Hoy celebramos el velo invisible que protege la vida en la Tierra: la capa de ozono. Desde que se firmó el Protocolo de Montreal en 1987, el mundo ha demostrado que la cooperación global puede reparar lo que parecía perdido. Gracias a este acuerdo, se han eliminado cientos de sustancias nocivas y la capa de ozono está en proceso de recuperación. Para rendir homenaje a este escudo silencioso, comparto este poema: Hay un velo invisible sobre el mundo, una caricia de gas que nos protege del filo ardiente del sol, del grito silencioso de la radiación. No lo vemos, pero sin él, la piel del planeta se quema, las aguas se agrietan, y los ojos del aire se cierran.
Fue herido por manos que no sabían, por industrias que no escuchaban, por años de olvido químico. Pero la ciencia habló, y la humanidad, por una vez, decidió coser el cielo.
Hoy celebramos ese hilo de esperanza, ese pacto entre naciones y estrellas, ese escudo que aún tiembla, pero resiste.
Porque cuidar el ozono es cuidar la sombra que nos abraza, la luz que no nos hiere, el futuro que aún respira. Comparte este mensaje con el hashtag #CapaOzono y ayúdanos a seguir difundiendo conciencia. Puedes encontrar más información sobre esta efeméride en el sitio oficial de Día Internacional de la Capa de Ozono.
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