jueves, julio 23, 2015

II VELORIO POÉTICO -Poetas del Sur -ALMERIA. ESPAÑA-




Organizado por Poetas del Sur y celebrado en las espléndidas instalaciones de Nautica Sutton, en la Plaza del Mar, El Toyo, Almería.

Junto a los poetas Graciela Zárate Carrió, Maria Angeles Lonardi, Francisca Sánchez,   Eugenio Martinez Carray, Maria Jose Sierra,  Tomás Soler Borja, procedentes de Granada, Murcia y Almería, el poeta invitado en esta ocasión ha sido el poeta gallego JOSÉ JUAN MARTINEZ FERREIRO. La Velada fue amenizada por el duo musico vocal MAYBE TOMORROW", GRUPO COMPUESTO POR Yan Huang a la voz y Alberto Bonilla a la guitarra acústica.

Ferreiro, que además de poeta es botánico, conoce bien la tierra almeriense, él ha leído a Lorca en el Cortijo del Fraile, ha caminado el exótico e intenso en su belleza natural Sendero de la Molata que une el Playazo de Rodalquilar con las Negras, ha visitado La Alcazaba y leído sus poemas en varias ocasiones, de noche y de día, entre sus muros milenarios. Ferreiro, como Valente, es otro poeta gallego con arraigo en nuestra tierra.

Actualmente, el poeta Jose Juan Martínez Ferreiro, está vinculado a la revista y los proyectos literarios de la Editorial Alaire.

Fueron esplendidas las lecturas ofrecidas por Ferreiro poniendo de manifiesto el momento álgido que está aconteciendo en su poética. Estamos ante un poeta de talente lírico, que sabe imponerse con rotundidad transmitiendo emociones y estremeciendo a los presentes. Ferreiro sabe  escarbar en sus bolsillos, es consciente de que la poesía precisa de nuevos caminos, que hay que bajarla de ciertas influencias egocéntricas y ser reivindicativa y trasgresora hacia la vida y hacia la misma poesía. 

Jose Juan Martínez Ferreiro conoce el oficio de poeta, él sabe cómo provocar a la introspectiva bestia que llevamos dentro. Su poesía está impregnada de un hermetismo que siendo cercano y comprensible, está poblado de metáforas plenas de matices que invitan al lector a abrir sus propias alas para sumergirse en un universo de intuiciones y espacios originales, dispares, contradictorios a veces pero siempre  llenos de vida, espacios en los que el subconsciente se suscribe en un contexto donde la poesía no se explica sino que se justifica por sí misma.

 En intervención, Ferreiro, nos ofreció poemas en gallego con su traslación, no mera trascripción –matiza el poeta-, al castellano, como Giralunas: ”Gira la flor solar / y se desvirga por los campos. /Giran los astros en su origen; / la pira de sus médulas”. O Salamandra, en este último el poeta puede mostrar de manera enérgica sus tablas y su voz con una bien definida puesta en escena para satisfacción del público: “Sal de madre. Salamandra. / Pan de tierra y ceniza / -los cereales de la carne”.

Como diría el mismísimo Huidobro “El poeta es un pequeño dios que hace y deshace el mundo a su antojo”. Tal como Ferreiro.

viernes, julio 25, 2014

No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas








    
No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas. Ni siquiera es preciso que haya nacido un viernes, pero sería oportuno que ella tenga la risa de un día como el jueves, pues bien pudiera ser que le crecieran pétalos y germine en sus flores hasta hilvanar los círculos de un bosque donde aguarda el helecho  para abrir paso a los solsticios y descoser el karma y sus escamas, renaciendo otra vez, de entre los tiempos, única.
     Tampoco es necesario que trepe por los muros para contradecir las hormas de la geometría pretendiendo alcanzar los alfas y omegas de la divinidad, pues si de amar se trata, ella ama a sus plantas y a sus gatas, ama su consabido mate y ama sus ojos, (y quizá los míos), y ama caminar como un rayo inviernos, primaveras, otoños y veranos, creciéndoles las huellas desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas.
     Por poner un reparo, tendría que decir que la prefiero fresca, como recién cogida de un campo de cerezas y buscara mis párpados para perderse en busca de un pecado. Que prendida en el vientre de la música rompiera los tambores y afirmara que sí, que existe un mundo desbordado de yerbas y de aromas que crecen día tras día entre sus huesos.
     En verano buscamos los racimos huyendo hacia la luna. A veces me parece un sueño que llega hasta el invierno. Ella borra bostezos a la noche, esquivando las dudas de su cuerpo, mientras caen rendidos por su cuello, mis dientes uno a uno muy despacio.
     Podría ser aurora proclamada, y no lo es. Es tan solo un retazo de un mar que un día cambió de tierra buscando hundir los besos donde sus pies naufraguen junto a mí. Hay que amarla cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre sus labios un dominio de cantos sin medida. No es difícil amar, ya digo, a una mujer que riega sus macetas.

PUESTO EN LA REINA DE AQUEL DICIEMBRE
.llevado a Hombre sin nada que llevarse a la boca

miércoles, julio 02, 2014

Solo el misterio nos hace vivir





Hay un rumor que huele a noche, un oscuro silencio que parece mirarme sin quererme decir nada. Tal vez la luz, cobardemente siga queriendo huir del sol, lo mismo que huye un tren en días de tormenta.

Hay un telón oscuro escrito entre misterios.
Hay un cielo sonriendo mientras me habla.
Hay un coro bailando entre las razas.

Tal vez alguna imposible tarde deje caer un amarillo de nubes hacia algunas emociones que permanecen demasiado tiempo cerradas, y tantos huesos blancos, reunidos en la tarde hablándose en calma, como quien come palomitas mientras observa a una serpiente trepar a la cabeza de alguien que sueña que caminando de noche por el bosque podrá hallar la luna que romperá sus miedos. Así de necesario, así de anónimo el rio sigue su curso sin detenerse ante la gente que duerme y haciendo vibrar a los que caminan despiertos al amanecer.

Cómo tapar con las palabras los agujeros, cuántos sables brillando en los jardines, cuánta maleza gritando en el bosque, y dedos y bocas que se juntan para ordenar silencio; un dolor, un dedo que no respira se aferra a la cornisa tratando de no caer; hay vocales con alguna consonante airada que se pronuncia confusa, oh, ah ,uf, eh, ihhh, y se solapan se hacen sordas y mudas  y bizcas onomatopeyas gritando del revés en la dirección opuesta, al caos en vez de a la música.

Y vivimos, vivimos despojándonos con trazos que señalan lo prohibido, y lo prohibido es absurdo, absurdo y sucio como un lazo alrededor del cuello, como un recuerdo lleno de amnesia que nos sofoca el norte, las ansias, las quimeras. ¿Habremos de decir más veces que las referencias nos paralizan, que nos acortan  las alas, las osadías, los bríos,…? ¿Tendremos que clavar los deseos a una losa en forma de cruz o tendremos que besar con besos rotos la sangre y las pupilas de aquello que detestamos?

Desde la risa de una soledad elegida resistimos al engaño, a la complicidad del oxígeno y de nuestro finito cuerpo que aguardando la sonrisa de dios persiste en la mentira de seguir reclinados pretendiendo la ciega salvación.

Como Lorca asumo que “solo el misterio nos hace vivir” y categóricos sumamos ángulos y nos vaciamos de sueños aceptando el coma de la ciega muerte que es la vida.


Un humano cualquiera. fragmento

lunes, junio 23, 2014

Todas las hojas verdes que soy




Con el invierno en fuga de olvido, la primavera cierra sus tardes con un conjuro de pájaros que no olvidan los poderes del fuego. El estío  llegó. Canta la media luna para poner en jaque a todas las madrugadas del verano.

En estos días que vienen con un sol imprudente partiéndonos las piedras, nos reiremos tronchados doblándonos por dentro como se dobla un lienzo, inermes e  indefensos y el corazón dispuesto para encender los dedos y borrar cicatrices.

¿Quién limpiará de ortigas el jardín? Las miserables hojas caídas en otoño. ¿Quién se hará tarde y luz poniendo el pan sobre la mesa y bebiéndose el licor en la boca del otro?

Así el origen llega cargado de bronce, de incontrolados vientres buscándonos los pulsos, mordiéndonos las fábulas,  como en tantos inviernos cargados de metáforas donde se arraiga el hombre sintiéndose desierto, presintiendo la fiebre y el aire que le falta.

Del tiempo y sus raíces, se observan estaciones pesadas  como el plomo. Languidecen los años desde el germen, toda la nada por delante, sin morder del todo la vida, dejando muchas batallas sin librar entre la carne y el cuerpo, entre la unión de almas que nutren con su entrega tantos  otoños devoradores de sueños.

Voy abriendo ventanas (la media luna brilla y es verano). Al ventilar los miedos la tierra beberá en mí todas las hojas verdes que soy, gestadas en relojes que no tienen calendario.

hoy, veintiuno de junio,  por fin llegó el verano.




Un humano cualquiera. Fragmento