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sábado, septiembre 07, 2024

Presentamos en Almería la obra colectiva HUMUVIA


Ayer, viernes 6 septiembre 2024, en la Librería Picasso, y con la presencia del poeta
Antonio Carvajal, generador del proyecto junto al poeta Paco Domenech, presentamos en Almería la obra colectiva HUMUVIA, con las intervenciones de los poetas almerienses presentes en la citada antología. 
La nueva palabra, "humuvia", aspira a ser aceptada como expresión de ese aroma que surge de la tierra cuando recibe las primeras lluvias después de una larga sequía.



Tal como indiqué el poema de mi autoría incluido en el libro HUMUVIA, mi poema fue premiado en noviembre 2022 en la LIII Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético con el Símbolo Jaraíz

EL PERFUME DEL AGUA CUANDO LLUEVE


A Julio Cortázar,
que no aplaste ni le parezcan tristes
las gotas del agua cuando llueve.


Ya ves, Julio, con tanta ciencia inútil,
es la lluvia que trae mundos sutiles de aroma
a tierra o a mujer o a ambas cosas
si es que, en su calma y asombro, 
Madre Tierra fuera efluvio que nos crece hacia adentro;

quedé tendido, ayer,
en el momento justo en que —de sopetón— la lluvia
se posó de repente en mi cabeza;
sentí su aprecio y todo un cosmos
reemplazaba mi enredo
al tiempo en que algo quejumbroso,
y apenas bien comido,
me iba apoltronando desahuciado;

vacío de sensaciones
con todo un blues desafinado,
un pan rancio en la alacena
y algo de tristeza en mi cama…
—que no siente hambre ni emociones
ni siquiera al topar con la belleza;

pero es cierto que estas fechas
de octubre hasta noviembre
traen cambios de estación

y la fortuita lluvia nos geosmina
en estos secarrales despertando
bacterias y emolientes que nos toman
el pulso a cada paso con un dulzón
de tierra cuando toca la gota el suelo
la cresta y el rellano se engalanan
perfumando de aroma hasta los cielos;

como si Venecia se abriera a nuestros pies,
humuvia o petricor, qué más da si el término
florece y regala aromas… que ya quisieran
SANGADO o HUGO BOSS…
cuando el olor a tierra en el aire se ennoblece.
 
Y es que al llegar la lluvia nos nutrimos
del agua y de la sal, del ocre mineral
de los caminos; su caricia humedece el suelo
y, levantando sueños,
hace girar los ojos a la tierra
donde por fin… un día regresaremos.
 
Es tiempo de hojas blancas,
de pájaros y manos desnudadas,
de abandonarse al mundo y contemplar diluvios
ahora que el universo yace sobre tus hombros
mientras pasa la gente con los ojos callados
inmersos en los aromas del destino

y entre la medianoche y el amanecer
—cuando todo perfume se estremece—
nos brota el hambre adentro…
acelerándonos el pulso…
en una escena ansiosa de aroma nuevo
y ojos enamorados de los crédulos pechos
de una mujer con toda la fragancia
desatada… y resuelta en pos de su invitado…
 
—ya ves, Cortázar, "qué raro, verdad,
que una mujer no pueda olerse
como la huele el hombre",
pero la tierra iguala el género
y nos estalla en perfúmenes cuando llueve
y ambos, hombre y mujer, se enaltecen.


LIII Cata del Vino Nuevo y Anochecer Poético



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miércoles, septiembre 04, 2024

Cuando miras al abismo, el abismo también te mira a ti

 


"Cuando miras al abismo,

el abismo también te mira a ti"

Friedrich Nietzsche

 

Me nombro en los abismos  que me miran y llaman

No es difícil perder, frustrarse ante uno mismo,

verter dudas y miedos haciendo brotar

la realidad que encierran tantísimas entregas.

De haber pintado espacios de mejillas audaces,

sentirse, de lo estéril, eco yermo y baldío,

como una bruma empotrada en los ojos

de un cielo enrojecido que silba a los arcanos.

(Ese frescor de brazos blandos y amor exiguo que fueron los fragmentos. Asimétricos ritmos pactando el si bemol que destruyera el ego, la notación que asesinara al sí mismo en los soplos del otro. Exhibir el error que nos mantiene al mundo como una voz urdiéndose entre los hielos de un camino de tierra hendida en sus prejuicios, en sus roídas erosiones).

¡De tantas formas llama la caída al polvo

que una madre hastiada de metáforas

muerde las monedas

corriendo a las alturas,

hacia aquel vuelo de horizontes blancos,

forzando los remiendos de la tierra

a la alquimia que alivie las jornadas!

(Usted ansió ser niño, ajustar en los viejos las conductas opacas. Se remangó la piel en alborozos evitando los juicios para no quebrantar sus impulsos, su leitmotiv, la aceptación de su vida; -cuánto lo envidio, de mayor probaré a seguir sus latidos; cu-ando los días me aparezcan amarillos seré un viejo malo, por cada poro esnifaré feromonas, me pondré hasta las patas con cien tragos de vodka y calavera aplaudi- ré obscenidades -no tan obscenas como Hiroshima, Nagasaki, Cisjordania, la Crisis Global, el desempleo-. Seré la lluvia ácida que consume los miembros; un reuma en los tejidos del alma-).

Hay carne,

labios que fecundados en calles solitarias

se convierten al barro de las cansadas alas.

Sin soportar lo inerte, lo estático y pasmado,

me acreciento en los cambios

y agito cada hueso que la ciudad me ofrece;

ahora creo en mí,

me nombro en los abismos

que me miran y llaman.



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Un humano cualquiera

Alonso de Molina

Poesía del Siglo XXI

Colección Poetas de Hoy





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domingo, agosto 25, 2024

Camino Primitivo de Santiago



Camino Primitivo de Santiago
Habitación de hotel
Algunas manchas de humedad. Un estrecho y vetusto armario. Una ventana con vistas, dando realce a los gruesos muros de la habitación que se ensanchan hasta alcanzar el metro. Cuatro oscuras colañas sustentan el peso de toda esta zozobra con el rancio color de una memoria antigua sobada por el tiempo al amparo del oro y el boato. 
No siento melancolía en esta oquedad donde el tiempo en su insistencia anida polvo y memoria desmedida. 
Pero puedo aprender, por el contrario, que todo cuerpo es campana, una cornisa errante que yerra y cae sin saber cómo para elevar sus pasos hasta el espejo que en el fondo somos, aunque a veces elegimos quemar las alas sin huir de esta ansiosa e inquieta irrealidad.

 

#símbolos desnudos 

 



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martes, julio 09, 2024

Lección de Sócrates: los tres tamices





Sócrates tenía fama de ser un hombre muy sabio. Un día, alguien fue a visitarlo y le dijo:

—¿Sabes lo que acabo de escuchar sobre tu amigo?

—Espera un momento —respondió Sócrates—. Antes de que me lo digas, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.

—¿Los tres tamices?

—Sí, antes de contar algo sobre los demás, es bueno filtrar lo que se quiere decir. El primer tamiz es el de la verdad. ¿Has comprobado que lo que me vas a decir es cierto?

—No, solo me enteré...

—Entonces no sabes si es verdad. Continuemos con el segundo tamiz, el de la bondad. ¿Es algo bueno lo que quieres contarme sobre mi amigo?

—Oh no, ¡al contrario!

—Entonces quieres contarme cosas malas de él y ni siquiera sabes si son ciertas. Aún queda el tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Me ayuda saber qué habría hecho este amigo?

—Realmente no.

—Entonces —concluyó Sócrates—, lo que querías decirme no es cierto, ni bueno, ni útil. ¿Por qué querías decírmelo?






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