Camino Primitivo de SantiagoHabitación de hotelAlgunas manchas de humedad. Un estrecho y vetusto armario. Una ventana con vistas, dando realce a los gruesos muros de la habitación que se ensanchan hasta alcanzar el metro. Cuatro oscuras colañas sustentan el peso de toda esta zozobra con el rancio color de una memoria antigua sobada por el tiempo al amparo del oro y el boato.
Pero puedo aprender, por el contrario, que todo cuerpo es campana, una cornisa errante que yerra y cae sin saber cómo para elevar sus pasos hasta el espejo que en el fondo somos, aunque a veces elegimos quemar las alas sin huir de esta ansiosa e inquieta irrealidad.
Gracias por leer y dejar un comentario en mis libros. Amazon y Google Play Libros
Rezuma nostalgia, en una narrativa exquisita.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra saludarte, Alba. Te mando un abrazo.
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