Escapa al corazón de la corteza
al abdomen que atiende a tus latidos
a esa extraña reactancia atolondrada
que se opone a la oferta de promesas
tan libres tan orgásmicas tan obvias
como aquel labio hambriento de indolencia.
Entre puras e impuras se me antojan
las voces que me dictan:
Eva es un ojo fascinado
un dedo equilibrista
a punto de pecado.
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Un poema muy bueno, gracias por compartir
ResponderEliminarUn abrazo