lunes, enero 01, 2018

Poesía para salvar al mundo





En esta nueva entrega de nuestra Revista de Sur a Sur queremos ofrecer un sencillo pero profundo y respetuoso homenaje a la figura del escritor Reinaldo Arenas.

La devastadora historia de Reinaldo Arenas, poeta y novelista cubano que busca escapar de su artificiosa vida en La Habana, fue exquisitamente protagonizada por el actor español Javier Bardem en la película Antes que anochezca (2000) del director estadounidense  Julián Schnabel, una adaptación de la novela autobiográfica del disidente cubano que el actor español aceptó encarnar porque le dolió su vida y le conmovió el quebranto de vivir en la Cuba de Fidel Castro, más, siendo, como era Arenas, un hombre gay.

Somos el testimonio de nuestra época, una época donde imperan las apariencias más que la pureza de las personas.  En todas partes, donde quiera que uno vaya, donde quiera que pongamos los ojos, países, continentes, culturas, etnias... los problemas son los mismos. Problemas que venimos arrastrando desde siempre, los miles de años que la humanidad existe no bastan para solucionar la ceguera y la ambición del ser humano. Proliferan salvapatrias, tiranos, déspotas, dictadores… incluso en países supuestamente democráticos,  que se mantienen en el poder gracias a la inestabilidad económica y social provocada por la incertidumbre de algunos gobiernos e incluso gracias al miedo y a la opresión que infunden otros.

El poeta es un mensajero, es la voz para despertar conciencias y debemos ser capaces de transmitir, como un eco que se repite de norte a sur y de este a oeste, honradez y coherencia. El poeta está en contra de todo. Es inconformista por naturaleza. Ni la poesía ni los poetas son ornamentos ni son los frikis de turno. Pero es cierto, el poeta no quiere ser normal, no quiere que le jodan la vida inmersa en la mediocridad.

El poema  es fruto de la invocación, un discurso de realización personal que a veces se comparte como se comparte un rezo, o una plegaria, o una llamada de atención, o incluso un silencio; a veces un poema es la histeria o es la soledad que va resonándote como un estallido en forma de palabras.

Aprendamos a querernos a nosotros mismos con nuestros defectos y virtudes, abramos nuestras ventanas a la comprensión y al entendimiento. La poesía puede salvar al mundo. El poema es una voz que escarba buscando la transparencia de las cosas; cada palabra es un resquicio por donde mirar, un foco que nos propone la aceptación o repulsa de la existencia. El poema está formado por voces que pronunciadas conforman vibraciones sonoras muchas veces transcendentales, por tanto el poema es un mantra, una vibración sonora valiosa y transcendental para muchas personas.

No sabemos qué es o qué no es la poesía, pero podemos entender que un poema es hambre que nos busca o tal vez el alimento que no acaba de saciarnos, pero así y todo, es preciso dejarse encontrar, estar en el momento preciso y en el lugar oportuno, y dejarnos emocionar por el estallido de las estaciones, por el sonido del mar, por la luz de un atardecer… El poema expresa el misterio de las cosas (pero no las descifra).
 

Tuyo en la poesía
Alonso de Molina


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domingo, diciembre 31, 2017

No te avergüences de ser hombre



Último día del año.

No te avergüences de ser hombre. Es necesario mantener enteros los sueños y el pan.

Un año que acaba en domingo, como un inocente fin de semana, un alba sin tareas y un plenilunio procaz que te sugiere luz igual que un talismán lleno de esperanzas.

Si te asalta un rumor, si cada rosa es un desierto y el presente es pasado, deja que el agua corra mansa y hagamos una isla en la memoria.

Detener el naufragio y romper una lanza a tu favor es celebrar la vida. Incluso las quimeras son sortijas esperando a tus dedos.

Ahóndate en los cantos de la tarde, en las mezclas de té con que te aromas, aspira la hierba y su fragancia, aplaude tus aciertos, tus errores y date una oportunidad al día. Cada huella dejada en esta arena son segundos de historia repetida.

Sigue bajándome la niebla, como antaño, ha tapado a los pájaros y al sol. La arena permanece impasible delante de mis ojos y efímera en sus granos, siempre arena, siempre inconstante.

Como en un vasto espejo, me observo en los versos de Tomas Tranströmer: ¡No te avergüences de ser hombre, sé altivo! / Dentro de ti se abre, interminablemente, bóveda tras bóveda. / Nunca estarás completo, y así ha de ser.

Feliz 2018

jueves, diciembre 21, 2017

Reseña de Andrés Rubia a “Un humano cualquiera” y “La insaciable verdad de la verdad“ de Alonso de Molina




Reseñas de Andrés Rubia Pedreño

Un humano cualquiera” 
La insaciable verdad de la verdad

 del autor Alonso de Molina.


El poeta puede parir lo que quiera, hasta incluso mundos de dos en dos.

Parir después de los 50. Esto es lo que ha hecho Alonso de Molina. Y lo ha hecho como si la poesía, dando un puñetazo en la mesa de su escritorio, insumisa, amnistiada y convincente, le hubiera exigido luz para iluminar la belleza de lo más nimio en dos libros individuales. Alonso de Molina no podía estar siempre publicando en colectivo. Ya tocaba.

Dice Pérez Reverte que al escritor no hay que conocerle en persona. Y estoy de acuerdo excepto en algunos casos.
Para comprender un poco mejor la poesía de Alonso de Molina es necesario ser invitado al acogedor jardín de su hogar. Yo he tenido ese honor y, por tanto, sentado allí, bajo un cielo estrellado, serenado por una temperatura otoñal confortable, mientras respiraba las exhalaciones de sus plantas y flores, he entendido a este poeta que me trata.

Aviso para navegantes o también naufragados que quieran subirse a proa: “Un humano cualquiera” y “La insaciable verdad de la verdad” son los dos títulos a leer como una oportunidad. Dos libros de poesía recomendada para alterarse al revés mientras el tiempo y la vida arguyen diagnósticos frenéticos, provocándonos alzhéimer en las emociones por una imprescindible cuestión de supervivencia y aversión al dolor.

La cadencia de sus versos es más existencialista que insurrecta, más minimalista que biodegradable, más espiritual que trasgresora y, más musculosa que rigurosa. La música de sus poemas está compuesta con libertad métrica, pero biensonante, envolvente, acogedora. Si uno de estos libros cae en manos de alguien encolerizado, a buen seguro, si abre alguno de ellos por cualquier página, mirará en derredor, buscará un asiento y, leyendo, comenzará a respirar pausado mientras su pulso se normaliza. No hay mejor locura que la poesía para curar lo que la razón considera incurable.

En “Un humano cualquiera” el yo autor, el hombre y el poeta están interrelacionados hasta el punto de aparecer fusionados en el paisaje, eso sí, en un paisaje espectador a la vez muy adentro del humano que se mira a sí mismo porque todo ese paisaje habita en él.

En “La insaciable verdad de la verdad”, su segundo publicado, existe una marcada influencia japonesa en su metáfora, de hecho, Murakami es mencionado. Por otro lado, el mantra rezumado desde sus estrofas – las palabras no son nada sin su conjunto- cumplen sobradamente con la misión primordial de un poema: liberar al individuo de sus células hasta hacerlo consciente de su vital esencia.

Son dos libros que incitan a quedarse vivo. Dos poemarios para chequear nuestra capacidad sensorial de agua y crepitante fuego, de peces y desnudadas nubes, de memoria aterciopelada y relojes de arena perfumada, de más relojes de bolsillo con sólo una manecilla apuntando hacia la luna, como si fueran brújulas fanáticas.

El impacto en el lector es lo que percibe su conciencia. Y eso es imprescindible en poesía: Llegar y remover interiorismos emocionales, despeinar y ordenar ideas hasta sacarnos a otra dimensión estremecedora desde una ventana enmarcada con versos.

Por último, únicamente me queda opinar–con la honestidad y el permiso crítico que me doy como escritor, poeta, cantautor y en definitiva artista literario (pues así me etiqueto por aquello de también insertar literatura en otras artes plásticas)- sobre la morfología de estos dos poemarios más que recomendables: Reconozco que las portadas eran mejorables, así como el formato libro, pues pienso que su contenido merece algo más de dimensión frente al formato de bolsillo pretendido. Por el contrario, el tipo de letra, calibri y arial 12 en respectivos poemarios, me parecen un acierto por su confortable legibilidad. La nitidez y blancura de la hoja son loables sobre todo para esos lectores “tikis mikis”( minuciosos) como yo. En lo que se refiere a las citas introductorias de otros poetas, escritores e ilustres pensadores, yo particularmente las hubiera obviado en varios de sus poesías. No estoy diciendo que no sean oportunas o ni tan siquiera inductivas, pero no soy partidario de condicionar al lector cuando lo que va a encontrarse a continuación es algo tan libre y megalírico como es la poesía de Alonso de Molina, a la que nunca le falta una fascinadora marca de autor. Su poesía es emancipada hasta comprometerse en la sensorialidad que ordena la naturaleza comunicada con la energía del universo.

Este poeta no deja inutilizados a ninguno de los cinco sentidos en sus versos y, además, en invierno, este poeta autor que nos atañe, se baña desnudo en el mar cuando apenas hay gente. Este poeta autor, ama el yoga. Es un secreto que comparto. Espero que no se moleste por esto último.

En definitiva y concluyendo, que nadie se espere un vanguardismo poético revelador o flagrante. Sería un desperdicio. Si por algo se caracterizan estos poemarios es por su densidad y cristalina fluidez plausible. No es fácil hacer llegar belleza de propiedad universal con palabras.

Supongo que otros lo harán, pero reconozco no haber encontrado en su estilo parecido razonable alguno con algún otro poeta clásico. Poesía del siglo XXI. Creo que le compro ese enunciado.

Tengo estos dos poemarios indie en mi mesita de noche –por cierto, atiborrada de libros-, pero no descarto volverlos a releer en aquel momento en que necesite una huida hacia dentro… placentera… por supuesto. Les encontraré un espacio permanente y cercana en mi mesita de noche atiborrada … ya saben…

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RESEÑA de “Un humano cualquiera” y “La insaciable verdad de la verdad” del poeta Alonso de Molina por Andrés Rubia. (artista literario).






Gracias por leer y dejar un comentario en mis libros. Amazon y Google Play Libros

 


Reseña de Andrés Rubia a “Un humano cualquiera” y “La insaciable verdad de la verdad“ de Alonso de Molina

Reseñas de Andrés Rubia Pedreño

Un humano cualquiera” 
La insaciable verdad de la verdad

 del autor Alonso de Molina.


El poeta puede parir lo que quiera, hasta incluso mundos de dos en dos.

Parir después de los 50. Esto es lo que ha hecho Alonso de Molina. Y lo ha hecho como si la poesía, dando un puñetazo en la mesa de su escritorio, insumisa, amnistiada y convincente, le hubiera exigido luz para iluminar la belleza de lo más nimio en dos libros individuales. Alonso de Molina no podía estar siempre publicando en colectivo. Ya tocaba.

Dice Pérez Reverte que al escritor no hay que conocerle en persona. Y estoy de acuerdo excepto en algunos casos.
Para comprender un poco mejor la poesía de Alonso de Molina es necesario ser invitado al acogedor jardín de su hogar. Yo he tenido ese honor y, por tanto, sentado allí, bajo un cielo estrellado, serenado por una temperatura otoñal confortable, mientras respiraba las exhalaciones de sus plantas y flores, he entendido a este poeta que me trata.

Aviso para navegantes o también naufragados que quieran subirse a proa: “Un humano cualquiera” y “La insaciable verdad de la verdad” son los dos títulos a leer como una oportunidad. Dos libros de poesía recomendada para alterarse al revés mientras el tiempo y la vida arguyen diagnósticos frenéticos, provocándonos alzhéimer en las emociones por una imprescindible cuestión de supervivencia y aversión al dolor.

La cadencia de sus versos es más existencialista que insurrecta, más minimalista que biodegradable, más espiritual que trasgresora y, más musculosa que rigurosa. La música de sus poemas está compuesta con libertad métrica, pero biensonante, envolvente, acogedora. Si uno de estos libros cae en manos de alguien encolerizado, a buen seguro, si abre alguno de ellos por cualquier página, mirará en derredor, buscará un asiento y, leyendo, comenzará a respirar pausado mientras su pulso se normaliza. No hay mejor locura que la poesía para curar lo que la razón considera incurable.

En “Un humano cualquiera” el yo autor, el hombre y el poeta están interrelacionados hasta el punto de aparecer fusionados en el paisaje, eso sí, en un paisaje espectador a la vez muy adentro del humano que se mira a sí mismo porque todo ese paisaje habita en él.

En “La insaciable verdad de la verdad”, su segundo publicado, existe una marcada influencia japonesa en su metáfora, de hecho, Murakami es mencionado. Por otro lado, el mantra rezumado desde sus estrofas – las palabras no son nada sin su conjunto- cumplen sobradamente con la misión primordial de un poema: liberar al individuo de sus células hasta hacerlo consciente de su vital esencia.

Son dos libros que incitan a quedarse vivo. Dos poemarios para chequear nuestra capacidad sensorial de agua y crepitante fuego, de peces y desnudadas nubes, de memoria aterciopelada y relojes de arena perfumada, de más relojes de bolsillo con sólo una manecilla apuntando hacia la luna, como si fueran brújulas fanáticas.

El impacto en el lector es lo que percibe su conciencia. Y eso es imprescindible en poesía: Llegar y remover interiorismos emocionales, despeinar y ordenar ideas hasta sacarnos a otra dimensión estremecedora desde una ventana enmarcada con versos.

Por último, únicamente me queda opinar–con la honestidad y el permiso crítico que me doy como escritor, poeta, cantautor y en definitiva artista literario (pues así me etiqueto por aquello de también insertar literatura en otras artes plásticas)- sobre la morfología de estos dos poemarios más que recomendables: Reconozco que las portadas eran mejorables, así como el formato libro, pues pienso que su contenido merece algo más de dimensión frente al formato de bolsillo pretendido. Por el contrario, el tipo de letra, calibri y arial 12 en respectivos poemarios, me parecen un acierto por su confortable legibilidad. La nitidez y blancura de la hoja son loables sobre todo para esos lectores “tikis mikis”( minuciosos) como yo. En lo que se refiere a las citas introductorias de otros poetas, escritores e ilustres pensadores, yo particularmente las hubiera obviado en varios de sus poesías. No estoy diciendo que no sean oportunas o ni tan siquiera inductivas, pero no soy partidario de condicionar al lector cuando lo que va a encontrarse a continuación es algo tan libre y megalírico como es la poesía de Alonso de Molina, a la que nunca le falta una fascinadora marca de autor. Su poesía es emancipada hasta comprometerse en la sensorialidad que ordena la naturaleza comunicada con la energía del universo.

Este poeta no deja inutilizados a ninguno de los cinco sentidos en sus versos y, además, en invierno, este poeta autor que nos atañe, se baña desnudo en el mar cuando apenas hay gente. Este poeta autor, ama el yoga. Es un secreto que comparto. Espero que no se moleste por esto último.

En definitiva y concluyendo, que nadie se espere un vanguardismo poético revelador o flagrante. Sería un desperdicio. Si por algo se caracterizan estos poemarios es por su densidad y cristalina fluidez plausible. No es fácil hacer llegar belleza de propiedad universal con palabras.

Supongo que otros lo harán, pero reconozco no haber encontrado en su estilo parecido razonable alguno con algún otro poeta clásico. Poesía del siglo XXI. Creo que le compro ese enunciado.

Tengo estos dos poemarios indie en mi mesita de noche –por cierto, atiborrada de libros-, pero no descarto volverlos a releer en aquel momento en que necesite una huida hacia dentro… placentera… por supuesto. Les encontraré un espacio permanente y cercana en mi mesita de noche atiborrada … ya saben…

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RESEÑA de “Un humano cualquiera” y “La insaciable verdad de la verdad” del poeta Alonso de Molina por Andrés Rubia. (artista literario).





Gracias por leer y dejar un comentario en mis libros. Amazon y Google Play Libros