jueves, junio 04, 2009

Los sueños son sólo símbolos que encarnan las quimeras


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Cómo alumbrar la oscuridad de un pecho
que ni dios ilumina.
Se podrían, tal vez, esconder los excesos,
la amargura feroz que nos hará sentir
la carne entre las algas, el amargor perdido,
durmiendo sus excesos con los ojos desnudos.

Podríamos prevernos sorteando la ruta que nos conduce al bosque,
nutrirnos de un sonido de esperanza
que a voz tranquila tararea sus ecos.
El mundo es un reflejo de lo que somos,
nada es tan verdadero ni tan dispar,
la cultura se engrandece en diferencias;
el cambio facilita el avance del hombre.
Los arraigos de fe, los crímenes,
la ambición de poder, la lujuria y el odio
nos atan a lo arcano y sibilino.


(Si. Tal vez las ortigas huyeron de aquel mes de octubre en que todas las cartas fueron perdidas por azar. No puedo simplemente decir: -Señor, no tengo nada; tan sólo los distintos rostros que cada día parpadean en mí. -Nada, Señor, no tengo nada. -Duermo sin ti, Señor, como un animal que no encuentra hogar.)


Tal vez la indiferencia pudiera herir rompiendo las razones.
No siendo nadie.
De no pertenecer a nada
y ser solo un extraño en el propio vacío.

A fin de cuentas,
todo es sagrado entre los lienzos:
Pintar una mejilla brotada entre naranjas
o escribir un poema para ungir de prudencia
los subrayados signos;

a veces llueve
y los sueños son sólo símbolos
que encarnan las quimeras.



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Adicto a Lyric Storm
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martes, mayo 26, 2009

Miraba a la noche, y no me facilitaba el regreso




Lo que el agua me ha dado

Voy de una ventana a otra, nada se mueve. Me sumerjo entonces en la bañera. El agua está caliente. Si, soy yo, es mi cuerpo, son mis manos, mi pubis todavía con restos de jabón. Soy yo. Me hundo más y más. Comprendo. A fuerza de tanto soñar, me inventé. En todo caso, esto pasó hace mucho.
Comienzo a sentir frío, pero no puedo moverme. Miro como desde afuera de mi cuerpo flotar en la bañera y tengo un instante la impresión, la certeza casi, de que hace mucho ya que estoy muerta
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Frida Kahlo


Un niño llega al mundo y se sorprende del color azul de su carne. Su cuerpo, pez resbaladizo, se abre al infinito como un viento en el recodo.
La ventana de aguas parpadea en su cara, vacilante a renunciar al primer hogar. Una multitud de nubes escurren sus extremidades por la mesura de un padre que tartamudea cogido a los fluidos y a la madre.

Sus brazos y sus pies gesticulan crispados, es humano, tan humano, humano, como Frida, cuando se inventaba flotando en el agua de las bañeras. Se desgaja del nexo el cordón; llora al saberse solo.

Ahora duerme tan frágil como la quebradiza turgencia de la rosa. Aún no conoce formas para romper geometrías. Todavía no cree en las cicatrices ni en las astillas que esconden los silencios.

Cuando despierte cinco mil veces dos veces, llegará al verde de las hojas y al gris de los mares de hielo. Alguna música rondará sus sienes. Y manos confortables le hablarán de la luz.

Pero muchas veces deseará ser piedra. Recordará que nació entre pilares que forjaron de humo las gargantas y sellaron un invierno en cada ceja. Un pastor, como un ruido clavado a la pared, guió sus pasos dejando las esperanzas sin aliento.

Ahora se promulgan de amarillo los perfumes. Un lázaro en la profundidad de las amapolas susurra apremios propagando sus efluvios, como un rumor que levanta de los veranos la luz desnuda, el trance y las canciones.

Un relámpago es un deseo urgente, un vuelo rasante al centro del pulso. Al seno matriz, a la horma. Un resurgir de mariposas aleteando bostezos, que de no creer en sí mismas, derrochan las emociones de una polilla a través de los escalones. Sin embargo, llegó el momento animal de cuidar de sí, de excluir a Eva de la costilla de Adán y buscar el propio nombre sin perder la sonrisa.

Este es el pájaro que miramos. Es diferente a las otras aves. Toma prestados de los pétalos sus colores. Es una carta que podemos leer. Un regalo manso.

Hay sueños que se rompen entre abrazos.

Miraba a la noche, y no me facilitaba el regreso.


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Imagen: Mother_Earth_by_digitumdei
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Adicto a Lyric Storm
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©Alonso de Molina
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"siete mil veces he muerto
y estoy risueño como en el primer día"
J. Sabines

domingo, mayo 03, 2009

Mi ciudad, 1970 (relato 300 palabras)




Los días de julio eran pintarrojas al sol y olor a salmuera. El crepitar de los minutos levantaba el polvo de las calles y bajo la sombra de las palmeras sesteaban los perros y las pulgas. El silencio sólo era roto por la alarmante acústica del Pito de Oliveros, cuyo ulular anunciaba el final de las horas entregadas al trabajo; la legión de gente camino de sus casas animaba los medios días, mientras la barra del Cuco, en medio del parque, tentaba a los viandantes con sus vermut y tapas de aceitunas y jibia a la plancha.

Estancada en los días, su historia acusaba el calor asfixiante del levante y el pegajoso poniente. Era una ciudad en la inopia, los obreros, sin esperanza ni futuro, con gesto feligrés, subsistían con sus pensamientos erráticos, evaporados en el sopor de los veranos, con el viento en las piernas desnudas de la bahía, sin ambición ni hambre ni orgullo espaciaban la sal y la miga de su existencia.

La Alcazaba, con sus torres, descendiendo la calle de La Reina camino de la Escalinata Real. Los barrios de la Joya, Pescadería, la Chanca, San Antón,… dirigían sus holganzas a la arenica blanca de las playas lindantes.

Al filo del muelle, cada tarde decenas de ojos oteaban el horizonte con la “carná” prendida al anzuelo y la vista en la lejanía. A sus espaldas gritos, polvo, jóvenes jugando al fútbol bajo los tinglados del puerto, hasta que en la tarde-noche en el Jurelico o en el Moderno remataban el día con una de Tarzán o Clint Eastwood.

Pero no fui yo, quien disparó la raíz esculpiendo su futuro en holgura, esta infusión a gotas que atravesó mi savia donde las hojas registraron la sequía y el sol, prendió en el acento cálido de los nativos.



© Copyright 2008 Alonso de Molina

Imagen FICUS centenario, narrador de este texto, desde su ubicación privilegiada en el Parque Nicolás Salmerón, frente al puerto.



viernes, abril 24, 2009

Un rastro de veranos



Harto de picaduras,
un pueblo al sur del sur, con su cíber, su plaza,
su locutorio y sus parados,
expresa la carencia en su aliento vencido,
pronunciando en derrota la indigencia aceptada.

Transitar la estrechez y el apremio del día,
no es la mayor miseria. Peor, ser miserable,
conformarse con nada.
Ningún camino fue tan difícil
como retrocederse con las manos vacías
al centro exacto del origen;
vislumbrar un linaje de huesos y osamentas
que acuna calaveras y rebusca sin manos
la sacrílega savia de la propia existencia.


A cuenta de mostrar el alma proclamada,
un rastro de veranos se agarró de las barbas
del incierto destino de una estrella sin luz.
Y sin fortuna,
en el eco de un sueño emocionado,
se untaba del hambriento espejo
de una mujer sin miedo,
donde el hambre brillaba
y el sol era la llama, la abundante corona
que de blandirse en todas direcciones, temblaba
como una telaraña desprendida del cielo.


Jamás bajo la brisa, bajo los espejismos,
aferrado a la tierra y al poderoso invierno,
un verano había florecido tanto

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Summer, de Frederick Carl Frieseke [American Impressionist Painter, 1874-1939]
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Adicto a Liryc Storm
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©Alonso de Molina

jueves, abril 09, 2009

¿No es peor levantarse de mal humor? (Microrelato 100 palabras)






“Estaba en el baño preguntándome si me masturbo demasiado”. Afirmaba por la radio una joven que había leído que unos momentos de gozo y sudor pueden liberar mente y cuerpo de tensiones y stress. Le preocupa estar fuera de lugar y desearía consultar porqué la masturbación la hacía sentirse bien. El amor a uno mismo podría ser un primer paso hacia el amor a los demás. Pero hemos oído historias acerca de la maldición de dios. Entonces qué hacer si uno se levanta cada mañana con un pene erecto que mediatiza sus actos. ¿No es peor levantarse de mal humor?



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TAPAZIA

Pero degustando un formatge en el Bar Tapazia oímos alguna  historia acerca de la maldición de dios


jueves, enero 22, 2009

La agitación de un beso arrancado a la tierra




La agitación de un beso arrancado a la tierra

"Mis raíces se hundieron
antes del nacimiento de los tiempos,
antes del inicio de las eras
antes del ciprés y del olivo
antes de la primicia de la hierba".

Mahmud Darwich*


Impregnando de aromas amistad y certezas
compartían jornada y hablaban de su tiempo,
el fresco olor a hierbas disipaba distancias:



-Cordero y fruta, peces y arena, aire y sol, lluvia y agua,
tuyo y mío es el polvo, el mundo, es de todos;
no seremos traidores por defender la paz
.

-Ni dueños de ningún hostigado rincón
donde perderlo todo
y reventar el rostro
entre mentiras que derraman azufre,
disimulando el llanto entre las manos
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Ajena a la existencia, avanzando inflexible,
la muerte se pasea
como una sombra que oscurece enajenada;
un estertor de sangre, tragándose la vida,
revienta en las arterias.

Del pecho, la impotencia y el grito reclamando principios,
la fuerza contenida en los toques de queda,
mientras cuentan las bombas, con los pies en el aire,
se les quiebran los huesos de la patria embestida
sin que los ojos puedan describir la ceniza;
la sinrazón fanática de la devastación,
la barbarie violenta,
la agitación de un beso arrancado a la tierra.
El edén sometido al trueno y al horror.
El discurso taimado esculpiendo los días.
La suerte chequeada en las arterias.
Los muertos enterrados en silencio.

¡¡Que paz podrá contar la historia de estas cepas!!

Malditos los que viven de la muerte
Malditos los señores de la guerra
Malditos los obispos consonantes

Malditos los regentes y los jeques
Malditos los que omiten la ceguera
Malditos los poetas sosegados

Ángeles y demonios muestran el infinito
y eludiendo a la gente nos barren a ninguna parte




*Poeta Palestino fallecido recientemente (Al-Birwa 13 de marzo de 1942 - Houston 9-08-2008). Es considerado el poeta nacional palestino y uno de los más célebres literatos árabes contemporáneos.
En su obra, Palestina se convirtió en una metáfora de la pérdida del Edén, el nacimiento y la resurrección, así como la angustia por el despojo y el exilio. Se cuenta de Mahmud Darwich que en un recital multitudinario en Haifa, ironizó tristemente sobre la toma de control por parte de Hamas de la franja de Gaza: " Hemos ganado - dijo- Gaza obtuvo su independencia de Cisjordania. El mismo pueblo tiene, desde ahora en adelante, dos Estados. Dos prisiones que no se saludan. Somos un pueblo víctima, disfrazado de verdugo".

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Carnet de identidad

 

 

Intro -adm-:

 

Impregnados de aromas amistad y certezas
compartían jornadas y hablaban de su tiempo,
el fresco olor a hierbas disipaba distancias:

-Cordero y fruta, peces y arena, aire y sol, lluvia y agua…

tuyo y mío es el polvo,

el mundo, es de todos
no seremos traidores por defender la paz
.
-Ni dueños de ningún hostigado rincón
donde perderlo todo y reventar el rostro
entre mentiras… disimulando el llanto

entre las manos.

-.-.-.-.-.--.-.-.-.-.--.-.-.-.-.--.-.-.-.-.-

 

Escribe que soy árabe, y el número de mi carnet

es el cincuenta mil; que tengo ya ocho hijos,

y llegará el noveno al final del verano.

¿Te enfadarás por ello?

 

Escribe que soy árabe, y con mis camaradas

de infortunio trabajo en la cantera.

Para mis ocho hijos arranco, de las rocas,

el mendrugo de pan, el vestido y los libros.

No mendigo limosnas a tu puerta,

ni me rebajo ante tus escalones.

¿Te enfadarás por ello?

 

Escribe que soy árabe.

Soy nombre sin apodo. Espero, con paciencia,

en un país en el que todo lo que hay

existe airadamente.

Mis raíces, se hundieron antes del nacimiento de los tiempos, antes de la apertura de las eras, del ciprés y el olivo, antes de la primicia de la hierba.

Mi padre...

de la familia del arado, no de nobles señores.

Mi abuelo era un labriego, sin títulos ni nombres.

Mi casa es una choza campesina de cañas y maderos.

¿Te complace?...  Soy nombre sin apodo.

Escribe que soy árabe, que tengo el pelo negro

y los ojos castaños; que, para más detalles,

me cubro la cabeza con un velo; que son mis palmas duras como la roca y pinchan al tocarlas.

Y me gusta el aceite y el tomillo.

Que vivo en una aldea perdida,

abandonada, sin nombres en las calles.

Y cuyos hombres todos están en las canteras

o en el campo...

¿Te enfadarás por ello?

 

Escribe que soy árabe;

que robaste las viñas de mi abuelo

y una tierra que araba, yo, con todos mis hijos.

Que sólo nos dejaste estas rocas...

¿No va a quitármelas tu gobierno también,

como se dice?

 

Escribe, pues...

Escribe en el comienzo de la primera página

que no aborrezco a nadie,

ni a nadie robo nada.

Mas, que, si tengo hambre, devoraré la carne

de quien a mí me robe.

¡Cuidado, pues!...

¡Cuidado con mi hambre y con mi ira!


-.-.-.-.-.--.-.-.-.-.--.-.-.-.-.--.-.-.-.-.-


ADM

Ajena a la existencia, avanzando inflexible,
la muerte se pasea como una sombra

que revienta en las arterias tragándose la vida,.

Del pecho, la impotencia y el grito

reclamando principios,
la fuerza contenida en los toques de queda,
mientras cuentan las bombas, con los pies en el aire,
se les quiebran los huesos de la patria embestida
sin que los ojos puedan describir la ceniza;
la sinrazón fanática de la devastación,
la barbarie violenta,
El edén sometido al trueno y al horror.
El discurso taimado esculpiendo los días.
La suerte chequeada en las arterias.
Los muertos enterrados en silencio…

la agitación de un beso arrancado a la tierra.

¡¡Que paz podrá contar la historia de estas cepas!!

Malditos los que viven de la muerte
Malditos los señores de la guerra
Malditos los que omiten la ceguera
Malditos los poetas sosegados

Ángeles y demonios muestran el infinito
y eludiendo a la gente nos barren a ninguna parte

 

Fuente:

Comunidad Palestina: Mahmoud Darwish


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