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viernes, abril 29, 2022

INSTRUCCIONES PARA REIR EN ÉPOCA DE CRISIS



No hay función más sana que reír, reír y ser, que sin ser no es posible la risa, ni es posible madrugar ni sacar la lengua ni apretar las manos ni abrazar con fuerza. Me río sentado y me río en horizontal, y me río de pie  para frenar mi indiferencia, me río de cualquier guisa mientras escribo estas letras con todas las instrucciones necesarias para reír, reír con pausa, reír con vehemencia, reír con afán, reír solo, reír en compañía, reír entre tambores o con trinos de jilguero, pero reír riendo, reír porque sí, pero sobre todo reír por filosofía para inocular el virus de la risa al mundo como antídoto a la crisis y a la mala uva.


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lunes, enero 11, 2021

La poesía, como el mar de Benedetti, no se avergüenza de sus náufragos.





Más allá de la poesía, la metapoesía implica al público. La poesía, como el mar de Benedetti, no se avergüenza de sus náufragos. La poesía es una inquietud constante, también, como el mar, capaz de arrastrarte a territorios suicidas y además, la poesía, araña con las uñas el fondo de cualquier cuenco, escarba en la memoria para que nada muera, y te ofrece las llaves para que todo sea un preciado caudal que nos desborde y nos inunde de palabras, sonidos, sensaciones,… sin más limite que el poder creacionista de cada autor. La poesía es una exigencia continua, una revolución constante donde la creación de cada autor es un conjunto independiente y único que no necesita más explicación que la emoción que pueda llegar a generar.

La creación poética no tiene porqué imitar la realidad ni describir ni explicar nada, se explica por sí sola, o no se explica. En poesía, el poema es el puntal de la obra del poeta. Pero más allá de la poesía, la metapoesía implica al público y solicita del narrador elementos como la expresión corporal, miradas, sonidos, muecas,... en un espacio escénico predispuesto para tal fin, para que pueda provocar en el espectador sensaciones que lo hagan ser partícipes y no meros espectadores de la obra en cuestión.



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lunes, diciembre 21, 2020

Florecer en el fondo hundido de una botella




Justo en estos momentos entra el invierno.

Nosotros seguimos floreciendo.

Llueve. La espera es un desvelo. Una virtud oscura que gravita sin destino. El terco rigor de un ritmo monocorde que sin perder aplomo nos gravita en la carne, eterno y fugaz, con el complejo de quien se ama a sí mismo.
Cómo eludir el propio asombro, la admiración per se. Y gotea el embeleso como un alba que se abre al sur con la corona puesta, un sol, un compás flamenco para bailar la lluvia antes de que pase la tormenta. Y cantar a la vida su victoria, esgrimir la espada que derrota al llanto. Qué a gustito estamos, le sienta bien a mi pelo mirar a las estrellas debajo del diluvio, mientras el cielo nos trae el maná en forma de lluvia embotellada. Un aguacero que refleja la vida.
Pero hoy toca tejer la soledad. Fatigar las horas. Buscarse en un bramido cóncavo, en una sombra. Así se tejen y destejen las horas, en un mapa infinito donde llega el poniente con sus gramos de olvido y una estrella lasa que observa indiferente el brillo de un cristal al que nadie reclama, como nadie reclama esa noche que abandona las horas en el fondo hundido de una botella, tal vez para florecer.

No pasan los minutos. Todo es un desvelo.

Monólogos ígneos, fragmento.

 

tal que aquel 21 diciembre 2015, hoy 21 12 2020

 

 

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martes, marzo 24, 2020

Una campana perdida en un desierto



Este texto, tal vez poema en ciernes, que estoy componiendo al hilo de lecturas de poemas míos del año del catapum; aparecieron en mi PC mientras, en esta bendecida y a la vez imprecaria espera, buscaba otras cosas y me dije... vamos allá, de aquí se puede sacar algo que dé gusto leerlo, que estremezca, que agite sangre y ponga de par en par los ojos y nos siga aislando de esta mortífera y persistente amenaza... pero lamentablemente sólo son letras, si acaso un breve guiño de ojos para desempolvar versos de antaño y devolverles vida en recobradas formas, ahora que la vida inmersa en amenazas del propio aire que nos permite vivir, es todo un desafío para la vida. 

De alguna manera, es como rescatar fragmentos de un yo pasado para darles una perspectiva fresca, llena de experiencias nuevas. Las palabras, en sí mismas, ya logran estremecer, agitar emociones y expandir la mirada de quien las lee. Están cargadas de imágenes que laten palabras que, en sí mismas, respiran. 

Pero entiendo esta sensación de insuficiencia, tan propia del arte como del creador. Este "solo de letras", me recuerda que son los gestos más etéreos los que a veces dejan las huellas más profundas en el lector. 

¿Emociones? Tal vez nostalgia, búsqueda de lo que quedó fuera de tiesto, de lo que el paso del tiempo fue borrando y no quisimos extrañar, echándolo de menos cada instante... 

Pero, sí, tal vez nostalgia, ese eco persistente que nos habla de lo perdido y lo intocado, tal vez lo aún intacto. Observo que estos versos añejos ya contienen ese palpitar melancólico, esa danza entre lo que fue y lo que nunca terminó de ser. Esa búsqueda de aquello que quedó fuera del tiesto como algo valioso y habiendo crecido margen, hoy adquiere belleza. 

Quizás, a bote pronto pienso que podría jugar más con las imágenes del desierto, como un espacio que borra, pero también conserva lo nítido de los recuerdos frente a lo difuso del olvido. 

Podríamos incluso intensificar ese “echar de menos sin querer,” dando vida a esos momentos relegados, ¿cómo los percibiría alguien que los mira desde fuera? La poesía permite capturar esa lucha entre dejar ir y aferrarse. 

Dar "voz al silencio" es todo un acierto, porque permite transformar lo invisible en algo vivo como un pulso que palpita y que grita entre las líneas. No obstante, como si un oxímoron estuviera al acecho, podríamos invocar la presencia del silencio como un ser pudoroso que observa y recuerda, y que a la vez contiene todas las emociones que no nos atrevemos a expresar. Quizá ese silencio pueda actuar como un espejo del "echar de menos sin querer," reflejando las ausencias que no sabíamos que habitaban en nosotros. 

¿Por qué no?, podríamos escribir sobre cómo el silencio camina entre las ruinas de los recuerdos y planta semillas de nostalgia en el desierto de tiempo. Ese acto de "no querer echar de menos” representa un pacto roto con el propio corazón, donde lo que tratamos de olvidar termina alimentando ese silencio que, de manera sutil manera, persiste inquebrantable. 

Pero cómo, desde el poema, podríamos construir juntos imágenes o metáforas para afinar ese diálogo entre el silencio y la nostalgia. ¿Cómo imaginar que ese silencio habla? ¿Es un susurro, un canto distante, o incluso un grito contenido? ¡La poesía está lista para expandirse con nosotros! ¿Qué camino vamos a tomar? ¿Por dónde pretendemos orientar los pasos de un poema? 

Es necesario profundizar en esas ideas, darle cuerpo a ese silencio mediante una voz que, persistente, aún resuene, con toda la caridad de los metales, tal que una campana perdida en un desierto.

PARTE I
Ahora que esta piel se adentra en el desierto
va floreciendo el magma de un canto maldecido
esporas que recrecen de sangres y vocales
conjugadas al viento de una estela que pájaros
profanados del tiempo murmuran los silencios

no duermen las semillas sus últimos marfiles
un ajedrez nocturno formula pensamientos
en las horas truncadas de un aire y mil silencios
que dos cuerpos repican sembrados de calladas
para volar sin alas los fuegos sin palabras

esta es la hora mansa donde un cóncavo cielo 
cierra agujeros negros preñándose de lunas
que afilan uñas ralas para invocar al miedo
la esfinge de un cadáver que apagadas sus velas
esquiva los relámpagos al borde de tormentas

hay delirios y pájaros azules
sembrados van de arterias en un árbol sin sueños
donde la calma tiembla los esteros de sangre
que nutren mis arterias con un aliento tenso
descarnado de sombras de sueños y prudencias.

Baila al ocaso el vientre
son dos copas de fuego desnudas de ceniza
con una carne hueca y dos ojos sin vida
son dos labios en cruz sobre el papel mojado
de un amor sin destino, sin uñas, sin caminos.

.




…continuará
Estamos en marzo 2020, los positivos por covid no paran de subir...


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domingo, abril 15, 2018

Abrazo de aguas

Abrazo de Aguas
Está el sur en tu ojo (a Pilar y Alonso)
J.J. Ferreiro


La contienda integral
del pensamiento duele como un vientre
o aquellas branquias de una idea nítida.
Ácida noche este amargo germen,
este estío cegado a pie de ola.
Es limo entre los dedos este impúdico tiempo
―se hunde como raíz en todo el mar,
cual tránsito de pájaros
volando lentos en la tierra oscura,
como un fondo de vino amargo o lengua
rasante en una espalda de granito.
Me queda solo el sur,
ese fragmento de espesor fantástico
―el territorio mítico y remoto.
Tórrido sur de sangre
y súbito exterminio de ese sol.
Ojo tibio, pupila inacabable,
astro desnudo del desierto blanco.
Mar de pez único de nácar crudo
―animal transparente,
diana de luz o dardo de luz llena.
En todo ojo está aquella estación,
el lagarto sediento
―está el peso del pensamiento,
toda la barahúnda de los cuerpos
―minerales que abren la piel fresca
la blanca sangre, el mito;
fragmentos del olvido, canchales destrozados
desde la altura de los tiempos…
brasas.


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Abrazo de aguas (días en Viveiro, Lugo)
Dedicado al sin par J.J.Ferreiro

Como si de habitar el cielo
dispersara su anuencia en fervores
iluminando desde la tierra hasta mis ojos
tus aguas, como dos lluvias horizontales,
reposadas, tendidas de la mano del alba
agua con agua; luz con luz
sangre con sangre multiplica,
otorga vida y se eleva hasta la orilla blanca
del hechizo.
Es pacto por amor, este abrazo de aguas
que nada más asomar se tantean
y mientras danzan, entre sí, se miran,
se funden y se abrazan.

Agosto 2005

domingo, diciembre 31, 2017

No te avergüences de ser hombre



Último día del año.

No te avergüences de ser hombre. Es necesario mantener enteros los sueños y el pan.

Un año que acaba en domingo, como un inocente fin de semana, un alba sin tareas y un plenilunio procaz que te sugiere luz igual que un talismán lleno de esperanzas.

Si te asalta un rumor, si cada rosa es un desierto y el presente es pasado, deja que el agua corra mansa y hagamos una isla en la memoria.

Detener el naufragio y romper una lanza a tu favor es celebrar la vida. Incluso las quimeras son sortijas esperando a tus dedos.

Ahóndate en los cantos de la tarde, en las mezclas de té con que te aromas, aspira la hierba y su fragancia, aplaude tus aciertos, tus errores y date una oportunidad al día. Cada huella dejada en esta arena son segundos de historia repetida.

Sigue bajándome la niebla, como antaño, ha tapado a los pájaros y al sol. La arena permanece impasible delante de mis ojos y efímera en sus granos, siempre arena, siempre inconstante.

Como en un vasto espejo, me observo en los versos de Tomas Tranströmer: ¡No te avergüences de ser hombre, sé altivo! / Dentro de ti se abre, interminablemente, bóveda tras bóveda. / Nunca estarás completo, y así ha de ser.

Feliz 2018