Nueve de mayo. Día de celebraciones. Vamos en dirección contraria a los principios de la creación del universo. El gran día, con todo un cúmulo de convicciones y errores concatenados, sigue descendiendo en picado a los infiernos.
El Día de la Victoria se resbala. Ni siquiera un segundo es sagrado si celebras la muerte humillando al mundo en su solemnidad.¿Qué es lo más sagrado? Mi cuerpo no es el territorio a conquistar. Aún me queda mordisquear las nubes desde el alba a la media noche, recorrer los contornos que proclaman mis ojos, leer la esperanza en un libro que nunca acaba, escribir mil mensajes a ver si por fin me entienden; aceptar lo que hay sin exigir destellos ni promesas y si es caso, tal que el Cristo, resucitar aún joven; si hay que pasar página, pasemos la tristeza, que lo hermoso es abrazarla a ella y sentir tibia la piel sin fríos ni distancias.Odiar lo que es odiable, como el ruido de platos con el estómago hueco, o el ruido de sables de las guerras que matan.Juntar las hojas que caen de los árboles y llenarlas de versos que sea el mundo un poema es condición humana.hay días que medimos el cielo con reglas sin cumplir y el mundo se asemeja a una montaña plana donde todo es posible, incluso la paz.Pretender el regreso, dar vueltas hacia atrás, recoger lo aprendido y que madure al árbol, y si acaso soñar fuera tan solo un sueño al llegar a la última letra de los abecedarios, se desvíen los caminos y se abran las manos a otros dedos.A cambio de nada, los sueños nos llevan al lugar que queremos; al despertar, más que nos pese, siguen los infinitos ratificando la realidad.A base de miedo y locura se construye la fórmula MAD Destrucción Mutua Asegurada. Muere la madre muere el hijo. Y no es cuestión de tiempo ni estrategias. Es tragedia fríamente calculada: 1+1=0.
Texto: Alonso de MolinaImagen: Rafael Javier -República Dominicana-chess
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