los acontecimientos, los
actos… ¿puede responder a una habilidad intrínseca para descubrir el sentido de
las palabras? ¿De qué forma se interpreta un poema?
¿Qué temas son los temas
que deberíamos considerar como propios de la poesía? Los temas recurrentes son
los mismos en todas las épocas, el amor, la religión, la muerte, la sociedad,
las personas, el mundo en que vivimos, el mundo subjetivo… la desazón, el
hastío de la existencia, el sentido que pretendemos dar a la propia vida, la
angustia por la muerte a la que estamos condenados, la implicación del hombre
con los asuntos sociales de su tiempo. Y erotismo, también hay erotismo e
idealización del enamoramiento en la poesía. Incluso en las peores
circunstancias de la vida, la gente se enamora y escribe poesía.
La poesía es, sobre todo,
una inquietud capaz de arrastrarte a territorios suicidas y, además, la poesía,
araña con las uñas el fondo de cualquier metal, escarba en la memoria para que
nada muera, y te ofrece las llaves para que todo
sea un preciado caudal que
nos desborde y nos inunde de palabras, sonidos, sensaciones… sin más límite que
el poder creacionista de cada autor. La poesía es una exigencia continua, una
revolución constante donde la creación es un conjunto independiente y único que
no necesita más explicación que la emoción que pueda llegar a generar.
La creación poética, a mi
modo de ver, no tiene por qué imitar la realidad ni describir ni explicar nada,
se explica por sí sola, o no se explica. En poesía, el poema es el puntal de la
obra del poeta.
Pero más allá de la
poesía, la meta-poesía implica la palabra y el silencio, implica al lector o
espectador y exige del narrador elementos como la expresión corporal, miradas,
sonidos, muecas... en un espacio escénico predispuesto para tal fin, para que
pueda provocar en el público sensaciones que lo hagan ser partícipes y no meros
espectadores de la obra en cuestión.
La poesía es compromiso, y
si algo puede salvar al ser humano de las garras de su propio mundo interior,
es la poesía.
Tuyo en la poesía
Alonso de Molina
La poesía es adictiva
Poesía es la
unión de dos palabras
que uno nunca
supuso que pudieran juntarse,
y que forman
algo así como un misterio.
Federico García
Lorca
Escribir, de alguna
manera, es transmitir a los demás aquello que llevamos dentro, un relámpago,
quizá, o, tal vez, un hambre.
A veces se logra
transmitir emoción. Otras las letras son, o nos parecen, imposibles de
descifrar produciendo en el lector una completa indiferencia.
Ocurre, en poesía, que los
versos se leen pensando en uno mismo, y en muchas ocasiones, efectivamente, el
verse reflejado en algún verso, o en algún poema, es irremediable.
Aconsejo leer poesía de
manera despreocupada, sin tratar de entender ni comprender nada, ni mucho menos
intentar descifrar ningún misterio o ninguna simbología. Mucho menos trate de
analizar ni interpretar el poema. Un poema es como un canto en cualquier
idioma, como un mar lleno de hojas que transitan vacilantes a ninguna parte; no
es necesario entender el poema, pero sí es preciso que no nos deje
indiferentes, es necesario que nos conmueva, que nos emocione o nos enrabie.
La poesía está en la
calle, ha entrado de lleno en nuestras vidas con toda la fuerza del desorden,
con todo el inconformismo y todas las decepciones que podemos ser capaces de
soportar. Y la aceptamos o rechazamos con la
misma naturalidad con que
dibujamos un corazón en la arena.
En mi blog, alguien dejó
este mensaje pleno de expectativas: “La
poesía te invita a vivir intensamente, a mantener la salud y la sonrisa, y si
los sueños no coinciden con la rutina del día a día, nos queda lo sobrenatural,
yo busco y atrapo milagros”.
Esto es lo que pretende la
poesía, provocar en ti el milagro de la felicidad.
Tuyo en la poesía.
Alonso de Molina
El poder del amor & el amor al poder. La
raíz del problema
Respecto a la necesidad de
reflexión acerca de la paz y la reconciliación en el mundo, desde una
perspectiva humana, podríamos insistir en lo que es patente y notorio en esta
nuestra sociedad de ricos y pobres, donde una exigua minoría controla la riqueza
de la inmensa mayoría de personas que habitamos el planeta. La brecha rico-pobre no es solo económica, es
evidente que el acceso a una vivienda digna y a recursos tan necesariamente
básicos como educación, sanidad, agua potable, electricidad, en suma, bienestar
para todos.
Y no nos estamos relegando
a las viejas consignas del Mayo Francés del 68 como el “Seamos realistas, pidamos lo imposible”,
pero es necesario que la base de la sociedad, las personas, no se duerman, no
se conformen con la pululante “economía del bienestar” maquinada desde el
confort del poder donde nos instrumentalizan y nos alienan imponiéndonos, con
sonrisa sardónica, el consumismo como nueva religión a la que tenemos que
rendir sumisión y pleitesía además de someternos a ella para poder sentirnos
libres e integrados en el sistema, un sistema donde imperan las apariencias más
que la pureza de las personas.
Lo legal muchas veces es dañino y peligroso.
Decía Gandhi que la justicia necesita ser transformada, no meramente
controlada. Y no olvidemos, no olvidemos, que todo lo que hizo Hitler, era
legal.
Nada justifica la violencia, pero,
lamentablemente, la injusticia y la desigualdad generan violencia. Violencia
que se viene ejerciendo de mil maneras diferentes. Y está en
nuestras manos el conjugar
VERBOS que garanticen la paz y la
reconciliación en el mundo. Verbos como:
Erradicar la pobreza y el hambre en todo el mundo.
Combatir las desigualdades y garantizar una vida sana y una educación de calidad.
Asegurar el acceso al agua y la energía.
Facilitar el crecimiento económico sostenido y dentro de una sociedad menos
competitiva y más humanizada.
Construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas que promuevan la paz y
faciliten y agilicen el acceso a una justicia de calidad.
Proteger los derechos humanos.
Promover la igualdad entre los géneros.
Garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales adoptando
medidas urgentes contra el cambio climático.
Hemos abusado de la guerra
y de las armas. Somos humanos, imperfectos. Venimos acumulando más llanto que
risa en la historia de la humanidad; por tanto, para reír y ser felices,
necesitamos perseverar en cuanto a flexibilidad y concesiones mutuas en todos
los ámbitos de la vida.
Pero quiero ser optimista. Miren. Cuando escucho
o leo a los jóvenes, es como aprender de nuevo el idioma, percibo una nueva
casta, se expresan de una manera lúcida, contundente, menos conformista y mucho más reivindicativa; no es un nuevo
concepto de existencia, es una nueva forma de vivir, donde se persevera en la búsqueda de un sentido global, holístico, de la existencia; las
nuevas generaciones tienen muy claro que para realizarnos como seres humanos,
para superar las barreras físicas, mentales y espirituales que nos impone la
propia existencia necesitamos PAZ.
Y ahora, habla, se reitera, el poeta que
llevamos dentro. El poeta es un mensajero, es la voz para despertar conciencias
y debemos ser capaces de transmitir, como un eco que se repite de norte a sur y
de este a oeste, honradez y coherencia. El poeta es inconformista por
naturaleza. Ni la poesía ni los poetas son ornamentos ni son los frikis de
turno. Pero es cierto, el poeta no quiere ser normal, no quiere que le jodan la
vida inmersa en la mediocridad.
Un poema no es una arenga ni un discurso
político. La poesía es cuestionarse el
mundo para sentirse más cerca de la verdad. Y el mundo necesita la profundidad
de la poesía como necesita el oxígeno. Necesitamos menos discurso y más
palabras que nos sugieran la realidad de la cuestión. La vida. Los momentos. La
libertad de sentirse libre. El desapego de la frivolidad y la trivialidad en
favor de la percepción real de la existencia. Somos seres finitos con fecha de
caducidad, debemos buscar la poesía en cada cosa y ser capaces de sentir que
cada cosa está llena de poesía. El viento el sol la tierra el agua... dejemos
la abstracción de las cosas y construyamos con los pies en la tierra la paz y
la felicidad.
Necesitamos quitarnos las vendas de los ojos,
las máscaras de la apariencia y el raciocinio –esa maniobra mental de la
aprehensión y el interés egoísta– y profundizar platónicamente –sí, platónica y
honradamente– en los símbolos que encierra la poesía, símbolos que muestran el
sentimiento natural del ser humano que es –sobre todas las cosas y por
imposible que nos pueda parecer– el amor.
Poetizar el mundo
No sabemos nada, tenemos
todas las dudas por resolver, por tanto, todo está esperando a ser creado por
nosotros
La vida cotidiana, inmersa
en el proceso creativo, es el único medio hacia la realización personal.
Reinventar la rueda es posible. No todo está concebido, proyectado ni creado.
Hay un mundo cercano al que nos cuesta llegar de adultos: La infancia, donde
todo era dicho bajo el signo de la inocencia. Y cuanto más avanzamos en edad,
más nos acercamos a alcanzarla. Es el retorno a nosotros mismos. En la vida
somos nuestro preciso y precioso referente, nada hay más cercano a nosotros que
la propia realidad cotidiana. Venimos de la creación. Y nos dirigimos a la
creación. Somos labradores del aire que respiramos, de las ideas en que nos
afirmamos.
La poesía es anterior a la
escritura y, por ende, a la literatura, es el germen de la comunicación
sensorial donde todos los sentidos entran en juego. No podemos leer poesía de
la misma manera que se lee un ensayo, una novela o un tratado de anatomía. La
metafísica de la poesía ejerce una función peculiarmente sensitiva, más
susceptible a formular preguntas que a obtener respuestas.
Recorrer los caminos,
contemplar el agua, sentir el aire, entender que el mundo es tu calle, tu casa,
tu familia y que todos nuestros sentidos deben tener por toda referencia la
felicidad. Poetizar el mundo. Ver la realidad en formato crudo, con su magia y
quebrantos, con los colores claros y los oscuros. Catarsis, un sondeo sensorial
al fondo de nosotros mismos, de nuestra propia identidad como seres puros.
Incomprensiblemente, no sé
por qué tipo de pretendida seguridad o aceptados prejuicios, nos dejamos
amarrar por referencias que, espiritualmente, no nos aportan nada y nuestro
buen ánimo, nuestras emociones se ven afectadas,
conmovidas por
alteraciones que nada ayudan a la esencia de seres espirituales que en el fondo
somos.
Nos sentimos amarrados por
actitudes ideológicas y religiosas donde el credo no es tanto la comprensión,
el respeto y las concesiones mutuas, sino una manifiesta intolerancia hacia los
demás y, lo peor, hacia nosotros mismos que actuamos en base a las referencias
impuestas, y a veces sentimos remordimientos por hechos, palabras, actitudes…
por las cuales tan sólo deberíamos sentir satisfacción por la libertad con que
esos hechos, palabras, actitudes… fueron realizados.
También en el arte, en
cualquiera de sus manifestaciones, las referencias y, aún más, la endogamia
prevalece sobre la libertad de pensamiento, alterando toda conciencia creativa
y apuntando de pleno a lo que el mismo Platón se refirió como la corrupción del
arte. El arte, que percibo proveniente de un origen divino, se ve
manifiestamente contaminado por las complejas subjetividades, así como por la
multiplicidad de realidades ideológicas y confesionales a las que estamos
sometidos.
Catarsis ya. La
purificación emocional, corporal, mental y espiritual; vencer barreras físicas,
mentales, espirituales... es el único camino a una creación espontánea, no
subordinada a referencias, que nos acerque a la divinidad y a la pureza, porque
somos puros y divinos sólo por haber nacido y ni la ley del karma ni la
maldición bíblica del pecado original debe mellar nuestra conciencia creadora.
La poesía es un mantra donde ritmo y melodía facilitan la aceptación de un
lenguaje sutil y directo a la metafísica de
los sentidos. Nosotros
somos la causa y el efecto, estamos limpios, no sabemos nada, tenemos todas las
dudas por resolver, por tanto, todo está esperando a ser creado por nosotros.
Un susurro el cosmos,
nosotros seres en plenitud de pureza, antes de dogmas y maldiciones fue la
Palabra, y a ella nos acogemos. ¡Catarsis, liberación de dogmas ya!
Poesía: si tienes que preguntar, nunca lo sabrás
La poesía puede salvar al
mundo. Es el nuevo dios, o el dios de siempre, pero algo más despierto y
reencarnado en versos con la avenencia de que no es necesaria la fe ciega para
estar convencido. La poesía te llega o no te llega. No tiene cara ni nombre ni
es necesario crear ningún tipo de subterfugio ni simulación para creer en ella.
Los dioses han muerto según el dictum de Nietzsche (Alemania, 1844-1900), “pero
no del todo si existe la poesía”, afirma Ida Vitale (Montevideo, 1923).
En las redes a lo largo y
ancho y hondo y superficial del planeta, opinantes de todo tipo se erigen en
jueces, censores, calificadores… y arremeten en analizar y en decir qué es y
qué no es poesía, y en la mayoría de los casos se siguen anclando a las
referencias de siempre como si la poesía sufriera algún tipo de apoplejía que
le impidiera ir con los tiempos. Siguen los popes arrastrando su ombligo con
los ojos puestos en el pasado y mirando a los lados de reojo y con ceño
fruncido.
A su vez, dice Adán
Zagajewski (Polonia, 1945), poeta, escritor, ensayista, Premio Princesa de
Asturias de las Letras 2017: “la poesía se encuentra del lado de la verdad “.
Para Zagajewski la esencia de la nueva poesía trae la intención de conversar,
de iniciar un diálogo con otras culturas y realidades que ayuden a enriquecer
su presencia en el mundo y su visión de la realidad.
Probablemente sea la
poesía una arriesgada aventura, toda vez que el arte es percibido de manera
diferente en cada ser humano. Poesía es una expresión artística por medio de
los versos o de la prosa, o eso dice la Real Academia de la Lengua, descripción
a la cual nos atenemos.
Sea cual fuere la forma,
el concepto que tengamos de poesía, la poesía muestra al lector otras formas de
percibir y comprender los sentimientos propios y ajenos, de poner palabras e
imágenes a sensaciones que, posiblemente, nunca antes te habrías parado a
precisar, a definir, a concretar. Quizá, en última instancia, mediante la
poesía intuimos la necesidad de buscar nuestro propio espacio, nuestra propia e
íntima melodía.
Ocurre, en poesía, que los
versos se leen pensando en uno mismo, y en muchas ocasiones, efectivamente, el
verse reflejado en algún verso, o en algún poema, es irremediable. Hay que leer
también entre líneas, observar sus silencios, el oxígeno que deja en el papel,
leer el poema varias veces, porque según el estado de ánimo en que te
encuentres, el poema te sonará diferente, recuerda que es el lector, a fin de
cuentas, el que convierte el poema en poesía. El lenguaje poético es el
lenguaje más profundo que podemos poseer.
La poesía utiliza un
idioma inquieto, sugerente, nos condena a querer ser libres, a estar en contra
de todo. A veces es un lenguaje complicado, inconexo, pero hay que intentar
leer entrelíneas, ir más allá y descifrar aquello que se oculta entre las
palabras. Hay que leer el mensaje oculto, como en la vida misma, porque lo que
se dice a veces no es lo que lo que se quiere transmitir. Es el lenguaje oculto
de los sentimientos, una segunda lectura, muy parecido a veces a las relaciones
personales.
Con la experiencia de la
edad y los años, pero también leyendo poesía, aprendemos a relativizar (Conceder
a algo un valor o importancia menor al que estamos dando) y caeremos en la
cuenta de que un poema muchas veces está lleno de paradojas con aparentes
contradicciones y como lectores podemos percibir que nadie es poseedor de la
razón
ni de la verdad absoluta;
dice Borges: “Ajedrez misterioso la poesía, cuyo tablero y cuyas piezas cambian
como en un
sueño y sobre el cual me
inclinaré después de haber muerto”. Y descubrimos, a través de la poesía, que
el amor, el desamor, la alegría, el miedo, la pena… no son las únicas emociones
que tenemos.
También Borges decía que
era un error pensar que la prosa estaba más cerca de la realidad que la poesía.
Con la poesía el mapa emocional de nuestro cerebro descubre nuevos espacios,
espacios más agudos, más sensibles, tal vez pueda ayudarte a aclarar tus
sentimientos y a descubrir que la naturaleza humana siempre ha sido la misma y
sus inquietudes de antes son las mismas de ahora: existir, protegerse…
definitivamente ser feliz.
A Louis Armstrong le preguntaron:
“¿qué es jazz?”. Su respuesta: “Man, if you gotta ask, you’ll never know”
(si tienes que preguntar, nunca lo sabrás), Igualmente ocurre en poesía.
VOY CON USTEDES A VERME
Esto es un ser humano
una brizna que tiembla un
gesto
un horizonte equivocado
una piedra
SOÑÉ EN UN PIE DERECHO ATERIDO DE FRÍO
A
veces
hendido en la oscuridad de la noche
busco la luz sincera de una estrella
o la abierta sonrisa de la luna
las piedras tiemblan y se angustian
al conocer la verdad de mis dudas
otras me regalan el oído con su voz callada
invitándome en silencio a ser parte del paisaje
Tápame esta demencia de burbuja que solitario
te pienso, esa malvada poesía que te rechina en los dientes, tan solo soy un
extraño en la fatalidad poética, en el linde perdido de la palabra, al otro
lado de un verbo que intenta escurrirse de su predestinada espuma huyendo
cobarde hacia los cuchillos de una ausencia que muere en el ayuno.
Tápame con una losa o tápame de frío o
de locura, pero no pongas una muralla ni una hoguera en las ranuras de la noche
porque debo traspasar la nebulosa hambruna de la frustración.
Pregúntame quién soy, a qué dedico mi
orgullo o la indiferencia con que amarilleo las calles, dime qué rostros o qué
estampas elogio con la mirada ingenua de terapias y la indigna manía de
responderle a todo.
Podría usted tener razón, es bastante
absurdo todo esto, soñé en un pie derecho aterido de frío, el izquierdo
escuchaba parsimonioso el clarinete indeciso de Allen Stewart, no es un día
para subir sobre los hombros la gloria de Annie Hall ni de prender fuego a esa
llama que arroja fósforo sobre las distraídas promesas de un poema que enjuaga
sus hebras al vasto sol de un silencio analfabeto.
¡Tápame este barreno, este volcán de
mi geografía!
AMO LA HOGUERA Y SUS MISTERIOS
Entramos en la sombra
partida,
en la cópula de la noche
con el dios que revienta
en sus entrañas.
José Ángel Valente
No supe ver el grito desnucado
del coma y la miseria,
en cambio, vi el pecho de los hombres
implosionando en sus mareas
sin poder esquivar el miedo y el desaliento.
Vi, ausente de mí,
el corte de la lluvia,
la tierra amedrantada
y los mares huidizos.
No obstante,
errando por la nieve
un crisantemo en flor
se posaba en mis hombros,
y yo, frágil y ausente,
tan sólo me atreví
a enumerar las lunas
y a exponer su perfume
como si fuera el grito
que encendiera las luces
de un futuro intachable
donde el hombre se olvide para siempre
de la imperfecta labia
y tan solo se exprese
con los ojos del alma.
La esperanza se
siembra
sin muros ni alambradas,
pero yo amo la hoguera y sus misterios,
las audaces esferas
donde la luna vuela
y crujen los volcanes
como el viento y la música;
así es como yo
veo el mundo
tronando los tambores
con la callada
voz de la locura.
ME NOMBRO EN LOS ABISMOS QUE ME MIRAN Y LLAMAN
"Cuando miras al abismo,
el abismo también te mira a ti"
Friedrich Nietzsche
No es difícil perder, frustrarse ante uno mismo,
verter dudas y miedos haciendo brotar
la realidad que encierran tantísimas entregas.
De haber pintado espacios de mejillas audaces,
sentirse, de lo estéril, eco yermo y baldío,
como una bruma empotrada en los ojos
de un cielo enrojecido que silba a los arcanos.
(Ese frescor
de brazos blandos y amor exiguo que fueron los fragmentos. Asimétricos ritmos
pactando el si bemol que destruyera el ego, la notación que asesinara al sí
mismo en los soplos del otro. Exhibir el error que nos mantiene al mundo como
una voz urdiéndose entre los hielos de un camino de tierra hendida en sus
prejuicios, en sus roídas erosiones).
¡De tantas formas llama la caída al polvo
que una madre hastiada de metáforas
muerde las monedas
corriendo a las alturas,
hacia aquel vuelo de horizontes blancos,
forzando los remiendos de la tierra
a la alquimia que alivie las jornadas!
(Usted ansió ser niño, ajustar en los viejos las conductas opacas. Se
remangó la piel en alborozos evitando los juicios para no quebrantar sus
impulsos, su leitmotiv, la aceptación de su vida; -cuánto lo envidio, de mayor
probaré a seguir sus latidos; cuando los días me aparezcan amarillos seré un
viejo malo, por cada poro esnifaré feromonas, me pondré hasta las patas con
cien tragos de vodka y calavera aplaudiré obscenidades -no tan obscenas como
Hiroshima, Nagasaki, Cisjordania, la Crisis Global, el desempleo-. Seré la
lluvia ácida que consume los miembros; un reuma en los tejidos del alma-).
Hay carne,
labios que fecundados en calles solitarias
se convierten al barro de las cansadas alas.
Sin soportar lo inerte, lo estático y pasmado,
me acreciento en los cambios
y agito cada hueso que la ciudad me ofrece;
ahora creo en mí,
me nombro en
los abismos
que me miran y
llaman.
FUE ASÍ QUE ME PARIÓ MI MADRE
La fatiga
no está en los ojos que miran,
está en todo lo que ven.
Ángel González (Vista
cansada)
Hay noches en enero
que se parecen a un poema.
Y en una de esas noches me trajeron al mundo.
La causante de todo fue mi madre,
no sin el consabido aporte de mi padre
que también forma parte de un poema.
Fue así que me parió mi madre,
llegando tarde a casa cargado de suspiros,
como una estampa tierna jadeando un poema
y un gesto en mi hocico semejante a un olvido.
Fue por ambos
que pude recorrer las calles y los mapas,
todos los puntos cardinales
y todos los espejos
donde buscarme por dentro;
pero jamás se originó el milagro
de poder encontrarme del todo.
Los otros que me forman y yo
somos múltiples líneas paralelas
que nunca se podrán encontrar.
Fue así que me parió mi madre,
vomitando una lágrima en un verso de Whitman,
con los párpados quietos y las pestañas puestas
abriendo las ventanas camino al infinito.
(Quizás, si
alguna vez pudiéramos sincronizar nuestros silencios, romperíamos juntos las
distancias y sin más discusiones hallaríamos a Dios en una leve brisa, en el
piar de un pájaro o en el abrazo de un amigo).
Fue así que me parió mi madre,
mirando a los abismos despojado y ausente,
como una tierra efímera cayéndose en el vértigo
y un dedo que a la luna le canta sus misterios.
(Si acaso nuestras almas no pudieran hallarse y conocerse, perviviendo en
un cuerpo varios entes que comparten espacios, abriría mis alas en los ojos más
puros de la sombra sellándome la boca con un destello cínico y cruzaría los
perfiles de tantas lunas blancas dormidas en mis brazos. Y ese fuego que nace
de mis dedos crecería girando en la elipse que orienta mi destino).
Fue así que me parió mi madre,
perdiéndome simétrico colgado a mis sandalias
mientras busco en las calles a un Cristo sin espinas
y un grito de la Joplin cantándole a la Parra.
(Aún con la
fatiga de lo que ven mis ojos, las ascuas siguen calentándome los pies y sigo
en pos de madrugadas donde posar los sueños que todavía me quedan).
Fue así que me parió mi madre,
pleno de todo y nada, clavado siempre al cero,
y a este latir intenso que busca al cisne blanco
del lado más oscuro que aún me habita el pecho.
Fue así que me parió mi madre.
INTENTÉ DESCUBRIRME EN TU MIRADA
Vértigo. Sientes
el gemido del mar. Después,
frío de límites.
Antonio Gamoneda
Como un tigre observo a mi presa,
la persigo sin ojos,
huelo el vaivén de sus pisadas;
un hálito de mareas,
sin razón ni justicia,
persigue mis razones.
Aun no sé cómo pude
almacenar la vida en una piedra,
cómo de los escombros pudieron brotar hojas,
quién cuenta las monedas de la indiferencia,
quién persigue verdades a medias.
Pero uno es como es,
ni más regio ni menos persona,
me desconcierta caminar mirando bisojo;
me asaltan en la noche temores y cuchillos,
como en un cuadro del viejo Chagall:
realismo y
miedo,
un poeta
sombrío,
sin abrazos ni
añiles,
en busca de
unos dedos
que aproximen
sus nortes.
¿En cuántos vértigos retozan las emociones?
¿Acaso no tuvimos una madre
para llorar por nosotros?
Ni tan siquiera un coma que marcara las cartas
ni una estrella
ni un grano de arena
ni un céntimo de amor en los bolsillos.
Perder, perder, perder….
pateando los gérmenes, las semillas,
con la carne apagada y el corazón rendido.
Estos fueron los muros
que anduvieron mis padres,
algunos desconchones están marcados
con geometría de sangre.
Sin madurar en mis principios,
como un perro irritado,
intenté descubrirme en tu mirada.
Refulgentes anillos
descorrían las
tardes
traspasadas de
azufre.
LOS SUEÑOS SON SOLO SÍMBOLOS QUE ENCARNAN LAS
QUIMERAS
Voy todos los días escribiendo en mis ojos
sueños que no pueden ser.
Jorge Carrol (Andenes)
Cómo alumbrar la oscuridad de un pecho
que ni dios ilumina.
Se podrían, tal vez, esconder los excesos,
la amargura feroz que nos hará sentir
la carne entre las algas, el amargor perdido,
durmiendo sus excesos con los ojos desnudos.
Podríamos prevernos
sorteando la ruta que nos conduce al bosque,
nutrirnos de un sonido de esperanza
que a voz tranquila tararea sus ecos.
El mundo es un reflejo de lo que somos,
nada es tan verdadero ni tan dispar,
la cultura se engrandece en diferencias;
el cambio facilita el avance del hombre.
Los arraigos de fe, los crímenes,
la ambición de poder, la lujuria y el odio
nos atan a lo arcano y sibilino.
(Sí. Tal vez
las ortigas huyeron de aquel mes de octubre en que todas las cartas fueron
perdidas por azar. No puedo simplemente decir: –Señor, no tengo nada; tan sólo
los distintos rostros que cada día parpadean en mí. –Nada, Señor, no tengo nada–Duermo
sin ti, Señor, como un animal que no encuentra hogar).
Tal vez la indiferencia
pudiera herir rompiendo las razones.
No siendo nadie.
De no pertenecer a nada
y ser solo un extraño en el propio vacío.
A fin de cuentas,
todo es sagrado entre los lienzos:
pintar una mejilla brotada entre naranjas
o escribir un poema para ungir de prudencia
los subrayados signos.
A veces llueve
y los sueños son sólo símbolos
que encarnan las quimeras.
NO ES DE UNA ENFERMEDAD DE LO QUE DEBA CURARME
"Estoy metido en política
Estoy metido en política otra vez.
Sé que no sirvo para nada, pero me utilizan
Y me exhiben:
“Poeta, de la familia mariposa-circense,
atravesado por un alfiler, vitrina 5”.
(Voy, con ustedes, a verme)"
Jaime Sabines
De tener que creer,
de optar por una religión
profesaría la divina fe de los elementos:
buscaría la perfección.
Hablaría del bien y de mal
sin conocer el bien ni juzgar el mal;
me comería todos los pecados del mundo
y fecalmente los descargaría en su propia impiedad,
y tan vulgares los haría
que nadie volvería a creer en las culpas.
Después escogería la certeza divina
de los locos poetas, esos subordinados
celestes de dios que no aprietan sus dientes
terrenales en los perdidos páramos de la fe
ni dan la mano sin realzar sus alabanzas.
(Por cierto, ¿quién designa a los poetas?).
Huérfanos de emociones,
sin la naturaleza de la poesía,
nos hallamos desérticos, baldíos y desnudos:
un modelo imperfecto de estéril melodía.
Sin cantos que alabar sobre nosotros mismos,
nuestra sombra dirige un cortejo de árboles,
distraídos, sin savia,
bailando insatisfechos de hierbas y preceptos;
los músculos vacíos sin creatina feroz,
sin cosas importantes que atender.
(Por cierto, ¿quién decide qué cosas son
importantes?).
¿Y qué
elegantes manos no se deforman ni se manchan?
Tampoco se destiñen en la lluvia
los párpados mestizos
ni un ánfora es la incierta mujer
con los brazos abiertos a la espera de semen.
Que una palabra dulce
es un paisaje abierto al corazón de la tierra,
a un enorme jardín sin esclavos ni exilios
ni rendiciones ni afonías,
es la luz despejada de puertas y de úteros.
Soy demasiado tonto para creer en mí.
Sin matar una mosca o sentir culpa por nada,
no suelo respetar las reglas,
-aunque las conozca todas-
así y todo, una víbora
podrá un día morderme algún miembro
para que únicamente los puros
consigan derribarme,
echarme a un lado y taponarme alguna herida.
No voy a detener mis pasos
ni a elevar mi silencio a ninguna cumbre,
no es de una enfermedad de lo que deba curarme…
renegamos de todo
y luego nos morimos de soledad.
Cucha Sabines
mucho aprendí de dios, de ti.
NO NECESITAMOS A LOS DEMONIOS
La existencia humana
no es una abstracción
quizá tan solo sea un cebo
un señuelo en busca de
felicidad
en las venas abiertas de
un milagro
¿QUIÉN CREÓ EL TERCER OJO DE LA DISTANCIA?
Sí, para mi castigo, el día nace
.../... voy a servir de blanco a lo creado.
Claudio Rodríguez
Envuelto en las neblinas del hambre,
el polvo seco de la ausencia
y mis máscaras como si un rostro fuera,
desdibujado y trémulo, sin cera virgen
que sellara los límites de mis nubes.
¿He dicho nubes?
¿Qué podría decir entonces
de los bordados de mis ojeras,
de mis apuntalados días,
de mi simpar indiferencia?
¿Y de ese gran torturador?
¿Qué podría decir de este corazón
que se empeña en tapar las emociones?
Soy un ser harapiento que nutre su pereza
aislando a las manzanas.
Un pozo negro, sin raíz ni origen,
donde precipitar los pecados,
esconder la avaricia y romper los cimientos
de la mediocridad.
La impedida gramática que infame se derrumba,
sobre los amuletos de mi suerte,
para hostigarme sin pretextos,
descarada y soez,
sobre la prenda inmácula de la concordia.
Y esa bestia feroz,
hambrienta y miserable,
¿podrá ser regresada a la luz?
Y tras zarandear al sol entre delirios:
¿Quién creó el Tercer Ojo
de la distancia?
REGRESARÁN ESPEJOS CON SUS MIRADAS CÓMPLICES
Frío e insípido es el consuelo
cuando no va envuelto en algún remedio.
Platón
Viento verde, la edad,
cesa, quiebra las uñas,
la pelambre relaja
y malgasta recuerdos.
Fantasía concluida
aniquilada.
¿Quién rasgará las abatidas tablas,
los aplanados calendarios,
los decaídos cursos?
El obligado sobrepeso (sordo,
errante, taciturno)
se hunde gris, como el tiempo nebuloso,
sin nosotros jamás
haber nacido príncipes
con destinos y quimeras
de puertas y ventanas infinitas.
Como un rumor lejano,
desligamos anhelos que hierven
y asustados nos fuerzan
al vacío insultante de la soledad.
(Casi no te conozco tras los años
que juntos compartimos).
¿A qué hora romperá
los días su
armonía?
Lunar, tú pides cercanía,
exiges extensión,
adentrándote fría en la distancia.
Versados en los humos de la cordura
-en su descaro- soplan a mi paso
los rostros asfixiados de los árboles.
Entre rachas de viento:
exhalo.
Tal vez
regresarán espejos
con sus miradas cómplices,
para que nadie diga, jamás diga,
que en este lecho hundido no hay consuelo,
que no nos abrazamos
ni nos incendiamos el alma de los pies
helados.
NO SÉ SI ACASO AYUNARME DEL MUNDO
Nos han elegido para morir durante la caída,
sin saber que el abismo es un nido
donde esperan las
llaves.
Ignacio Bellido
Caerán igual la vid,
la rama del olivo,
los cúmulos de fechas,
los mensajes ignotos,
las repuestas ocultas.
Persistirán las páginas inciertas,
los profanos nirvanas,
las promesas de aliento.
Somos estampa sin razón de huida,
descendiendo obstinados
a la oceánica úlcera del odio.
Afirmo que no alcanzo,
que me cuesta llegar,
no acierto como hombre a reescribirme
ni encuentro espacio donde en mi hogar
se acomode la piedra en equilibrio.
Mirar atrás no sé si me hará feliz
o sin memoria el tiempo chantajeará
los calendarios en la cruz de mi tiempo.
No sé si acaso ayunarme del mundo
y germinar latente, sin sahumerios,
sin el remiendo impúdico del orgullo.
DESNUDADO DE HISTORIAS Y DE ERRORES
Hasta los pájaros están
encadenados al cielo.
Bob Dylan
No he olvidado la oración
que a través de mis dudas
salvó el crepúsculo del ángel
y resurgió a la Luz convertida en Palabra.
Nada sé del secreto que construyó la sombra
ni de aquella aflicción -tan ahogada en olvidos-
que sucumbió al amor
desnudado de historias y de errores.
Impasible, sin fallas ni imprudencias,
consigo comprender -sin apenas esfuerzo-
la excitación del lobo ante la luna llena
o los fatuos espejos donde hambriento me miro.
Temo, en cambio,
que, al arrojar mi sombra,
despojada de carne y ligaduras,
quedaré liberado de mi propia historia.
LA CAL Y EL LLANTO ACALLAN LOS CONCILIOS
Dos caminos se bifurcaban en el bosque,
yo tomé el menos transitado.
Y eso lo cambió todo.
Robert Frost
Quedó tan visto,
tan cabalmente visto,
que todas las miradas
acudieron a un tiempo.
Y sin saber de mí,
sin una sola letra
embargándome los oídos
amasé un poema
para darle forma de madre.
¡Quién me lo iba a decir!
¿Qué destino –lloroso de reptiles–
enmudecía manso,
sin ruinas donde florecer?
Escribir es un grito,
descuartizar la carne,
una voz sin auxilio
arrollando principios.
Arranques sin reservas
que se instalan urgentes,
rozándose entre sí,
himnos que aplauden a las piedras
y obviando la osadía de las manos
muerden a los océanos.
Sin decir nada, sin hablar siquiera
permanecen las formas
que encogen las arterias.
Son los seres menguados,
sobreviven subidos a su bula;
a esa bula que silba a las banderas
y profanan el polvo y sus raíces.
Mientras la cal y el llanto
acallan los concilios,
un aullido impasible
recobra de su infancia
la adormecida luz.
DOS ROSTROS SE DESHACEN COMO EL AGUA
No somos responsables de las emociones,
pero sí de lo que hacemos con las emociones.
Jorge Bucay
Seguíamos tan yermos y tan juntos
que idealizábamos
los infinitos huesos de la soledad.
Me turbaban los ecos
de sus ciegas miradas
como si una multitud
empujara palabras
hacia algún otro lado
y -en su seno imprudente-
detenidas, caían.
Sobre los pies, sobre los cuerpos,
sintiendo los anillos
encogidos bozales,
las llamadas del humo
rebotaban desérticas;
eran amaneceres inmóviles,
clavados,
cayéndonos la luz,
sin parpadeos ni emociones,
sujetos en abismos
con las manos de espinas
y tantas armas que morían
en las confiadas líneas
de un horizonte plano.
(A veces deslizaba mis dedos
para rozarla y recordarle
que existió un mar
ceñido a nuestros pasos,
que al masticarnos las rosas
nuestros cuerpos temblaban).
Un desecho cordón
liberó los rescoldos y las brasas
desencajándonos del pecho los estallidos,
perdiéndonos en una dimensión
donde la geografía,
el tiempo y la gramática
se deshojaban sin idiomas.
¿De qué nos embriagó la vida
para doblarnos, inertes, hastiados?
¿Adónde divergieron
las unidas arterias?
¿Qué compleja barrera
estableció sus muros?
Quizá nos sorprendió la locura
por inhalar del cielo toda la savia.
Tan privados de voces nuestros ojos,
siéndonos suma de nosotros mismos
masticamos un polvo sin ofrendas
bajo el aliento herido de un coma que vomita
el espesor de nieblas de una cera extinguida.
Perdidos en vigilias
dos rostros se
deshacen como el agua.
CAMINANDO EN UN CHARCO DE ALCOHOL
La huida no ha llevado
a nadie a ningún sitio.
Antoine de Saint-Exupéry
La noche empezó
al apagar la luz.
Enfrentado a su rostro
desligaba ternuras
hurgándose los pies;
desde los dedos
-hasta la curva
de cada talón-
sumaba soledades
recitando monólogos
de una vieja gramática.
Tan solo,
tan vacío,
fulminado en su canto,
desentrañaba afectos
mientras se rasuraba
los escombros y el alma.
Me angosta y me gotea
tanta inercia y sudor.
Nada me dice la sangre aturdida
del ajedrez de tu mirada
o la voz de un cuchillo
que yace punta en alto
persiguiendo morir de un sueño
en vez de anidarse
con la encendida rosa del sol.
Podría dejar el corazón y la hiel
a cambio de un hechizo
que transformara en sal
todas las grietas de la tierra
y regresara a casa
la luz de la mañana.
Con tan rajados hilos
-y ni una sola mano
señalando su carne helada-
posó sus hombros en la noche cóncava;
tan hundido en sus lágrimas
como un borracho
caminando en un charco de alcohol
buscándose los índices;
con la boca instalada en el whisky
y su pelo de lenguas,
trazó silencios para la huida.
NO NECESITAMOS A LOS DEMONIOS
Pues que eres al olvido invulnerable,
vulnérame ya, amor,
deshazme el pecho
y anida en él, demonio y ángel mío.
Antonio Gala
No es casual
que acaben las palabras
sin despedidas ni promesas.
Displicente la noche
oculta sus pretextos
sin resquicio de luz
ni verbos que devoren la nostalgia.
Que esta pluma imprecisa e incierta
morderá los oscuros cantos del olvido
y sobre un doblegado asfalto de palabras
escupirá a sus mártires, a sus santos
a sus caídas víctimas, a sus callados dioses
a sus santos expiados, a sus sumos suicidas.
¿Acaso no podríamos
resumir en un átomo la Verdad?
El regreso al paraíso no admite demora;
no necesitamos a los demonios.
Ya no nos emocionan las emociones
y sabemos que el universo es un soplo.
EL MISMO HAMBRIENTO DE SIEMPRE
Empieza por no ser.
Por ser no.
El Caos es negro.
Como es negra la nada.
Julio Cortázar
Nací,
o tal vez me sacaron de un molde vacío.
No siendo un ser brillante
permanecí durante años
a la intemperie de los días,
en discordia conmigo mismo,
rastreando encrucijadas
de noches indolentes.
Poco o nada podría decir de mis maneras:
Suelo elevar un hombro, o los dos,
a veces crispo la frente
o doblo la mandíbula;
abro de par en par los ojos,
clavo la vista en algo
y miro con descaro
procaz e indiferente.
En absoluto sobresale mi aspecto:
No soy alto, no soy gordo,
no soy rubio ni tengo azul la piel
-ni la sangre- como los divinos.
Soy un individuo más,
tan corriente y común
como cualquier vecino.
No soy pobre ni rico,
tampoco el pordiosero
que celebra la suerte y sus locuras.
Poco o nada puedo decir de mis sentimientos,
salvo que son como recién sacados
de un paisaje
yermo.
Aún de trato difícil y algo espinoso,
acepto de buen grado
verme cada mañana frente al espejo,
admirarme sin reservas
asumiendo la obligación de sobrellevarme
para rendirme cada día
al imprevisible azar de mis avatares.
No me conformo en absoluto
con todo ni con nada,
quisiera, eso sí,
ser docto en el arte de los tambores
y anunciar los excesos
que yerran trapecistas
en las comedias que impone la vida.
Sin ni siquiera hallar
los designios marcados
en las runas del humo
soy consciente, además,
de no ser guerrero
que tensa el arco y lanza
sus flechas al infinito;
sin embargo,
aquí estoy,
otra vez yo,
el mismo
hambriento de siempre.
NO ESTAMOS DESTINADOS A IMPLORAR NUESTRAS MUERTES
No hay razón alguna para no seguir
los consejos del corazón.
Steve Jobs
De ser observador de estrellas
descendí a las aceras y al barro,
a la insidiosa luz de las promesas.
Esta agitada nube impaciente y ansiosa
no entiende el universo ni sufre los dolores
de la irascible música:
Cínico retener
el tiempo en un suspiro,
cínico es
llorar cuando canta la lluvia
y el agua
saborea el frescor de su origen.
Descarnando mis labios y mi piel
danzan mis huesos en la sed del hambriento;
tomé el camino de la ausencia
salvando melodías,
vestigios blancos de improbables rostros
que impasibles se ahogan en los gritos
de aquel infierno ciego
donde transita pródigo
el exiguo pudor de la mentira,
como la tenue niebla de febrero
o cualquier otro mes
donde la bruma acude.
Las claves de una espera
nutrida de lujuria,
un aroma bañado en la codicia,
la endurecida carne
en los brazos amargos
y en medio las mañanas
padeciendo quimeras,
la expulsada locura
desterrada sin lunas.
Sin más ruido -ni risas-
más allá
de la tristeza,
sin tropiezo del alma
–en más abrazos rotos–
para no madurar
–con angustia y sin fe–
en un lugar sin corazón.
La mente es un volcán
que trasciende la vida
con la pasión de un abrazo.
Con la cruda verdad de los volcanes
no se derrite la belleza,
sin embargo,
no estamos destinados
a implorar nuestras muertes
ni a revelar la fe
de nuestra sangre.
¿HASTA CUÁNDO MI BOCA PROGRAMADA?
Elevándome, hundiéndome,
corro por la vida
¿Qué será más allá?
Le pregunto a mi corazón,
pero me deja en la duda.
Fujiwara no Yoshitsune
Ni siquiera el conjuro
logró eximir al desnudado pájaro
de su jaula vencida.
Una vez más giró hacia mí
al regreso del viento
cuando buscaba en la calma
la mueca amable de la vida;
mi boca, sin saber qué decir
tragó un nombre al encuentro de la lengua.
Pudo ser la oración
de los dientes clavados en la sombra
o un quebrado reloj sin calendarios,
pero yo vengo
–desde el borde de un soplo–
al azul de unos labios
donde juré absolver
mis huesos prisioneros.
Ya no puedo esperar que regrese la vida
mientras mi cuerpo escarba un bosque
perdido entre montañas.
Se quemaron mis labios
en apagados cirios
y en mis dudas lactaron
las sarcásticas nieblas.
Poco me ofreció el cielo
por tantísimas horas,
que errante arremetí contra él.
Podré cerrar los ojos
y, encendiendo la llama,
trazar un corazón
que levante los brazos
para ceñirse al fuego.
¿Me imaginas alzado a mi alma,
si quemado en mis líneas,
se me abrasan los tiempos?
¿A dónde iré sin oleajes?
¿Me imaginas ahogado en mí mismo
sin pájaros colmados
bailando en mis pupilas?
¿Hasta cuándo mi boca programada?
mi idioma, mi
lenguaje.
YO ESCRIBIRÉ MIS ÚLTIMAS EXCUSAS
¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué voy a hacer?
Saldré a toda prisa como estoy, y andaré por la calle
con el pelo suelto, así. ¿Qué vamos a hacer mañana?
¿Qué vamos a hacer jamás?
T. S. Eliot. La tierra baldía (131-134)
Un universo frágil
se extiende en las paredes
buscando su destino,
como si de menguar
en la naturaleza
las ciudades se urdieran
mártires y verdugos.
Sólo la brevedad
es tan cierta que duele.
Nada de lo que somos
es sagrado en nosotros,
se consume en lo breve
de la entrega y las horas.
Un día el viento llegará
sin advertencias
destruyendo la savia
sus íntimos caudales
e imprimirá su llanto,
en tanto –displicente-
una vela prendida
ungirá sal al mundo
y cambiarán los ojos
que perciben la tierra.
De la tierra baldía
nos hemos resignado
a sus desérticos eriales;
hemos construido un universo
de infructuosos principios
que no admiten la entrega
ni soportan la gélida
gula de la indigencia.
Siendo lujuria y sed
olvidamos a Dios,
sin querer otro dios,
sin pretender ser dios,
sin respetar a Dios.
Y no hay perdón ni agua
que redima el olvido
e inunde la memoria de paz,
justicia y libertad.
El universo es prenda y fianza
rehén convicto,
rémora sin escritos
que preserven al hombre
del hosco escupitajo del rencor.
Más allá de los mares,
la redondez del orbe
se nutre de la espuma
que besa el infinito,
para aplacar al hombre
y fabricar promesas
que puedan conciliar
la fría búsqueda
de los inexplorados
diamantes del destino
(disimulados en los frágiles y
agrietados valores del hombre)
con las breves paredes del universo.
En tanto habla el desierto,
yo escribiré
mis últimas excusas.
UN RASTRO DE VERANOS
Somos química
y ante mis ojos late el
mundo
como si el vacío y la nada
lo inundaran todo.
No juzgo, no hago nada.
Observo y callo.
Sólo observo y callo.
No sé, a fin de todo,
qué es lo más opuesto a un
beso.
MIS OJOS SIN DESTINO CAEN AL SUELO
La literatura no nació
para dar respuestas,
sino más bien
para hacer preguntas.
Julio Cortázar
Nacido del espanto
rompió el tiempo su luto
y encadenado al negro,
vencido por el fuego,
desató cruel su rabia
y mató, degollando,
los arcanos del miedo.
Otra vez la ceniza torna gris.
Mi ánimo envenenado
se profiere en sobornos
ceñidos a la hiedra.
¿Quién anuncia proclamas
dilatadas en fuego?
Un vómito, abismo impuro del averno,
con la perseverancia de un cielo gris
que indiferente curte mi frente,
camina sin orillas para el regreso,
sin cómplice lunar para bebernos
la vida, juntos, en alianza.
Alzo mi copa para
saborear memorias,
raíces que difieren
estando unidas
y en la distancia se maldicen
por no estar cerca.
(Observo de reojo
que el techo me amenaza
con venírseme encima).
Rendido irrumpe el líquido en mi cuerpo,
por mi cabeza, imprecisos,
se despliegan borrosos los recuerdos,
escenas repetidas de una vida anterior:
Esa savia in vitro, fosilizada
y pretérita donde se ahogaron
las cunas de las gestas,
el germen de los héroes.
Una rosa muy roja, roja,
permanece en el tiesto
y enfrentándome a ella persisto rotundo,
firme en la inmensidad de la nada.
Sobre mí el vacío gira como en sueños,
me acuchilla de forma inesperada.
¡Sangran los dedos ante mis ojos!
Un mago anuncia, báculo alzado,
la adhesión de los pájaros
volando hacia el sol.
Nueva copa, ahora de rojo alcohol,
me sacude las manos
haciéndome sentir más vulnerable.
El destino se enfrenta
nuevamente a mi destino;
cambian las formas,
es la misma verdad, nuevamente,
cebándose en mi terquedad;
la pobreza de una cordura tan vacía
como mi espíritu y otra vez la tentación
toca mi cielo.
Enciendo un pitillo, otro,
en tanto las cigarras
–con su estridente chirrido– me alteran;
una mesa repleta de colillas
me advierte que subsisto en el lado débil.
Un perro lucha bravucón con otro perro
de menor orden y medida,
me confunde su falta de entereza,
su bravuconería flagrante
me irrita y le abro la cabeza con un canto rodado.
De pronto otro cadáver se muestra ante mí
y de nuevo la misma mesa enfrentándonos.
Las exactas preguntas.
La misma ambigüedad en las respuestas.
Lloro. Caigo.
Mis argumentos buscan
–de nuevo en los rincones
de este breve cubil– las objeciones.
Mis ojos sin destino caen al suelo.
La ceniza enfurece dentro
en tanto quema la garganta.
AQUÍ MI CUERPO, MI VESTIDO, MIS EXCUSAS
Hay una cruz
marcando al mundo con su sombra
Jano Antrix
Era el vino la fiesta, y el pan la carne ebria.
No sé aún la verdad de su Palabra,
si es la ciega razón
o un campo donde huye el horizonte.
Cada pulsión persiste en su luz
incrustado en las huellas
de un espejismo
que pretende vaciar las noches
y obtener el aliento de las mañanas.
En su agotada cruz
–redimido al sarmiento–
renunció a sus latidos
la semilla gestada en las alturas.
En tanto por su piel se bordaban espinas
los párpados abiertos proclamaban firmeza,
la gente avivará en sus avenidas
el sueño que engañó a la madrugada
y a un lienzo que por santo impregnó su figura.
Arrinconado impar –el fehaciente cáliz–
si, vomitado el vino,
precipita sus óleos otorgando promesas.
Alabé la semilla
que, ofrecida a la muerte, retornó de su tumba
con toda la primavera por paisaje.
(Más de pronto
sentí que nunca más podría yo contar contigo. Que indiferentes tus palabras ya
no escarbaban en mi pecho. Tu ilimitado sacrificio, la plenitud de tus
entregas. Tu espíritu tembló en el aire, y la ceguera fragmentó mi verdad).
No resucitará
desde sus muertes Lázaro,
persistirá en el mundo
con el veneno y la sombra de la próxima cita.
Para elevar el fruto de la vid
conjuró al cáliz de los tiempos,
para hallar los pretextos
que exculpen mis raíces.
Aquí mi cuerpo, mi vestido,
mis excusas; aquí
mis sinrazones
caen
y se rebelan.
UN RASTRO DE VERANOS
No veo la miseria que hay,
sino la belleza que aún queda.
Anne Frank (1929-1945
Harto de picaduras,
un pueblo al sur del sur,
con su cíber, su plaza,
su locutorio y sus parados,
expresa la carencia
en su aliento vencido,
revelando en derrota
la indigencia aceptada.
Transitar la estrechez
y el apremio del día,
no es la mayor miseria,
peor, ser miserable,
conformarse con nada.
Ningún camino fue tan difícil
como retrocederse
con las manos vacías
al centro exacto del origen;
vislumbrar un linaje
de huesos y osamentas
que acuna calaveras
y rebusca sin manos
la sacrílega savia
de la propia existencia.
A cuenta de mostrar
el alma proclamada,
un rastro de veranos
se agarró de las barbas
del incierto destino
de una estrella sin luz
–y sin
fortuna–.
En el eco de un sueño emocionado,
se untaba del hambriento espejo
de una mujer sin miedo,
donde el hambre brillaba
Y el sol era la llama,
la abundante corona
que de blandirse en todas
direcciones, temblaba
como una telaraña
desprendida del cielo.
Jamás bajo la brisa,
bajo los espejismos,
aferrado a la tierra
y al poderoso invierno,
un verano había florecido tanto.
SEREMOS EL JARDÍN QUE LA NOCHE VISITA
“siete mil veces he muerto
y estoy risueño como en el primer día”
J. Sabines
El mundo es la sartén
y la gente se arrima al calor del barullo
a remendarse el hambre
y expresar los favores
que esperan concederse.
Las mañanas deformes
suman todos los vicios.
Podría atarme cada mano tras la nuca
para anular el tacto de las comadres;
podría atragantarme con un cuchillo
para clavar la santa cruz en las ingles;
podría nuevamente dejar mi culo al aire.
Llegó el momento de zurcir los calzones.
No hay pulsión
que fecunde a la tierra y la preñe
sumergiéndola en dádivas
que eleven sus raíces,
que nos aleje de los ojos
timbrados del infierno,
del resplandor de los espejos,
y de la vana búsqueda del bosque.
Aunque lo oscuro obsequie
el callado silencio de las vocales,
oye y escucha, la noche, los rumores del hambre.
Descalzados, sin tierra donde alojar la entrega,
se condena a la hiedra que huye
hacia el sexo caníbal devorador de verbos.
Prestos a
morir
seremos el
jardín que la noche visita.
*El título de
este poema corresponde al verso 18 de la obra poética Algo sobre la muerte del
Mayor Sabines (1973) PRIMERA PARTE - III POEMA del que es autor mi admirado
Jaime Sabines
TATUAJE
Las manos cogen flores sin que ella se dé cuenta.
Fernando Pessoa
Tantas gotas de lluvia
y aquí hendido en la nada
de esta extraña galaxia
cruel y desconocida
con los ojos cegados por el barro
y el corazón que no me dice nada.
Ya no exige la sangre su destino,
tan opuestos caemos
y así cohabitamos enterrado e inertes
con la vida aún puesta.
No indiferente observo a los de afuera
–y a los de más allá–
no es probable que estén tan enfermos,
tan ostensiblemente quebrados,
como nosotros.
El origen no existe,
ni tampoco el recuerdo;
no hay nostalgia ni lloros
entre la resentida piedra,
y el aliento es un baile a punto de tropezar.
Entre el miedo y la vida
hay un dragón hambriento
que desviando los ojos
muestra sus dientes blancos
exigiendo ceder
postrado y sin afectos,
sin húmedas mejillas,
muriendo ausente,
como cínica estatua que, impúdica,
vuelca sus reproches al vacío.
EL HOMBRE INDEFINIDO
Yo también, una vez
nacido, aspiré el aire común,
caí en la tierra que a
todos recibe por igual
y mi primera voz fue la de
todos: lloré.
Libro de la Sabiduría 7:
Ninguna sombra se detiene si el hombre sigue
caminando
La lluvia llovía del cielo
y ennegreció los caminos…
Fernando Pessoa
El hombre es un molino
que gira y se alimenta
de sudor ocho horas al día.
Es una máquina que vibra
sin comprender por qué gira la tierra,
y se tuerce como una hoja
errando en su inocencia.
Él observa esperando
y siente reverencia por las cenizas
-porque el hombre es ceniza-
cuando -impreciso- observa las estrellas.
A través de la nieve, a través de las aguas,
le llega la alegría y estima que el dolor
-como a un ultrajado mártir-
lo llevará hasta el éxtasis.
No soporta pensar en un cielo indulgente
y contempla la noche sin obstruir al sol ni a la
lluvia.
Nadie puede morir dos veces,
ninguna sombra se detiene
si el hombre sigue caminando.
SILENCIARME LOS PÁJAROS
Indiscutiblemente, le habíamos encontrado un sentido
a la vida, teníamos un plan, un proyecto, un futuro.
Reinaldo Arenas (Antes que anochezca)
Debiera prepararme para el futuro,
pegarme un par o tres de hervores,
mudar mis calcetines con frecuencia
y tomar el café menos cargado.
No será suficiente
lanzar mis miedos por las ramas,
silenciarme los pájaros
que persistentemente cantan
y amordazar mi boca pertinazmente abierta.
En su origen, el hombre, se sabe indefinido,
desconoce su génesis
y sabe menos aún de a dónde se dirige.
El hombre es una duda
que se identifica con la negación
y elude las ideas intuitivas;
en cambio, necesita sus raíces,
su cultura y su historia,
saberse parte de un todo,
desentrañar su angustia,
soportar el vacío,
la lealtad a la
nada,
para hallarle
sentido a la vida.
EL HOMBRE NO PUEDE HUIR DEL HOMBRE
Estamos eternamente solos,
y todos nuestros esfuerzos,
todos nuestros actos tienden
a huir de esa soledad.
Guy de Maupassant
Se encogen las mañanas
dobladas por la duda,
no hay realidad
que no merezca ser derrocada.
Cada día tropieza el hombre
con su voz y su sombra.
Se repiten las fotos
y la mirada parda
precipitada y alerta.
El hombre siente que la nada
lo descarta del todo,
que no le pertenecen sus actos
ni le emocionan sus designios.
El hombre
-se conmueve al saberse impreciso-
no puede huir del hombre:
el
hombre acosa al hombre
no puede huir de sí.
TAL COMO SOMOS
Mi boca
llena de palabras estancadas
es una prisión de tempestades
acalladas
Ciego y sin lluvia –resignado– regresaré al llanto donde
muere en silencio la única flor nacida; es pecado o locura
o ambas cosas, lo sé.
Un abismo. Una cumbre. Un arsenal.
Un llanto nada
más nacer.
Todas las pasiones –todas–
un despeñadero
de silencios que duermen
con sus sueños de hambre
y una lengua que dicta
al silencio y a la tarde
los dones de un destino
que cruza los alambres
con la cara risueña
y el corazón trastornado.
(Embebidos en
esa concavidad por donde el mundo parte en dos mitades el desierto y la
abundancia sin más límite que la noche para respirarnos o ahogarnos según qué
mitad nos quede en esta trampa de vivir de
rodillas o
morir desangrado en cualquier frontera extraña, con la lengua y los ojos
divididos por un destierro hostil donde apenas, si acaso, alguna palabra se nos
podrá escapar entre la resignación y el llanto).
En algún breve tiempo
todo será un valle
–así lo siento y sueño–
donde la tarde y tú
daréis brillo a la raza.
Y esa aldea dormida
liberada de dogmas y opiniones
–con su último dios huido–
cerrará las heridas
y cantará a las tardes
con la preciosa voz
del que extirpa sus clavos
y olvida sus rencores.
Y entonces ya no seremos débiles
Y entonces ya no seremos miserables
Y entonces ya no tendremos que sufrir
Y entonces ya no tendremos que robar
Y entonces ya no tendremos que matar
Y entonces mostraremos al mundo nuestro mejor color.
Tal como somos –puros– en esencia puros.
Tal como somos
–puros– seremos. Lo sé.
LA GEOMETRÍA DE LA CARNE
y digo en cualquier esquina mi rabia
mientras ella la que yo amo aguarda
como una promesa o como una esperanza
Jorge Carrol
Desgastados mis huesos
callarán sus promesas
para seguir sufriendo
la geometría de la carne.
Podría yo enmendarme
los modos y el peinado;
tal vez
debiera colocarme
una flor en el pelo
y sonreír de forma estúpida
a quienes opten por mentirme,
pero no será bueno,
no será lo mejor
para un corazón
que no crece
aturdido e inerte.
PODRÍA HUIR DE MIS COSTUMBRES
Lo que se hace costumbre
se convierte en propia naturaleza.
Aristóteles
Sí. Podría entregarme al olvido
del que nunca me fui,
podría, cómo no,
olvidar mis costumbres
(por las que
no siento arraigo).
Podría persistir en los caminos
que me llevan y traen
a la imprecisa dimensión de los días:
Una ablución
de espuma, pan y circo,
el vacío de una tarde cualquiera…
Pero siempre hay atajos que obran su penitencia:
una jodienda
en un molesto ocaso
un polvo
moribundo
una eutanasia
activa
un serrín
metafísico
de gastadas
cenizas.
Una aflicción de amor hundido,
obsesionado icono bruscamente agostado,
porque la
vida es vida y acostumbrada inercia,
o
sea: un sinsentido,
o sea: nada.
EL HOMBRE Y SUS CADENAS
La libertad no ha de venderse
ni por todo el oro del mundo
El Quijote
Ojos, oídos, dientes,
un empañado signo de exclamación
reptando en la oración de la mañana;
un ángel que
regresa a las diez,
un
crujido, un saco, miedo,
antes de la tormenta: miedo.
No ignoraba que alguna vez crecería
para dejar de ser un niño,
que los aros y juegos,
la rayuela y el fútbol
quedarían al otro lado del culto.
Y al otro lado algo se apaga,
mientras enciende –el hombre-
su antorchas -y sus cadenas-
buscando en la riqueza
–como en una semilla
que tarda en germinar-
su libertad.
EL HOMBRE DANZA CON SU SOMBRA
y sin embargo os digo:
mi vida es una pequeña balsa enamorada
Miguel Oscar Menassa (El verdadero viaje)
Nosotros levantamos el fuego
lanzando piedras
a la oscuridad del bosque.
Comprendíamos
las razones del sol y de la luna,
tal vez nuestras sandalias,
al profanar la grava,
forjaron su abandono
negando a nuestros dioses.
Mientras el hombre danza con su sombra
-para librar al cuerpo del poder de la mente-
los cuatro puntos cardinales le observan
e impasibles ocupan los círculos
que encierran sus palabras.
No es la ausencia de voz
perdida en su inventario de dicciones:
es el día gritándole al interior del círculo.
Al interior de un círculo crecido en su silencio,
donde arden las llamas prendidas al misterio del fuego.
UNA POLILLA SOBRE LA CUERDA FLOJA
Las paradojas llevan a la verdad.
Para ver lo que vale la realidad,
hay que verla bailar sobre la cuerda floja.
Cuando las verdades se vuelven acróbatas,
podemos establecer un juicio sobre ellas.
Oscar Wilde
¿Quién soy?
¿Soy el que soy?
Tal vez no soy quien creo que soy.
Acaso solo seamos un sello,
una etiqueta, una marca.
Quizá tan sólo rúbrica y cuño,
jardín de evaporadas huellas,
camino del olvido.
–Precipitado indicio–
como una polilla
sobre la cuerda floja,
plomizo lacre, al cabo de todo.
PARTE Y MITAD DE UNA MISMA SOMBRA
¿He aprendido algo sobre la vida?
estamos divididos entre mente y cuerpo.
La mente abarca todas las aspiraciones
nobles, como la poesía y la filosofía,
pero el cuerpo se lleva toda la diversión.
Woody Allen
Ciertas moléculas,
de manera fortuita,
ligaron entre sí
explotando en su aliento
esperma y óvulo,
y comenzó la vida.
¿Hay algo más allá de la patria y el suelo?
¿Renegaré de ser persona
si pierdo nacimiento y estirpe?
Acaso –lo sabemos bien–
-como un árbol que muere y resucita-
nuestro destino va creando sombra
conforme avanzamos.
A la vez, una bolsa de óvulos
busca su esperma para ser parte y mitad
de una misma
sombra.
ARDIENDO EN EL PERFUME QUE REGALA LA NOCHE
Yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada.
¿Qué podría ocurrirme
si renuncio a mi ego?
Sería indiferencia, espacio impertinente,
la exenta cicatriz que la escarcha diluye
tal que un misterio en medio del silencio.
De tantos esqueletos que somos
¿quién tiene la osamenta más larga?
El hombre necesita respirar,
recorrer continentes,
auscultar la noche y abrigarse las alas
para entrar en su propio mundo
a enderezar sus huesos
y compartir campanas
en la viña del mundo
donde la tierra absorbe el cáliz y la sal
que en cada vientre crece
como mujer en llamas
ardiendo en el perfume
que regala la noche.
LA OSCURA MANCHA DE LA INOCENCIA
"Amar, dar, perdonar, crear.
Estas cuatro palabras
designan
cuatro formas de iniciativa,
cuatro formas de inocencia.
bajo estas cuatro formas,
la conciencia efectúa un movimiento
eferente y directo hacia el otro o hacia el objeto,
un movimiento sin retorno hacia sí mismo."
Vladimir Jankélévitch
¿Qué hay más allá del cuerpo y la razón?
Hay un mundo interior
rehusando compartir espacios,
un universo que tropieza en el otro.
Quizá la vida, como un triángulo impar,
desdibuje sus ángulos en formas peregrinas.
Fuera de toda lógica,
un alma o una piedra
podrían derribar todas las geometrías.
No lograría huir de mi destino
dejando atrás
–como en un vuelo de pájaros sin rumbo-
la oscura
mancha de la inocencia.
CREER EN LAS PEQUEÑAS COSAS
Tengo un idiota dentro de mí, que llora,
que llora y que no sabe, y mira
sólo la luz, la luz que no sabe.
L.M. Panero
Ahora estoy empezando a creer
en las pequeñas cosas,
ésas que hablan de amor
para unir al mundo.
Un abismo o un pecado
rompen todas las fases de la luz.
Así, tomando asiento en la yerba,
tapo mis quemaduras
y recorto las alas
de todos los parásitos
que hostigaron mis días.
Las palabras no siempre aciertan,
hay un derroche de silencio
que pronuncia un idioma negro.
UNA ROSA ESCAPADA DE LA BRASA
Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío
mi corazón se cierra como una flor nocturna.
Neruda. Poema 13
Y en seguida un bostezo,
una aldea dormida,
una rosa escapada de la brasa,
un coctel molotov
que explosiona y muere sin gozar su vuelo.
Sólo explosiona y muere.
Sólo explosiona y muere.
La muerte acentúa la soledad en que vivimos,
vida y muerte se fingen con astucia,
traicionan sus entregas sin calor ni fulgores
que derritan los hielos acumulados durante años.
Quizá la brevedad
sea al cabo de todo sinónimo de felicidad,
todo es cíclico, todo se renueva,
todo es
breve y efímero,
un día
empieza la vida
y otro día termina.
EN LOS OJOS DEL BUDA PERMANECE LA CALMA
Se nace a cada instante
sin pretender un camino
hacia la izquierda o hacia
la derecha.
No se busca el camino, se
encuentra,
ambos, el camino y tú,
coincidís
y os atraéis el uno hacia
el otro.
Los pájaros inermes se acurrucan
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Pablo Neruda (Poema 1)
Siempre en el invierno
me decrecen los órganos,
estallo manso en el último fuego,
me desvisto,
no encuentra el corazón sus latidos.
Mi lengua, llena de pasión,
se queja de este animal
que no come
ni entiende su indigencia.
Adivina las fallas,
de un desnudado rayo,
como un témpano frío,
sudando por el agua
que derrama mi cuerpo.
Los pájaros inermes se acurrucan
alrededor del pecho,
buscan mi mano
para picar de ella el alimento,
quiero decir el caos,
el hambre,
la ansiedad.
EN LOS OJOS DEL BUDA PERMANECE LA CALMA
La soledad no es algo que me molesta
porque siempre tuve este terrible deseo de estar solo
Bukowski
El viento mueve mis cortinas,
pero no siento nada.
Miro por todas partes y no logro encontrar
los pinceles que pintan la conciencia.
Hay un estanque en calma.
La noche está durmiendo.
¡El amor y la pasión no tienen excusas!
Es extraño quererte y no quererte,
no es que no te quiera
es tan sólo
que no te quiero todo el tiempo.
Todo lo que escribo en un papel
está lleno de soledad.
Todo lo que escribo está lleno de soledad.
Lo que escribo está lleno de soledad.
Lo que escribo es soledad.
Escribo soledad.
Soledad.
–Yo soy Soledad.
–Hola qué tal, yo soy el papel.
–Juntos estamos tan solos como separados.
Hay palabras que no importan nada.
Disfruto sin compañía.
Mejor no molestar.
Me siento solo sólo de sentir
que nadie siente que me sienta solo.
Veo todas las hojas amarillas,
nunca las podré tocar completamente.
Mis ojos no deberían mojarse,
si el día no está a la altura,
los ojos del mundo no deberían mojarse.
Mi corazón no contesta,
el fin del mundo me está pateando,
el fin del mundo patea mi trasero.
A veces quiero ser niebla en la noche,
necesito ser niebla en la noche.
Un instante de viento,
sigue la luna su creciente curso.
Y en los ojos del buda permanece la calma.
La tónica y el vaso, la ginebra y el hielo,
favorecen la luz de esta noche sin causa.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto.
Federico García
Lorca
En los altos del día estalla la
pureza. Entreabro los párpados y observo que hay ladrillos conjugando la
piedra.
No pienso hoy en un mundo a la deriva,
el mar de los poetas se estira hasta mis ojos.
La fe es el eslabón perdido de la
realidad, un barco que se hundió hace tiempo.
La luz se encuentra en porcelana
nueva, en el relámpago del verso que se mira en tus ojos y en las alturas de
esa chispa que se aviva a tu lado.
Sólo con luz y piedra se podrían
construir habitaciones blancas para que crujan labios urgidos en los labios de
aquellos cuyas bocas son espacios humanos sin distancias.
Y sí, convéncete, no hay más
territorio que los pasos que andas, tus oídos y ojos, el haz de luz que te
acaricia el alma, y tú, la estela que regresa con un pan a su casa.
Un mundo nuevo tiene el color de las
caras que bailan y su nombre es oxígeno compartido contigo.
Hemos llegado al límite de los
gastados signos del escorpión.
Voy a besar la boca de aquellos que
aún no besan.
¿A QUÉ DIOS NEGARÉ MI FE?
¡Oh, hambre mía, hambre mía!
Anne Sexton
Como molécula de un mundo incierto
hilvano letras que dibujan sueños
buscando el gesto amable de la luz.
Deambulo entre palabras
liberado de angustia y al calor de los signos
emergen las cenefas.
Cada instante es una nueva muerte
y un nuevo nacimiento
y sin fulgor de vida no hay éxtasis
ni génesis ni orillas vírgenes.
Más allá de la muerte y de la vida
no habrá lamentos en que refugiar el dolor.
Algunas preguntas, quizá alguna respuesta:
¿A qué dios negaré mi fe?
¿Quién rezará mis oraciones?
No hay muerte sin fulgor de vida.
Luz y lágrima, lamento y dolor
lamento y lágrima, dolor y luz
componentes de una misma ecuación.
Continúas caminando en pos del horizonte
y él deteniéndose me preguntó y si te hago
ahora un hijo ¿qué sería? y yo le dije
por favor no pares ahora
Raúl Zurita
Sigue la edad del hambre inundando tus
miedos, tus ansias no se han ido, hueles la madera y pretendes ser fruto para
anidar en ella.
Tus ojos bien abiertos amarrando
minutos, tu mirada tenaz recontándote huesos.
Y sientes que la muerte es antigua y
te persigue, pero tu pecho es fuerte y los escalofríos apenas si te rozan.
La lluvia es un grano de trigo, la
conexión sin pago a una ciudad sin hambre.
Tú observas el verde ladeando a los
ciegos que te ponen mil parches en rodillas y ojos.
Continúas caminando en pos del
horizonte donde la lluvia arrecia y no alcanzan los ciegos a medrar entre el
trigo al temor de las aguas.
YA ESTOY EN LA INOCENCIA
Todos te desean, pero ninguno te ama.
Nadie puede quererte, serpiente.
Jaime Sabines
Quién pone paz al fuego
cuando se rompen los abrazos
sin haber entregado la mirada vencida.
Tras el olvido,
un valle de murmullos
hace crecer montañas
que quiebran los cimientos.
Un alambre -estirándose las hebras-
encoge los proverbios de una cumbre
que se oculta en los hielos.
Las luces apagadas (ya soy oscuridad),
el empeño vencido por un grito recóndito
denunciando el silencio
de una cruz vinculada al desahucio,
y el polvo un renegado destierro:
en cada espejo un roto
por donde el fuego puede
ser vencido sin agua.
En algún lugar sigo estando solo,
sin ninguna metáfora,
sin una esponja donde escurrir mi veneno.
Y esta codicia, este hambre de desamor
-curtido en barbitúricos- correrá en pos de mí,
se arrastrará hacia mí, vendrá hasta mí...
como un reptil hambriento.
La cadena engendrada con sus manos
maldecirá –clavando sus latidos-
nuevamente su aliento en el desierto.
Me renuncio.
No soy
persona:
ya estoy en la
inocencia.
Alguien ha regresado y el sol ha vuelto
Y las que mueren de parto saben en la última hora
que todo rumor será piedra y toda huella latido.
Federico García
Lorca
Hoy, y es costumbre sana,
comparto el vino sin más sombra
que la mesa y la copa.
Compartir este día –esta visión de símbolos–
donde la íntima luz, exaltada de gloria,
nos conduce a los sueños de un juego de trompetas
-donde el místico dios renace con nosotros.
Aquí la mesa.
Un día sin la pobreza de siglos que arrastra el hambre.
Siento el vuelo de un pájaro,
–la luz de la esperanza–
con toda la altura que el cielo me permite.
Alguien desplaza las piedras.
La vieja campana no rompe el hambre,
asombrada cultiva un maizal de fortunas.
Alguien ha regresado y el sol ha vuelto.
Ese barro que nos quedó anegado entre los dientes
Tropezando con mi
rostro distinto de cada día.
Federico García
Lorca
Suelo.
Manadas de bisontes. Tú cabeza y la mía deformada. Huracán de palabras
que golpean a un alambre clavado en la verdad:
una mejilla informe que no sueña palomas deambulando las aceras.
Huesos.
Van cayendo como hojas deshojadas. Paraísos con mañanas ya vencidas. Polvo en
las monedas malgastadas. Musgo que tropieza a cada paso: silencios recorriendo habitaciones.
Fruto. Dolor devorador de corazones. Costumbre de huida en la derrota. Un vacío lleno de gente. Nebulosas mostrando sus fracturas: son ciegos inventando cien colores con ojos que comparten dos trayectos, caminos que se alejan muriendo paso a paso por sus bocas en un paisaje plano que desanda la brisa de latidos de dos ciegos hastiados ya de lunas y de ojos mencionados.
Pero
el hastío en los ojos no conmueve, cual poniente, se extingue en la distancia: se resiente cansado de ser
carne taponada de polvo y de ser boca atrapada en ese barro que nos quedó
anegado entre los dientes.
ÚLTIMA OFRENDA
La ilusión no se come –dijo ella.
–No se come, pero alimenta –replicó el coronel.
Gabriel García Márquez
Leal adormidera la carne, tibia luz
entre la negra flor del tiempo malherido
y el disoluto verde de un insaciable tallo
que abrazado a sus venas persiste con la sangre
en el seno indulgente de la madre que escoge
-como perfecta aya- del sarmiento y la vid,
los deseos y el semen que la noche reclama.
Detenido en su origen mis pasos imprudentes
recrean los caminos de una mujer oscura
que, alargando la sombra despojada a la noche,
conjuga con su alma la suerte
de un hierático asido a sus pecados.
Desahuciada de sí afronta con su aliento
la levedad de aquella ofrenda última
-de tan desnudo cuerpo ofrecido a la carne-
su transparente ópalo ataviado de fuego:
promesa y juramento.
Apocado de ti, de tus flamantes hilos,
el tiempo ha insistido en los abismos,
sellando como estatuas mis
ósculos de plomo.
Acerca del autor
·
2000. Blog Los otros que me forman.
·
2001. Blog Poetas de Hoy. (poetasdehoy.blogspot.com)
(www.poetasdehoy.com)
·
2002. Cofundador del Grupo Poético
Alaire. España.
·
2014. Cofundador de Poetas del Sur.
España.
·
Colaborador habitual en varias
revistas digitales de poesía y literatura.
·
Colaborador, organizador y activista
cultural en recitales, tertulias y encuentros poéticos.
Coordinador y presente
en las siguientes publicaciones:
·
2003. Odaldecir
Poetas en Lengua Castellana. 8 poetas de España y Latinoamérica. Impreso en
Argentina, Gráficas Quipos.
·
2007. Antología
Poética Área Reservada. Antólogo Alonso de Molina. Poetas: Jorge Carrol y
otros autores de España y Latinoamérica. Bubok Publishing. España.
·
2008. Antología
Poética Un Mundo y aparte. Antólogo Alonso de Molina. Poetas: Abraham
Chinchillas, Alejandra Craules y otros autores de España y Latinoamérica. Bubok
Publishing. España
·
2009. Antología
Poética Universos Diversos Poesía del Siglo XXI. 22 autores 11 hombres 11
mujeres España y Latinoamérica. Coordinada por Alonso de Molina y publicada por
la Editorial Alaire. Gráficas Ayala. España. Versión digital Bubok Publishing.
España.
·
2017. Fundador y director de la Revista Digital De Sur a Sur Poesía y Artes Literarias, que incluye
poemas, relatos, reseñas literarias, entrevistas, actividades y textos de
poetas y escritores de España e Hispanoamérica. De periodicidad trimestral,
está incluida en la Red de Literatura y Cine de Creatividad Internacional con
sede en Miami
·
2018. De Sur a
Sur en Verbo y Verso Poesía Erótica
Escrita por Mujeres de España y Latinoamérica. Editor, antólogo y
prologuista, Poemario reconocido en FIS 2018 a autores, personalidades e
instituciones que se hayan distinguido por su servicio a la comunidad hispana
y/o como promotores de la cultura latinoamericana. Amazon. Tapa blanda y digital.
·
2017. 2018. 2019 editor, redactor, compilado, en los 9
números de la Revisa de Sur a Sur Poesía y Artes Literarias.
Presente en las
siguientes Antologías:
·
2004. Libro de
Poetas. Ayuntamiento de Córdoba Ciudad Europea de la Cultura. 19 poetas España
y Latinoamérica: Ignacio Arrabal, Jacqueline Klein Texier, Ana María Fuster,
Abraham Chinchillas…
·
2007. El sol
desmantelado. Homenaje a W.H. Auden. Albatros Press. México.
·
2009. Antología
de poemas. 14 poetas: Sara Castelar, Benjamín León, Rafael Teicner...
Editorial Alaire. España
·
2011. Antología Poética
"Arido Umbral" 14 autores España y Latinoamérica.
·
2016. Ciudad
Celeste. Homenaje a Valente. Instituto Estudios Almerienses.
·
2017. Antología
Más Allá del Sur. Editorial Letra Impar.
España.
·
2017. Antología
Calle de agua, frontera salada. Tetuán (Marruecos).
·
2018. La Casa
de Zitas Antología 1 Aniversario. Zaragoza. España.
·
2018, Antología Poética Versos que abrazan Día Mundial Contra Violencia Género.
·
2019 Cinco a
las 8. Poetas en el museo. Ayuntamiento de Almería.
·
2019. Con humor
propio. Antología de poesía actual.
Ediciones Dokusou.
·
2019. Antología Internacional Poesía Multilingüe Amaravati Poético Prism
Libros
publicados
·
2007. Estación Sagrada. Bubok Publishing. España.
·
2008. Tal vez sonetos. Bubok Publishing. España.
·
2009. La memoria fragmentada. Editorial Alaire.
España.
·
2017. Un humano cualquiera. Amazon y Google Books.
Tapa blanda y digital
·
2017. La insaciable verdad de la verdad. Amazon y
Google Books. Tapa blanda y digital
·
2018. Allá donde empieza la locura. Amazon y Google
Books. Tapa blanda y digital
Premios y
Nominaciones
·
2018. Premio Cencibel de Poesía. 50 CERTAMEN
INTERNACIONAL CATA DEL VINO NUEVO Y ANOCHECER POÉTICO. Valdepeñas. España.
·
Premio Especial FIS 2018 (Savannah EEUU) a autores,
personalidades e instituciones que se hayan distinguido por su servicio a la
comunidad hispana y/o como promotores de la cultura latinoamericana.
·
2019. Nominado al PREMIO DE LITERATURA EN ESPAÑOL
ERNEST M. HEMINGWAY.
·
2019. Premio Especial FIS 2019 por la obra “La
insaciable verdad de la verdad”. Pinar Publisher LLC.
·
2019. Premio Pámpanas
Amarillas de Poesía. 51 CERTAMEN INTERNACIONAL CATA DEL VINO NUEVO Y ANOCHECER
POÉTICO. Valdepeñas. España
Reportajes
y entrevistas:
·
Reportaje y entrevista en Revista Digital La Nausea http://lanausea2000.blogspot.com.es/2016/06/soy-como-un-ojo-pegado-mi-conciencia-el.html
·
Reportaje y entrevista PÁMPANAS
AMARILLAS
·
Entrevistas en emisoras locales Candil Radio,
programas “Días de Radio” y “Mar de Jairán”
Enlaces a
muestras y reseñas acerca de Alonso de Molina
·
Presente en recopilatorios y antologías digitales
online: Poetas Andaluces y Poetas Siglo XXI (Fernando Sabido), Las afinidades
electivas (España), La Náusea (España), Pinar Publisher (EEUU), entre otras.
·
Presente en diversos números de las revistas Aldaba,
Trasparencias, Puerta de Purchena, Alaire Bienestar Ciencias Artes.
Ponente habitual en recitales, tertulias y encuentros
poéticos: Alonso de Molina, escribe desde una
experiencia profunda y práctica de la vida, sus escritos respiran corporalidad
y conciencia desde un complejo y permanente conflicto personal... ironía,
voracidad, desazón... como una espiral, se van transformando en analogías,
símbolos que conforman una sincera interiorización y una actitud
inconformista-.
Para recitales, lecturas festivales, encuentros, talleres…
Índice
alfabético
¿A QUÉ DIOS NEGARÉ MI FE?
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109
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¿HASTA CUÁNDO MI BOCA
PROGRAMADA?
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65
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¿QUIÉN CREÓ EL TERCER OJO DE LA
DISTANCIA?
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45
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¿SOBRE QUÉ ESCRIBEN LOS POETAS?
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11
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ACERCA DEL AUTOR
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116
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ALGUIEN HA REGRESADO Y EL SOL HA
VUELTO
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113
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AMO LA HOGUERA Y SUS MISTERIOS
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29
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AQUÍ MI CUERPO, MI VESTIDO, MIS
EXCUSAS
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77
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ARDIENDO EN EL PERFUME QUE
REGALA LA NOCHE
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97
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CAMINANDO EN UN CHARCO DE
ALCOHOL
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57
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CONTENIDO
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3
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CONTINÚAS CAMINANDO EN POS DEL
HORIZONTE
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110
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CREER EN LAS PEQUEÑAS COSAS
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99
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DEDICATORIA
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9
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DESNUDADO DE HISTORIAS Y DE ERRORES
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51
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DOS ROSTROS SE DESHACEN COMO EL
AGUA
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54
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EL HOMBRE DANZA CON SU SOMBRA
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94
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EL HOMBRE INDEFINIDO
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85
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EL HOMBRE NO PUEDE HUIR DEL
HOMBRE
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88
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EL HOMBRE Y SUS CADENAS
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93
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EL MISMO HAMBRIENTO DE SIEMPRE
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60
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EL PODER DEL AMOR & EL AMOR
AL PODER. LA RAÍZ DEL PROBLEMA
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15
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EN LOS OJOS DEL BUDA PERMANECE
LA CALMA
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101
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EN LOS OJOS DEL BUDA PERMANECE
LA CALMA
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104
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ESE BARRO QUE NOS QUEDÓ ANEGADO
ENTRE LOS DIENTES
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114
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FUE ASÍ QUE ME PARIÓ MI MADRE
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33
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INTENTÉ DESCUBRIRME EN TU MIRADA
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36
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LA CAL Y EL LLANTO ACALLAN LOS
CONCILIOS
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52
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LA GEOMETRÍA DE LA CARNE
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91
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LA OSCURA MANCHA DE LA INOCENCIA
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98
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LA POESÍA ES ADICTIVA
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13
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LOS PÁJAROS INERMES SE ACURRUCAN
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103
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LOS SUEÑOS SON SOLO SÍMBOLOS QUE
ENCARNAN LAS QUIMERAS
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38
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ME NOMBRO EN LOS ABISMOS QUE ME
MIRAN Y LLAMAN
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31
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MIS OJOS SIN DESTINO CAEN AL
SUELO
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73
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NINGUNA SOMBRA SE DETIENE SI EL
HOMBRE SIGUE CAMINANDO
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86
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NO ES DE UNA ENFERMEDAD DE LO
QUE DEBA CURARME
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40
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NO ESTAMOS DESTINADOS A IMPLORAR
NUESTRAS MUERTES
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63
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NO NECESITAMOS A LOS DEMONIOS
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43
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NO NECESITAMOS A LOS DEMONIOS
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59
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NO SÉ SI ACASO AYUNARME DEL
MUNDO
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49
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NOTA DEL AUTOR
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10
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PÁGINA CERO
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5
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PARTE Y MITAD DE UNA MISMA
SOMBRA
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96
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PODRÍA HUIR DE MIS COSTUMBRES
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92
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POESÍA: SI TIENES QUE PREGUNTAR,
NUNCA LO SABRÁS
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22
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POETIZAR EL MUNDO
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19
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PRÓLOGO
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7
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REGRESARÁN ESPEJOS CON SUS
MIRADAS CÓMPLICES
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47
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SEREMOS EL JARDÍN QUE LA NOCHE
VISITA
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81
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SILENCIARME LOS PÁJAROS
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87
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SOÑÉ EN UN PIE DERECHO ATERIDO
DE FRÍO
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27
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TAL COMO SOMOS
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89
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TATUAJE
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83
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ÚLTIMA OFRENDA
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115
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UN RASTRO DE VERANOS
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71
|
UN RASTRO DE VERANOS
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79
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UNA POLILLA SOBRE LA CUERDA
FLOJA
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95
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UNA ROSA ESCAPADA DE LA BRASA
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100
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VOY A BESAR LA BOCA DE AQUELLOS
QUE AÚN NO BESAN
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107
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VOY CON USTEDES A VERME
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25
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YA ESTOY EN LA INOCENCIA
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111
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YO ESCRIBIRÉ MIS ÚLTIMAS EXCUSAS
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67
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